La Hoya

PATRIMONIO

De ermita a ermita, paseos otoñales para redescubrir el entorno de Huesca

Los hortelanos tienen vinculación con Salas, en las Mártires fueron decapitadas Nunilo y Alodia y en Cillas los oscenses se ‘sanjuanan’

ALOS turistas que llegan a Huesca se les ofrece un listado de lugares de interés que son de obligada visita, la mayoría de ellos ubicados en el casco urbano, pero la capital oscense ofrece otras posibilidades que aúnan naturaleza y patrimonio realizando pequeños recorridos y que a la vez nos permiten redescubrir rincones olvidados. Hoy proponemos siete lugares a los que llegar andando en poco tiempo y entre los cuales se podría trazar un ruta circular a la que dedicar parte de una jornada.

A poca distancia de la ciudad, cuatro kilómetros en el caso de la más lejana, se hallan varias edificaciones religiosas que brindan a los oscenses la posibilidad de disfrutar de un buen paseo bajo el sol otoñal y de paso conocer unos rincones con mucha historia.

Sin duda la ermita de Nuestra Señora de Salas, a poco más de un kilómetro al sudeste es uno de los lugares preferidos por los oscenses para salir a andar y prueba de ello es el constante trasiego de gente que cada día pasa por este camino. Situada en medio de huertas, es Monumento Nacional desde 1951 y siempre ha contado con la devoción de los hortelanos.

Su primitiva advocación fue a la “Virgen de las Huertas” variada con posterioridad hacia la denominación de la “Virgen forastera” procedente de Salas Altas.

La ermita, fue reedificada a principios del siglo XIII a iniciativa de Doña Sancha, viuda de Alfonso II -primer rey de la Corona de Aragón-, y en poco tiempo, se convirtió en uno de los santuarios marianos más célebres y milagrosos y un importante foco de peregrinación. De hecho, los prodigios atribuidos a la Virgen fueron narrados en las Cantigas de Santa María, obra atribuida al rey de Castilla Alfonso X el Sabio.

Posteriormente, Pedro IV el Ceremonioso, rey que fundó la Universidad de Huesca y que era muy devoto de Salas, decidió incluir la imagen de la Virgen de Salas en el escudo de la Universidad.

La edificación fue completamente modificada en el siglo XVIII redecorándose en estilo barroco por José Sofí.

Salas es lugar de celebración de varias romerías a lo largo del año, y precisamente hoy domingo tiene lugar una de ellas, ya que como cada primer fin de semana de octubre, la Cofradía del Santísimo Sacramento de Tierz realizará el releo.

De norte a sur

En el Paseo de Lucas Mallada y tras encarar una pequeña subida, se halla la Ermita de las Mártires. Se trata de un templo del siglo XVIII, que sustituye a otro aún mas antiguo, que se levanta en el cerro donde, según la tradición, fueron decapitadas las santas Nunilo y Alodia. Corría el año 851 y los hijos de musulmán y cristiana, como ellas, tenían que ser educados como musulmanes o, de lo contrario, serían ejecutados. Pero, la madre las educó como cristianas y cuando quedaron huérfanas y se trasladaron a vivir con unos parientes, estos las denunciaron sabiendo que así las condenaban a muerte, con el fin de obtener su herencia.

Se les ofreció la posibilidad de convertirse y salvar así sus vidas, cosa a la que se negaron y siendo por ello ejecutadas.

Las dos hermanas murieron decapitadas el 22 de octubre de 851, fecha en la que cada año se las recuerda con una celebración religiosa en la ermita. También es habitual que las mujeres acudan al lugar cada 5 de febrero, festividad de Santa Águeda.

Volviendo al paseo Lucas Mallada y caminando hasta la rotonda del Mulo, un corto paseo que discurre paralelo a la carreta hacia Sabiñánigo nos lleva a la ermita de Santa Lucía, una pequeña edificación que permanece cerrada casi todo el año pero que el 13 de diciembre recibe numerosas visitas.

Y a unos 20 minutos de este lugar se encuentra la ermita de Jara, un edificio que se erige sobre un montículo que ofrece una excelente vista de la ciudad y los alrededores y que da lugar a hacer un pequeño parón disfrutando del paisaje y la calma que transmite este paraje.

Este templo, muy próximo a la localidad de Apiés, acoge en las primeras semanas de junio una romería y se trata de una edificación que sufrió grandes daños en la Guerra Civil y se volvió a levantar, casi de forma íntegra, hace algunas décadas.

El siguiente lugar, el más alejado de todos -a 4 kilómetros de Huesca-, está en la carretera de Pamplona y es la ermita de Nuestra Señora de Cillas conocida por ser uno de los lugares típicos de la noche de San Juan en la Hoya de Huesca.

Junto a su edificio hay una fuente de la que la tradición cuenta que su agua es sagrada, por eso, con llegada de este solsticio de verano la noche del 23 de junio son muchos los que acuden a Sanjuanarse y a lo largo del año también acoge diversas romerías.

El santuario de Loreto se encuentra ubicado a 3 km al oeste de Huesca, muy cercano a la localidad de Banariés. Es un conjunto compuesto por la iglesia y los restos del recinto conventual de los agustinos, que rodean el templo. Y se asienta sobre lo que fuera un antiguo pueblo o villa, llamado Loret y Lauret. La tradición cuenta que sobre el siglo II, en esta ubicación vivían Santa Paciencia y San Orencio, padres de San Lorenzo y de su hermano San Orencio.

En el camino que lleva de la capital a la ermita de Loreto hay un monumento con una inscripción donde se indica que ese era el lugar en el que, según la tradición, Santa Paciencia esperaba a San Lorenzo y su hermano a su regreso del colegio. Y se dice que el peregrino que recoja una piedra al inicio del camino y lo deposite allí, verá cumplida su plegaria.

La ermita fue reedificada en 1387 por petición del Papa Clemente VII. Felipe II promovió en Loreto la fundación de un convento de Agustinos Calzados en 1594. Se celebran dos romerías, una cada 1 de mayo y, la otra, la de los “Siete Lugares”, el segundo domingo del mismo mes. Junto a ella, hay una magnígica alberca en la que disfrutar de las aves y la naturaleza.

Y ya de retorno, en la entrada sur de Huesca la ermita de San Jorge preside el cerro del mismo nombre y es una de las primeras vistas al llegar a la ciudad. Es en este montículo donde estaba situado el campamento cristiano durante la batalla de Alcoraz en que, tras la muerte del rey Sancho Ramírez y cuando la derrota cristiana parecía segura, nos cuenta la leyenda que apareció San Jorge a caballo combatiendo contra los musulmanes, consiguiendo así la victoria sobre los éstos y la reconquista de la ciudad de Huesca. Y ahí concluye un recorrido por lugares llenos de historia y tradición.