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Hugo Fuertes Sánchez, un joven locuaz, creativo y muy curioso

De niño se unió a los Titiriteros de Binéfar en las giras por todo el país y la danza fue su prioridad durante años y la dejó durante la pandemia

Hugo Fuertes en una imagen de niño y en la actualidad.
Hugo Fuertes en una imagen de niño y en la actualidad.
S.E.

Hugo Fuertes lo vive todo con gran intensidad, y a sus 26 años (Jaca, 20 de septiembre de 1997) siempre se ha entregado al 100 % en todas las cosas que ha hecho, dice ser “muy echado para adelante” y volviendo la vista atrás se recuerda como “una persona que lleva toda la vida organizando cosas”.

Califica su infancia como “muy feliz” y “siempre montando espectáculos y shows allá donde fuera”. Una etapa sólo enturbiada, añade, “por las monjas que se empeñaban en que tenía que jugar al fútbol y no bailar, porque eso no era cosa de chicos”. De esos años, atesora algunos de sus mejores recuerdos “en la finca familiar de Barós” y en las muchas horas que pasó con su abuela quien inventaba “todo tipo de actividades”, para tenerle entretenido.

Fue a los 10 años cuando viendo a su hermana “en una actuación de fin de curso de danza” convenció a sus padres para acudir a clases. Y ya antes, “a los siete años”, cayó en manos de los Titiriteros de Binéfar siendo “el primer niño que les acompañó en los espectáculos recorriendo los pueblos de España durante los veranos”. Hugo considera a todos ellos como sus “tíos”, y detalla que “la colaboración iba a ser para dos semanas y se prolongó varios años, hasta cumplir los catorce”.

Esos meses que pasaba viajando con la compañía le sirvieron para vencer la timidez y “disfrutar de una aventura”, además valora muy positivamente que le dejaran involucrarse en todo y añade que ya entonces se mostraba “muy independiente y sin miedo a nada”.

Después, la danza se convirtió en su prioridad y con el Joven Ballet del Pirineo realizó numerosas actuaciones fuera de nuestro país, pisando escenarios en “Rusia, Berlín, Londres, París, Italia y Portugal”. Al mismo tiempo que pasó a ser uno de los bailarines más destacados de la compañía.

No oculta que nunca le ha gustado estudiar, si bien se considera “una persona curiosa que sabe escuchar a los demás y que le gusta saber sobre las cosas que le interesan”. Y al terminar bachiller se matriculó en el Conservatorio Superior de Danza donde estuvo “dos de los cuatro años que tiene la titulación” ya que esos estudios estaban más enfocados a convertirse en profesor, y no era lo que él buscaba.

Teniendo muy claro que “necesitaba bailar”, se trasladó a Francia dónde estuvo un año en una compañía y después se fue a Turín, dos años, y en marzo de 2020 el estreno de su espectáculo se truncó. “Cenando con mis padres y mi hermana, que habían venido al estreno, llegó un mensaje avisando del cierre de teatros en todo el país”, relata, así que la obra no se llegó a estrenar y Hugo no volvió a “bailar más en un escenario”.

Durante la pandemia estuvo Jaca, e indica que le sirvió “como terapia” y se dio cuenta de que “disfrutaba más sin bailar que bailando”. Y al empezar a pensar hacia dónde dirigir su futuro se vio como “una persona locuaz, creativa y muy echada para adelante que llevaba toda la vida organizando de todo”.

Después todo vino rodado, se fue a Madrid y se formó en eventos y protocolo, empezó a trabajar, a conocer a gente, se enamoró y ahora está preparando su boda con su pareja, el conocido periodista Antonio Rossi.