La Hoya

AGRICULTURA

El garbanzo, una alternativa como cultivo ante la escasez hídrica actual

El cultivo que desarrolla Fernando Allué en Lierta desde hace más de 30 años destaca por su gran adaptación 

Fernando Allué en Lierta.
El agricultor de Lierta, Fernando Allué, en la explotación de garbanzos que regenta en la misma localidad..
S.E.

Desde hace más de 30 años, un agricultor de Lierta, Fernando Allué, combina el cultivo del garbanzo con la cebada y el trigo como una forma de enriquecer el suelo durante las rotaciones, además de propiciar el desarrollo de un cultivo más resistente al exceso de agua y la escasez hídrica como la que se registra en la actualidad.

Recuerda que cuando “se practicaba agricultura de subsistencia todo el mundo tenía legumbres porque era un producto básico de alimentación”.

Desde siempre Fernando Allué ha apostado por la rotación de cultivos y asesorado por un ingeniero agrónomo decidió introducir los garbanzos. “Las raíces de las plantas almacenan nitrógeno gracias a las leguminosas y con ello se evita utilizar abonos nitrogenados por lo que no se contamina el suelo”, comenta el agricultor, quien recuerda que Lierta se encuentra en una zona vulnerable por nitratos. Siguiendo el esquema de rotación que aplica en su parcela, si escoge una zona para cultivar garbanzos no vuelve a hacerlo hasta tres años después. El motivo, explica, “es que todas las leguminosas son muy delicadas para las enfermedades creadas por hongos”, comenta. De este modo, el agricultor de Lierta justifica la rotación de los cultivos y “así se le rompe el ciclo al hongo”.

En cuanto a los cuidados de las plantaciones de garbanzos, señala que “les gusta la materia orgánica y la tierra que drene bien el agua cuando llueva para que no se encharque”. Por contra, indica que “la producción es más limitada porque las tierras son más malas pero el garbanzo se cría más sano y es mejor”.

El cultivo, detalla, “no precisa de agua en exceso” aunque con las condiciones actuales de sequía reconoce que “tampoco le favorece que no haya llovido en dos meses”. De hecho, calcula que desde su siembra en enero, “el cultivo tan solo ha recibido 30 litros” por las lluvias en esta zona del municipio de La Sotonera.

La variedad de la que dispone corresponde al ‘garbanzo pedrosillano’ que se caracteriza por “ser muy pequeño, rústico”. Según Fernando Allué, “es procedente de Siria” en una zona donde “no hay transgénicos ni hibridaciones debido a que se han cultivado y sembrado los mismos garbanzos que se recogían”.

La adaptación de el garbanzo pedrosillano es de las siete hectáreas de superficie en Lierta, según Allué, es “muy buena” al tratarse de “una variedad rústica, muy pequeña que se adapta muy bien al exceso de agua y a la sequía”.

En cuanto al mercado, el agricultor de Lierta destacó la buena respuesta del mercado de proximidad de este producto de clientes propios, comercios y establecimiento de restauración.

Con la ayuda de los fondos europeos Leader, Allué pudo comprar un local y construir su propia envasadora.

Para diferenciarse del resto del mercado, el agricultor de Lierta ha realizado envases de algodón natural sin colorantes y totalmente naturales para la venta y distribución de los garbanzos que produce. En cuanto a la producción media reconoce que “es de mucha incertidumbre porque hay años en los que no recoges nada y otros hasta 1.500 kilos por hectárea”.