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Óscar Villas Ferraz: “Fomentar la calidad de vida de las personas, este es mi firme objetivo”

El Economista del Estado más joven es de Torrente de Cinca y trabaja en la CNMC en Madrid

Óscar Villas Ferraz, el ‘teco’ más joven de España.
Óscar Villas Ferraz, el ‘teco’ más joven de España.
S. E.

EL ECONOMISTA del Estado más joven no procede de ninguna capital ni se ha formado en los colegios más prestigiosos del país. Óscar Villas Ferraz (15 de diciembre de 1998) es de Torrente de Cinca, un pueblo con algo más de mil habitantes que le ha arropado y aupado en una brillante y prometedora carrera.

Con 24 años, el torrentino se ha convertido en Técnico Comercial y Economista del Estado (“teco”), el cuerpo de funcionarios de élite de España en el que figuran nombres tan destacados como la vicepresidenta en funciones Nadia Calviño, el actual número dos del Banco Central Europeo (BCE) Luis de Guindos o el exvicepresidente Pedro Solbes, entre otros.

Actualmente, Óscar Villas reside en Madrid, donde trabaja en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). “Nuestra labor es como la de un médico: detectamos anomalías en la salud de la economía y proveemos soluciones para aliviar los síntomas. Todo ello con el objetivo de que las ofertas de bienes y servicios sean más variadas, de mejor calidad y a menores precios, redundando en una mejora de bienestar para la sociedad en su conjunto”, explica sobre su trabajo.

Su interés por este sector nació cuando estudiaba en el instituto del IES Bajo Cinca, en Fraga. “Era la época de la crisis económica en España, todo el mundo hablaba del aumento del paro, la austeridad, el rescate bancario, la prima de riesgo… Veía las consecuencias en nuestro entorno”.

Después, su deseo de profundizar en el comportamiento humano dentro de la sociedad, junto con su admiración por los polifacéticos genios del Renacimiento, le inclinó hacia la “rica interdisciplinariedad” del grado de Filosofía, Política y Economía, que se imparte en diferentes universidades de Madrid (la Carlos III y la Autónoma) y de Barcelona (la Pompeu Fabra y la Autónoma).

Cuando terminó sus estudios empezó a opositar. Era noviembre de 2020 y, en dos años y cinco meses, aprobó. Se preparó a conciencia desde su casa en Torrente de Cinca, eligió su pueblo por varios motivos. “Primero, el económico. La preparación es costosa y, aunque se está actualmente trabajando en un proyecto de becas públicas, todavía no ha salido adelante a pesar de su importancia. Segundo, las clases online han permitido suavizar la barrera geográfica. Sin embargo, sigue existiendo una barrera de acceso a información útil y de calidad, algo que está relacionado con la conexión a grupos de personas que se preparan o instruyen en oposiciones. El tercer motivo es que me sentía muy arropado en Torrente ya que todo el mundo me conocía, sabía lo que estaba haciendo y me animaba”.

Preparar unas oposiciones requiere de “una serie de aptitudes imprescindibles”, opina Villas. Entre ellas, cita tres: “Capacidad, constancia y resiliencia”. Asimismo, hace tres recomendaciones, “la primera consiste en formarse una visión sobre lo que constituye la vida buena y verificar que la labor como funcionario se aliena con ella, la segunda pasa por preguntar a aquellos que han aprobado cómo lo ha conseguido y la tercera clave implica aprender a fracasar mejor”. En este sentido, considera que “el fracaso no debe ser visto como algo que define nuestra identidad. No es necesariamente una consecuencia de la falta de capacidad o de una inteligencia insuficiente, sino de la insuficiencia de acción. El error puede ser un trampolín que nos impulsa a cultivar aquellas cualidades que pueden hacernos crecer”.

Con esta hoja de ruta Óscar Villas se ha convertido en el Economista del Estado más joven, a lo que no da mucha importancia. “El valor añadido de ser joven es que tengo la ventaja de pasar por un período más extenso de aprendizaje y crecimiento profesional. Estoy agradecido de pertenecer a un cuerpo de funcionarios muy versátil”.

Sobre su posible incursión en el mundo político, el joven asegura que “de momento prefiere” mantenerse con un perfil técnico. “En general, creo que, como sociedad, deberíamos desconfiar de aquellas personas que, desde muy temprana edad, quieren ocupar altos cargos en la política institucional. Pueden ser un peligro público. Aun así, considero que el coste de ser político actualmente es tan elevado que termina expulsando a grandes intelectuales del mercado de la política. Esto supone un coste para toda la sociedad”.

Respecto a sus intereses personales, dice que concibe que su carrera laboral “irá rotando por distintos puestos, como solemos hacer los Economistas del Estado, pero siempre con el objetivo firme de fomentar la calidad de vida de las personas mediante el impulso de sus condiciones económicas. Al final -prosigue-, si hoy en día podemos disfrutar de mayor estabilidad laboral, menor número de personas en riesgo de pobreza o acceso a una atención médica de calidad también es gracias, en parte, a la labor de una serie de funcionarios que se sentaron a discutir las reformas necesarias”.