Alto Gállego

Memoria histórica

Comienza la exhumación en Jaca de nueve fusilados en la Guerra Civil

Están en una fosa común en el cementerio y fueron inscritos en el libro como “los nueve sin nombre

Labores de excavación en el cementerio de Jaca en busca de los restos de los nueve asesinados en la Guerra Civil.
Labores de excavación en el cementerio de Jaca en busca de los restos de los nueve asesinados en la Guerra Civil.
M. P.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (Armh) ha iniciado la búsqueda en una fosa común en el cementerio de Jaca para encontrar los restos de 9 republicanos asesinados el 3 de septiembre de 1937, de ellos, 7 vecinos de Biescas: Maximino Bergua Lalaguna, Antonio Fanlo Maza, Nicasio Isabal Cajal, Esteban Aínsa Aso, Joaquín Gracia Claver, Ramón Cajal López, y Benito Lalaguna Callavé. Y dos, Agustín Villanúa Batalla vecino de Igriés y Juan Artigas Martínez nacido en Agüero, que en ese momento se encontraban en Biescas y de quienes no se ha localizado a sus familiares.

Esta búsqueda que hoy podría dar sus frutos, se realiza a petición de un grupo de familias. “Buscamos a 9 vecinos que fueron detenidos en Biescas entre octubre y noviembre de 1936 por falange. Estuvieron presos en el Fuerte de Rapitán y en el seminario de Jaca, según las informaciones encontradas, hasta el 2 de septiembre de 1937 cuando los falangistas los llevaron a la ermita de La Victoria para asesinarlos al día siguiente en la tapia del cementerio”, explica Malena García, voluntaria de Armh que participa en las exhumaciones.

Este lunes comenzaban las excavaciones en la fosa común. Unos trabajos que, de no haber contratiempo, podrían finalizar el fin de semana. “Los cuerpos los llevaremos al laboratorio que tiene la asociación en Ponferrada. Allí se analizarán, se tomará el ADN para cotejarlo con el de las familias, identificarlos y entregárselos”. Al comienzo de la Guerra Civil, según la información encontrada, fueron destruidas unas pilonas que transportaban electricidad a Biescas y los pueblos de alrededor. Esto fue utilizado, como excusa de sabotaje, para detener a 9 vecinos de Biescas como represalia, que fueron encarcelados y asesinados.

Se les enterró en una fosa común del cementerio de Jaca y fueron inscritos en el libro de enterramiento como “Los nueve sin nombre”.