La Hoya

CERTAMEN

La Feria de la Cereza agota existencias al poco de abrir ante el aluvión de público

Los productores, “abrumados” por la cantidad de visitantes, venden 9.000 kilos y la lluvia obliga a desmontar los puestos sobre las tres de la tarde

Las cerezas puestas a la venta, en las tradicionales barquillas de dos kilos y este año también, de uno, han “desaparecido” en poco más de un hora. Las calles han sido un trasiego de ir y venir de personas, unas cargadas con barquillas y otras preguntando y buscando los puestos, que en esta edición han cambiado su tradicional ubicación en la plaza Mayor, que ayer se quedó como zona gastro.
Las cerezas puestas a la venta, en las tradicionales barquillas de dos kilos y este año también, de uno, han “desaparecido” en poco más de un hora. Las calles han sido un trasiego de ir y venir de personas, unas cargadas con barquillas y otras preguntando y buscando los puestos, que en esta edición han cambiado su tradicional ubicación en la plaza Mayor, que ayer se quedó como zona gastro.
Javier Navarro

Después de tres años sin celebrarse (dos por la covid y el pasado porque las heladas arrasaron la cosecha), el regreso de la Feria de la Cereza de Bolea este domingo hassido un “éxito absoluto”. Aunque la lluvia ha obligado a desmontar los puestos sobre las 15 horas, la mañana dio de sí para vender 9.000 kilos de cereza y para que una hora y media más tarde de la apertura del certamen ya no quedara producto.

“¿Le quedan cerezas?. No, ya no, pero están cogiendo ahora en el campo y luego tendré para vender”. Esta conversación se ha repetido en la mayor parte de los puestos de venta de cereza una hora y media escasa después de abrirse la feria, que ha regresado con más fuerza que nunca. Prueba de ello fue la larga cola de vehículos que se ha formado en la carretera de acceso a la localidad y el “aluvión” de personas que ha llenado todos los rincones de la localidad en busca del apreciado fruto.

Las cerezas puestas a la venta, en las tradicionales barquillas de dos kilos y este año también, de uno, han “desaparecido” en poco más de un hora. Las calles han sido un trasiego de ir y venir de personas, unas cargadas con barquillas y otras preguntando y buscando los puestos, que en esta edición han cambiado su tradicional ubicación en la plaza Mayor, que ayer se quedó como zona gastro.

Algunos productores se han instalado en la parte baja del pueblo, donde la Cooperativa de Cereza de Bolea (Cocebo) iba atendiendo a quienes esperaban su turno en una cola a la entrada de la nave, y otros, en la zona más alta, donde se han concentrado todos los puestos de alimentación con productos variados como repostería, quesos, embutidos, frutos secos o bebidas como sidra natural.

Algunos puestos se han instalado en la parte baja del pueblo, donde la Cooperativa de Cereza de Bolea (Cocebo) atendía a quienes esperaban su tuno en una cola a la entrada de la nave y otros, en la más alta, donde se han concentrado todos los puestos de alimentación con productos variados de repostería, quesos, embutidos, frutos secos, bebidas como sidra natural, etcétera.

Esther Beltrán, de Cerezas Julio Buesa, ha señalado que tras tres años sin celebrarse la feria (dos por la covid y el pasado porque la heladas arrasaron la cosecha) había “cierta incertidumbre” por la respuesta de la gente. Pero -ha añadido- están “absolutamente abrumados porque ha venido un montón de gente, que mira, prueba y compra”.

A su juicio, el público “sabe que es un buen producto y que trabajamos para que la cereza que sale tenga un buen calibre”.

Prueba de ello ha sido el hecho de que las cerezas se hayan agotado, en la mayoría de los puestos, en poco más de un hora. “Ayer (por el viernes) estuvimos recogiendo cereza, limpiando, calibrando y pesando barquilla por barquilla hasta las 11 de la noche”, ha explicado, al tiempo que ha señalado que esta mañana, desde la 7 horas, los trabajadores seguían recogiendo cerezas para poder ofrecerlas a lo largo del día de hoy.

“Ayer (por el viernes) estuvimos recogiendo cereza, limpiando, calibrando y pesando barquilla por barquilla hasta las once de la noche”, ha explicado, al tiempo que señaló que desde la 7 de la mañana de ayer los trabajadores seguían recogiendo cerezas para poder ofrecerlas a lo largo del día. 

Isabel Buesa, de la misma marca de cereza, ha calculado que han vendido, en menos de una hora y media, entre 120 y 130 barquillas de cereza lapins, lo que supone unos 240-260 kilos.

Del mismo modo, el puesto de Cerezas Las Boleas ya no tenía ni cerezas ni mermelada ni licor que elaboran con el fruto rojo antes de las 12:30 horas. Rafael Martos ha explicado que en la mañana de este domingo tenían para vender la variedad 484, “más gorda y dulce”- ha apostillado, y en menos de una hora y media tenían todo vendido. “Este año la gente ha venido con muchas ganas de cereza”, ha comentado, al tiempo que ha destacado la buena calidad del producto.

Una calidad que también ha destacado la alcaldesa de La Sotonera, Maribel Bailo, que ha explicado que este año la cosecha es buena en cantidad, calidad y calibre.

Respecto a la Feria de la Cereza, se mostró muy “satisfecha” por la respuesta del público y la calidad del producto; y recordó que el fin de semana que viene habrá una “masterclass” con Mateo Sierra y la actuación de B Vocal como complemento a la jornada ferial de ayer.