Jacetania

COSAS DE CASA

La Estela, un altavoz del patrimonio y la historia de la Jacetania

Se edita el número 50 de la revista semestral que publica la Asociación Sancho Ramírez

Sara Fanlo, con el número 50 de la revista.
Sara Fanlo, con el número 50 de la revista.
R. G.

EN FEBRERO de 1999 se produjo el nacimiento de la revista que impulsó la Asociación Sancho Ramírez de Jaca con periodicidad semestral para divulgar la historia y el patrimonio cultural de la Jacetania. Actualmente, 24 años y 50 números después, La Estela es un referente tanto para los investigadores, como para el público.

Sara Fanlo, responsable de la revista desde sus orígenes, Mariano Marcén y Juan Carlos Moreno (presidente de la asociación) componen el equipo de redacción de dicha publicación, cuyo esperado número 50, compuesto por el triple de páginas y colaboradores que un ejemplar normal, se repartió a mediados de agosto, llegando gratuitamente a los hogares de los asociados.

“En sus orígenes, La Estela no tenía más pretensión que facilitar la comunicación entre los dirigentes de la asociación y sus socios, hacer más fluida la información sobre actividades y proyectos, exponer noticias sobre el patrimonio y divulgar los trabajos que los socios con inquietudes investigadoras quisieran dar a conocer”, explicó Sara Fanlo, agregando que “se quiso contribuir a formar una sensibilidad favorable a la valoración del patrimonio”.

Con los años, de una veintena de página se pasó a las más de sesenta actuales. Y de pocos colaboradores más o menos fijos a una nómina que se enriquece en cada número. “No deja de sorprendernos la enorme riqueza de nuestra historia y nuestro patrimonio, que nunca parecen agotarse”, aseguró la responsable de la revista, subrayando que “en cada entrega hay nuevas aportaciones y puntos de vista, incluso sorprendentes descubrimientos”.

Desde el equipo de redacción, al cerrar cada número “se siente la incertidumbre sobre si encontraremos temas novedosos o de interés para el siguiente ejemplar”. En cuestión de días, “se recupera la emoción al contar con trabajos que refrescan la memoria y ensanchan los conocimientos sobre la historia de los jacetanos y su patrimonio”.

Sara Fanlo tiene claro que “la principal aportación de La Estela es ofrecer un espacio para artículos que probablemente, de no existir la revista, no hubieran visto la luz”. Sin embargo, “son trabajos que ayudan a comprendernos y a entender cómo los jacetanos hemos llegado hasta aquí”.

En La Estela se publican artículos sobre personajes y sucesos históricos “relevantes” o sobre los edificios emblemáticos que “abundan en la comarca”, pero también “textos acerca de la vida y la obra de personas corrientes”. En cada número, “se relata cómo los antepasados han resuelto sus necesidades, cómo han organizado su vida, cómo la han disfrutado, cómo se han relacionado con el poder, entre ellos mismos y con otros pueblos”.

Su filosofía abarca un concepto amplio del patrimonio “material e inmaterial”, dando cabida a temas sobre historia, arte, naturaleza, etnología, lengua, industria o música”. “Los artículos transmiten la riqueza y la variedad de la herencia que hemos recibido y la responsabilidad que tenemos de cuidarla y transmitirla”, apuntó Sara Fanlo, con el orgullo de pensar que “La Estela contribuye a facilitar su conocimiento y abre los ojos para su puesta en valor”.

Junto al apartado divulgativo, hay otro aspecto que caracteriza a La Estela desde su primer número, cuyo artículo más destacado fue un reportaje sobre el patrimonio que se encontraba en peligro por el recrecimiento de Yesa. “Ese carácter de denuncia y reivindicación nunca ha desaparecido”, explica la responsable de la revista.

De hecho, “igual que se resaltan y se aplauden actuaciones que contribuyen a la recuperación y la conservación de elementos culturales, han sido frecuentes la denuncias por intervenciones poco cuidadosas o las reclamaciones para actuar en bienes amenazados por el olvido y el deterioro”. Además, “se tiene claro que el patrimonio cultural es un poderoso reclamo turístico y económico” y, continúa, “por ello, un motivo más para tratarlo con mimo y respeto”.

El equipo de La Estela destaca “la suerte de contar con reconocidos historiadores e investigadores, pero sobre todo personas que dedican buena parte de su tiempo a investigar no por necesidades académicas o laborales, sino por el extraordinario placer que aporta el estudio y el conocimiento”. De hecho, todos los artículos son cedidos de forma altruista. Los encargados de la publicación quieren transmitir su “agradecimiento a todos los autores”, entre los que sobresalen dos: el sacerdote Ricardo Mur, “el único que participó en todos los números, siguiendo las huellas de pueblos e iglesias que ya no existen”; y el diplomático Manuel Gómez de Valenzuela, fallecido en diciembre de 2022, después de “regalar artículos de investigación durante muchos años”. Igualmente, agradecen “el apoyo y la fidelidad” de los lectores.

Contenidos del número especial

La revista nº 50 consta de unos 40 artículos. El más destacado es el titulado Gancheros y navatas por el río Aragón, que elaboró el historiador Valentín Mairal y que se ilustra en portada con una imagen del histórico fotógrafo Francisco de las Heras, ofreciendo “un documento etnológico y un testimonio inédito de una actividad pérdida”.

Otro contenido recomendable es el artículo del historiador Alberto Gómez sobre El Hospital de la Magdalena y el monasterio de San Andrés, de Jaca, incluido en el área de patrimonio desaparecido. Además, Javier Martínez de Aguirre, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, escribe sobre la Catedral de Jaca y el románico de la Jacetania.

José Luis Solano, guarda de San Juan de la Peña durante 36 años, aporta otra mirada sobre el monasterio. El arqueólogo José Luis Ona se refiere a Santa Cristina de Somport en el artículo De la ruina a la esperanza. El historiador Domingo Buesa propone una fecha para el martirio de Santa Orosia (patrona de Jaca) y Ricardo Mur sigue las huellas de la ermita de San Antón, en Canfranc.

El Grupo Folklórico Alto Aragón acerca los 400 años de los Bailadores de Santa Orosia. El periodista Juan Gavasa reflexiona sobre el medio siglo del Festival Folklórico de los Pirineos y Juan Carlos Moreno ofrece una radiografía de la fiesta jaquesa del Primer Viernes de Mayo.

Los reconocimientos a la directora del Museo Diocesano de Jaca, Belén Luque, y al historiador estadounidense David Simon, como hija predilecta de Jaca e hijo adoptivo, son otros de los contenidos del número 50, que incluye colaboraciones de las presidentas de la Asociación Doña Sancha (Isabel Castillo) y Amigos de Serrablo (Pilara Piedrafita), así como del director de la Ciudadela, el coronel Francisco Rubio.