Alto Gállego

JORNADA

Españoles y franceses renuevan la tradición de ascender la Gran Facha

Un grupo de montañeros, menor que otros años, celebraron la festividad de la Virgen de las Nieves

Los montañeros reponen fuerzas y charlan en la cima del pico de la Gran Facha.
Los montañeros reponen fuerzas y charlan en la cima del pico de la Gran Facha.
Pedro Estaún

Un año más, un grupo de montañeros españoles y franceses ascendieron a la cima del pico fronterizo de la Gran Facha (3005 metros) para celebrar la festividad de la Virgen de las Nieves. En esta ocasión, la participación no ha sido muy numerosa. “Los dos años de pandemia y el haber permanecido cerrado por obras el refugio francés de Wallon, punto de encuentro de montañeros, ha mermado la asistencia”, explica el sacerdote y montañero Pedro Estaún. Pese a ello, se reunieron en la cumbre una treintena de montañeros, la mayor parte franceses. Este año fueron dos las eucaristías que hubo en la cima, una celebrada por el sacerdote francés Abbé Merillon y otra por el español Pedro Estaún.

En el intermedio de las mismas, se repitió lo que ya es tradicional, una ceremonia civil y el recuerdo a los caídos en la montaña a lo largo de este año. “Hubo después una simpática ceremonia donde Noelia y José Manuel repitieron a renovación de su matrimonio hace 25 años. Ella depositó después un sencillo ramo de flores en la imagen de la Virgen que ha sido allí colocada hace unos días por un grupo de jóvenes franceses.  Aunque con mucho viento, los actos pudieron tener lugar en la cima, cosa que no todos años ha sido posible”.

Unos días antes, 160 jóvenes franceses que iban camino de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebraba en Portugal ascendieron por grupos a la cumbre de la Gran Facha y dejaron allí una imagen de la Virgen.

Pedro Estaún explica que la peregrinación a este pico tiene su origen en un 14 de octubre de 1941. Ese día, cuando realizaba una marcha a la Gran Facha, una joven, originaria de Tarbes, tuvo en el descenso una dramática caída bajo la mirada de su marido, de su hermano y de un compañero”. Al fallarle un escalón tallado en la nieve, comenzó a deslizarse cabeza abajo. Su piolet se rompió y quedó la parte superior, de corta longitud, sujeta a su muñeca por medio de la abrazadera. En su descenso, este trozo acertó a clavarse en el único agujero que había en la nieve fresca, hundiéndose hasta la empuñadura. Logró así detener la caída hacia el vacío debajo de los picos de la cara norte. “Sus compañeros se apresuraron a rescatarla. En la peligrosidad de la situación invocaron a la Virgen. A su intervención sobrenatural atribuyeron su increíble salvación. Por este motivo decidieron erigir en la cumbre una imagen de Nuestra Señora de las Nieves”, concluye.