Jacetania

El oso sale de su letargo y mata dos ovejas en Ansó

La osa Claverina, asentada en el valle, podría ser la autora de dos ataques a un rebaño en los puertos de Segarra

Fotografía de archivo de Asociación Lobo Aragón en la que se ve a la osa Claverina hace casi dos años.
Fotografía de archivo de Asociación Lobo Aragón en la que se ve a la osa Claverina hace casi dos años.
S.E.

El oso ha salido de su letargo invernal en el Pirineo y lo ha hecho con hambre. La semana pasada atacó en dos ocasiones a un rebaño en los puertos de Segarra, en el valle de Ansó, causando la muerte de dos ovejas, una en el primer ataque y otra en el segundo, además de varias desaparecidas.

Todo apunta a que Claverina, una de las dos osas eslovenas soltadas por Francia en 2018, sería la artífice de las agresiones, señalan fuentes del departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, desde donde confirman los ataques y las fechas en los que se produjeron: 25 y 27 de abril.

En el Pirineo oscense se asientan dos hembras, Claverina, en la zona occidental, y Dulius, en la Alta Ribagorza, aunque, “de vez en cuando hacen incursiones otros ejemplares”, indican desde el Ejecutivo autonómico, al tiempo que aseguran que no tienen conocimiento de que ninguno de los dos animales haya salido del periodo de hibernación con crías.

Según los datos aportados por el Gobierno de Aragón, el año pasado se produjeron once ataques de oso en nuestra provincia, diez en la zona de Ansó y uno en Gistaín. Este último ocurrió abril y se le atribuye a Goiat, un voraz depredador y viejo conocido en el valle de Chistau, del que no se ha vuelto a tener información desde el suceso de la pasada primavera, en el que mató dos ovejas y una cabra en la partida de Lisier, término municipal de Gistaín.

El resto de los ataques fueron entre abril y septiembre de 2022 en los valles occidentales de la Jacetania, donde habita Claverina, una osa “muy carnívora” que “hace la vida imposible” al ganadero, coinciden varios vecinos.

Cada primavera, con la salida de la hibernación, los ganaderos amenazados por la presencia del oso miran con preocupación sus rebaños.

Dos ataques en dos días

Este año, como el anterior, la voracidad del plantígrado no se ha hecho esperar en el valle de Ansó: dos ataques en dos días. No ha habido más -agresiones ni muertes- porque el propietario ha sacado sus ovejas del monte y las ha encerrado en la paridera, advierten los ganaderos del valle, quienes consideran una “aberración” la reintroducción del oso en el Pirineo aragonés. Y es que, el “sueño” de volver a ver estos animales en nuestras montañas está causando el desasosiego y el hartazgo de muchos vecinos, para quienes su presencia es “una desgracia y una amenaza”.

Cabe recordar que el pasado agosto, en un sendero de Obarra, entre Ballabriga (Beranuy) y Espés (Laspaúles) en Ribagorza, una corredora de montaña se topó de frente con una osa y su cría, causándole una susto tremendo. La joven gritó al ver a los dos plantígrados al cruzar el sendero y tanto ella como los osos se quedaron inmóviles a pocos metros de distancia. Según contó a este periódico la corredora, la madre le gruñó sonoramente en tres ocasiones, lo que le hizo retroceder sobre sus pasos y salir corriendo hasta ponerse a salvo.

El presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, asegura que el oso “no es más agresivo cuando sale del periodo de hibernación, solo lo es si se siente amenazado”. Esto puede ocurrir cuando le atacan o si nota “una presencia muy próxima” aunque, por lo general -dice el experto- los osos “no buscan a los humanos, es más, nos detectan bastante antes que nosotros a ellos y nos evitan para no encontrarnos”.

Respecto a la alimentación que siguen tras el letargo invernal, Palomero explica que “sobre todo “buscan proteína de los vegetales tiernos”, pero también en “carroñas de animales muertos” y en capturas que hacen de crías de rebeco, corzo y ciervo, además de ovejas y cabras.

En los últimos años, “con el proceso del cambio climático, estamos viendo que ya no todos los osos hibernan” o lo hacen en periodos más cortos, advierte Palomero, quien apunta que, por lo general, las hembras son más proclives a hacerlo.

Crece la población de osos

La población de osos pardos del Pirineo ha crecido hasta los 76 ejemplares, con 13 nuevos oseznos, según el Grupo de Seguimiento Transfronterizo del Oso en el Pirineo (GSTOP) que, a principios del pasado mes de abril, hizo balance de las actuaciones de conservación y seguimiento de esta especie en 2022 en Aragón, Cataluña, Navarra, Francia y Andorra.

Según el censo de plantígrados que elabora cada año este grupo, sigue creciendo el número de osos en el Pirineo, ya que en 2020 se pasó de 68 a 69 y en 2021 de 70 a 74 ejemplares.