Bajo Cinca

ENTREVISTA

Joaquín Tejera: “El país tiene que vivir de buenos dirigentes capaces de pactar”

Diputado en el Congreso durante la aprobación de la Constitución y empresario fragatino, reivindica el "consenso" en la política

Joaquín Tejera.
Joaquín Tejera.
A.S.

En los primeros aleteos de la Transición, Joaquín Tejera (Fraga, 1942) recibió una visita inesperada. El exdelegado del Gobierno en Huesca Álvaro Calvo y Juan Antonio Bolea, quien fuera el primer presidente de Aragón, se presentaron en la casa de este asesor fiscal fragatino para proponerle su adhesión a las listas de Unión de Centro Democrático (UCD).

Tras ocupar el escaño 131 en el Congreso de los Diputados durante la legislatura constituyente, en 1979 renunció a la política nacional y se centró en la regional, como consejero del Gobierno de Aragón y diputado provincial en Huesca.

El partidismo está llevado a años luz del consenso de la Transición”

“Una de las partes fundamentales de la existencia de la persona es tener amigos, porque es un patrimonio que no se mide por la cantidad, sino por la calidad de las personas”. Así comienza Joaquín Tejera, quien recuerda: “A lo largo de mi modestísima vida, he estado en distintos sitios donde he tenido la posibilidad de contactar, disfrutar y sobre todo de aprender de los amigos, que ha sido fundamental para poder hacer la labor que más o menos cualquiera podría haber hecho. Allá donde vayas, deja amigos siempre”.

Echando la vista atrás y observando su “breve paso por la política” -aunque intenso-, Tejera reivindica en primer lugar la palabra “consenso”, un vocablo que, desde su punto de vista, escasea en nuestros tiempos. “El partidismo está llevado a años luz del consenso de la Transición. Un país tiene que vivir de buenos dirigentes capaces de pactar, aunque evidentemente siempre habrá algún grupo radical, de un lado o de otro, que no podrá consensuar, pero la gente moderada de centroizquierda o de centroderecha se puede perfectamente poner de acuerdo”, remarca.

Para ilustrar la palabra “consenso”, Tejera hace referencia a los Pactos de la Moncloa, donde todo el espectro político renunció a la terquedad para confeccionar un modelo político basado en derechos y libertades, sin olvidar las obligaciones. “Ahí estaba la representación de todo el escenario político. Y, claro, estaban Santiago Carrillo (Partido Comunista) y Manuel Fraga (Alianza Popular). Pactos económicos: un comunista no tiene nada que ver con lo que pensaba Manuel Fraga: ¡La empresa liberal, a tope! Yo estaba por ahí escondido, y lo vi: el señor Carrillo y el señor Fraga se levantaron y se dieron la mano. No me atrevo a calificarlo de un abrazo, pero poco le faltó, sinceramente”, rememora.

“Yo tenía a Adolfo Suárez ahí, a tres metros”

Casi medio siglo después, “lo peor que le podía pasar a la sociedad política y a la sociedad civil de la calle es el radicalismo”. “Los radicalismos, siempre, de un lado y de otro, son absolutamente venenosos para la sociedad. ¿Por qué? Porque llevan las cosas a un margen que está muy por encima de una conciencia de ciudadanía moderada, correcta y constructiva”, lamenta Tejera, quien opina que han existido “factores colaterales” que han propulsado el auge de estos partidos.

Uno de los problemas de la clase política actual, según Tejera, es su “profesionalización”: “Yo viví al revés la política; empecé sin saber nada de nada en el Congreso de los Diputados. Y me preguntaba qué hago yo aquí. Entonces pensé, ¿qué puedo hacer yo por nuestro pueblo y para la comarca? Y les pregunté a los agricultores que conocía de toda la vida... Y salió la Ley de Seguros Agrarios. Me quedé contentísimo”.

Tejera recuerda que por esa misma época “se dieron una serie de circunstancias y apareció el tema de Fabersanitas -actual planta de Becton Dickinson en Fraga- y me vi involucrado. Es que eres diputado... ¡La cantidad de cosas que puede hacer un diputado! Yo tenía a Adolfo Suárez ahí, a tres metros, y al ministro al lado”.

“Viví al revés la política; empecé sin saber nada de nada”

Otra de las obras importantes que destaca de su paso por el escaño 131 del Congreso de los Diputados es La Estacada, el complejo deportivo de Fraga “que antes estaba lleno de pinos”. “Ya lo disfrutábamos antes yendo a pasear por ahí, pero nos hacía falta unas piscinas, nos hacía falta un campo de fútbol, una pista de atletismo, algo para el disfrute de la ciudadanía”, comenta.

Pero sus vivencias no solo se limitan a la política. Quizá sus andares más notorios sí sean los que han atravesado las puertas de edificios gubernamentales, diputaciones y demás palacios desde donde se moldean las decisiones que afectan al pueblo. No obstante, después de una década en distintos organismos políticos, decidió regresar y emplearse plenamente a su vida como fragatino, regentando Tejera Consultores, presidiendo Excofrut, la asociación de profesionales de la fruta, y La Intersectorial, la organización que aglutina a los empresarios de la zona.

Ahora se dedica a sus familiares y amigos, “parte fundamental de la existencia humana”, y movido por sus curiosidades musicales, grabó y les dedicó un disco llamado ‘Entre amigos’, reivindicando de esta forma su lema: “Allá donde vayas, deja amigos”.

“Los radicalismos son absolutamente venenosos”