SECTOR PRIMARIO
Impulso a la agroganadería ecológica en el núcleo de Lúsera
La iniciativa Guara.Bio apuesta por la alimentación saludable
Guara.bio avanza como proyecto sostenible de salud, turismo y sostenibilidad recuperando el núcleo deshabitado de Lúsera, muy cerca de Nocito y en el municipio de Nueno, dentro de un marco incomparable como el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, donde desarrolla en ecológico la agricultura de montaña con variedades autóctonas y la ganadería extensiva generando a su vez una suerte de economía circular.
Esta iniciativa ha surgido de la mano de Ricardo Buil, director de Aínsa Carnísima, una empresa familiar con tienda online de carne ecológica de gran calidad.
Adrián Cuello y su esposa son los encargados de revitalizar la explotación de Lúsera con una red internacional de voluntarios de apoyo desde el año 2019, ha explicado Maite López, responsable de comunicación de Guara.bio.
“Todo lo que sea relacionarse con la naturaleza de manera más respetuosa y con los alimentos que producimos suscita un interés mayor”, ha subrayado. Del mismo modo, “bio” hace referencia a la web https://guara.bio/. “Llegamos a todo el mundo a través de esta pequeña ventana desde nuestro pequeño blog y nos hemos dado a conocer en muchos países”, ha remarcado López.
Tras la construcción del embalse de Belsué, hubo terrenos abandonados que esta iniciativa ha aprovechado con 1.600 hectáreas para la cabaña ganadera, 2 para pasto ecológico y 2,5 hectáreas para producción de hortalizas ecológicas. “Una parte se limpió para devolverle su uso agrícola original y otro, como pasto ecológico para nuestra cabaña de ganadería extensiva y ecológica, lo que a su vez contribuye a mantener limpio el bosque y la prevención de incendios forestales”, comenta.
Los huertos ecológicos se riegan con agua de manantial que baja por gravedad y, con ello, se evitan los insumos de fuera. “No se emplean fertilizantes y se utilizan técnicas de permacultura y compostaje, por lo que son los residuos de las vacas y la producción vegetal los que se compostan y sirven para devolver a la tierra la fertilidad que necesita después de un ciclo productivo”, ha comentado Maite López.
Asimismo en estas fincas se han sembrado pastos ecológicos como esparceta o pipirigallo para las vacas, además de cultivos de remolacha ecológica forrajera. “Estos pastos se lo comen las vacas y sus deposiciones sirven para abonar nuestros cultivos. De este modo tanto los productos vegetales como los cárnicos que se emplean en estas explotaciones sirven para dotar a nuestras tiendas de alimentos de primera calidad, cultivados ecológicamente y que también llegan a nuestros restaurantes, como el de Casa Falceto en Coscojuela de Sobrarbe”.
En el caso de la agricultura, ha destacado la producción de una horticultura de montaña con variedades autóctonas como el calabacín blanco de Panzano, boliches de careta de Lecina, tomate de Rañín, judías verdes del Pirineo, pimientos, etcétera. Su característica común, explica Maite López, “es que cuando en la zona baja ya se ha agotado todo, aquí seguimos. Son cultivos de altura, viene todo más tarde”. Además trabajan con el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (Cita) para el estudio y recuperación de variedades autóctonas de frutales como el manzano.
En el caso de la ganadería extensiva, la iniciativa incluye ternera ecológica de vaca Parda de Montaña y Limusina, y mestizos de Wagyu con Parda, “una carne ecológica -esta última- que proviene de un animal que se alimenta exclusivamente de pasto y gracias a la genética del Wagyu le añade mayor jugosidad y ofrece grasas saludables”. La iniciativa obtuvo el premio “Félix de Azara” Empresa 2022 de la DPH y, ha añadido López, “puede servir como base para el desarrollo del territorio”.
