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JACETANIA - OJO AVIZOR

A Lurte y la ACNA unen sus lazos en la formación sobre los aludes

Canfranc y Candanchú fueron los escenarios del primer curso del año en la Jacetania, que se enmarca en la necesidad de adquirir nociones esenciales para acudir a la nieve con seguridad

A Lurte y la ACNA unen sus lazos en la formación sobre los aludes
A Lurte y la ACNA unen sus lazos en la formación sobre los aludes
S.E.

HUESCA.- En plenas Navidades, el día 26 de diciembre, el nombre de Astún comenzó a llamar la atención de los medios de comunicación nacionales al hacerse viral el vídeo de un alud provocado por un joven esquiador en dicho valle, dentro de una zona situada fuera de las instalaciones del centro invernal, que había abierto sus puertas solo tres días antes.

A comienzos de año, el 4 de enero, tres instructores de montaña especializados en escalada se vieron sorprendidos por otro alud en el canal de la Trapa, ubicado junto al pico Collarada, que es el techo de la comarca de la Jacetania y se levanta en el término municipal de Villanúa.

Por fortuna, todo quedó en un susto y ninguna de las cuatro personas afectadas sufrió daños de consideración, pero ambos incidentes naturales ponen de manifiesto los potenciales riesgos de la montaña invernal en el Pirineo oscense, que presenta un riesgo de aludes notable, de nivel 3, en la escala del 1 al 5, tras el paso de Filomena.

La necesidad de adquirir nociones esenciales para acudir a la nieve con seguridad, siendo conscientes de que el riesgo cero no existe, es lo que motivó la puesta en marcha de unos cursos de formación en terreno de aludes, que se enmarcan en el convenio suscrito entre el centro A Lurte de Canfranc Estación y la Asociación para el Conocimiento de la Nieve y los Aludes (ACNA).

El primer curso del año se celebró este fin de semana y fue impartido por Bruno de la Barrera, socio y profesor de la ACNA, vecino de Las Tiesas Altas (Jaca) y especialista en esquí y en snowboard, que transmitió sus conocimientos a media docena de alumnos oscenses. Las prácticas se desarrollaron en la estación de Candanchú y la parte teórica, en el centro A Lurte.

La ACNA oferta el curso de Seguridad en Terreno de Aludes (STA), que consta de dos niveles. "Estamos empezando a dar el STA-1, que es el primer nivel de los cursos. El STA-2 es más específico para gente que se quiera implicar en conocer la montaña y el manto nivoso", dijo el profesor, que tiene programados cursos cada dos semanas. El próximo es este último fin de semana de enero.

MANTO ESTABLE

"Este primer curso estuvo bien, porque había condiciones. Hemos podido ver varias capas de nieve y su evolución tras las grandes nevadas", explicó Bruno de la Barrera, que impartió otro curso en diciembre, "cuando el manto nivoso no era muy extenso". "Ahora, se ha estabilizado bastante, pero -avisa- siempre está el riesgo de las capas débiles que hay escondidas debajo por culpa del anticiclón, que creó mucha escarcha de superficie".

Cada STA-2 son 35 horas de formación (con un mínimo de un 60% de prácticas). Para participar, hay que superar el STA-1 o un curso similar y presentar la experiencia en la montaña invernal. Una comisión de formación se encarga de seleccionar a los alumnos más preparados. En el caso del STA-1, son 18 horas (el 50% prácticas) y no se exige formación previa, aunque es recomendable haber asistido a alguna charla o leído alguna publicación, además de estar en condiciones de moverse por la nieve en salidas de entre 500 y 1.000 metros de desnivel.

Durante los cursos se introduce a los alumnos en el denominado "triángulo de los aludes", que engloba tres aspectos fundamentales: "la meteorología y las condiciones de la nieve; en segundo lugar, el estado del terreno y cómo es la montaña; y finalmente, el grupo y la psicología, una de las partes más importantes y que no se tiene mucho en cuenta".

"Existen muchas trampas mentales como la familiaridad de la montaña, el querer demostrar algo o el tener un objetivo muy claro y que no sea posible. Todo eso nos afecta a la hora de tomar decisiones", aseguró Bruno de la Barrera, que agrega que "la montaña está ahí y la nieve es la que es, pero muchas veces somos nosotros los que provocamos los problemas y los accidentes".

Los participantes en el STA-1 realizan salidas al monte para practicar todo lo que han aprendido en las sesiones teóricas del curso. Dentro de estos ejercicios, "se hace especial hincapié en el DBA, la pala y la sonda", que se antojan esenciales para salvar vidas. "Si hay un alud, necesito saber cómo funcionan y saber tomar las decisiones, porque hay muy poco tiempo para hacer el rescate", explicó.

"Hace unos años, en el valle de Arán, hubo un accidente y está todo grabado porque los tres chicos llevaban cámara. A uno le pilló, a otro también un poco, pero quedó fuera y el tercero empezó el rescate y en 15 minutos consiguieron sacar al que estaba enterrado", apuntó el docente, que atribuye el alud de la Trapa "a la toma de decisiones". "En el de Astún, el esquiador vio un sitio que le gustaba y se tiró porque había huellas a los costados y no había pasado nada. Los aludes son un poco predecibles, pero no sabes exactamente dónde y cuándo va a pasar".

BOLETINES LOCALES

El centro A Lurte abrió sus puertas en 2013 y se dedica al estudio de la nieve y los aludes. Debido a problemas en su adjudicación, este invierno no dispone de nivólogo, ni emite el boletín de peligro de aludes específico para el entorno, quedando reducida su actividad a las visitas guiadas a la exposición y la organización de estos cursos, en virtud del convenio con la ACNA.

Según Bruno de la Barrera, "es un error que no se haya mantenido esta actuación, que teníamos desde hace 4 o 5 años". "Había boletines específicos para la zona cada dos o tres días y era un trabajo muy válido", lamenta, teniendo en cuenta que desde el inicio de la pandemia "hay mucha gente que se va al monte y está proliferando lo de salir a la montaña".

El boletín de la Aemet -la Agencia Estatal de Meteorología- "está bien y hay que mirarlo, pero es tan extenso y generalizado que no hace mucho hincapié sobre lo que pasa aquí", según el docente, para el que "está bien que exista el convenio y que los profesores podamos hacer los cursos, pero falta esa información adicional, que es muy representativa del valle y que permitiría ir mucho más seguros a la montaña".

Precisamente, "la falta de información" es uno de los factores que determinan los accidentes. "Estos cursos ayudan mucho a la gente a darse cuenta de todo lo que se puede hacer para salir al monte con la mayor seguridad posible. Hay mucha información que existe y que no se busca, cuando es muy fácil. Es mirar la meteorología no solo del día que vas a ir, sino también de los días anteriores; y hablar con la gente que está a diario en los sitios (estaciones, pisteros, refugios...). Hay que preguntar, que es gratis", señala Bruno de la Barrera.

"Y si no recabas esa información, te falta mucho para planificar tu ruta o hacer una subida y bajada lo más segura posible, porque la montaña siempre tiene zonas mejores y peores. No es que la nieve se ponga en diciembre y se quite en abril, sino que evoluciona mucho todos los días, cada hora. Con esa información, la gente tendría muchos menos accidentes y eso que con todo lo que podría haber en la montaña, pasan muy pocas cosas", concluye.

Las personas interesadas en asistir a los cursos pueden encontrar más información a través de A Lurte y la ACNA. Hasta el momento, todos los participantes proceden de la provincia de Huesca, pero existe interés en asistir por parte de ciudadanos de Navarra, País Vasco y Madrid que están deseando regresar al valle del Aragón en cuanto se levanten las restricciones ligadas a la movilidad que decretó el Gobierno de Aragón para contener la pandemia.