La Hoya

bien básico 

Alerre, Chimillas y Banastás podrán beber agua del grifo a principios de 2024

El problema de la contaminación de nitratos en los tres municipios tocará a su fin tras una inversión de 645.000 euros

Tuberías instaladas en los alrededores del municipio de Alerre para garantizar el abastecimiento de agua potable.
Tuberías instaladas en los alrededores del municipio de Alerre para garantizar el abastecimiento de agua potable.
S. E.

Los vecinos de Alerre, Chimillas y Banastás podrán disfrutar sin preocupaciones de un bien tan preciado como el agua a principios del año 2024. Después de años de reivindicaciones, el problema de la contaminación de nitratos en los tres municipios tocará a su fin tras una inversión de 645.000 euros, financiados al 80 por ciento por la Diputación Provincial de Huesca (DPH) y un 20 %, la Mancomunidad de Aguas que conforman Alerre, Banastás y Chimillas.

“Un antes y un después”, valoró Francisco Santolaria, alcalde de Alerre, remarcando que ha sido un proceso “muy largo y muy duro”. “Estamos en un siglo en el que este problema se tenía que haber acometido mucho antes. Durante años ha sido un trastorno, pero al fin la colaboración entre administraciones ha conseguido sacarlo adelante”, completa.

Las obras comenzaron el pasado mes de febrero y, según informó Álvaro Bescós, ingeniero de Obras de la DPH, “está previsto que concluyan próximamente con una conexión a la red del depósito de agua de Lomas de Cillas del Ayuntamiento de Huesca”.

A lo largo de los últimos meses, se ha intervenido en una tubería que sube desde el depósito de agua de la Loma, llega hasta el cruce de Chimillas, donde hay un ramal que la envía a Alerre, cruza al otro lado de la carretera y se va al depósito de Chimillas, y de ahí, a Banastás.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha realizado la concesión de agua a los vecinos que hasta ahora se abastecían de agua embotellada o de fuentes de ósmosis que han instalado en sus domicilios particulares.

Los motivos

Hace décadas que existen registros de un alto nivel de nitratos en las aguas subterráneas de la zona occidental de la Hoya de Huesca. Entre 2016 y 2017, científicos altoaragoneses publicaron un estudio en la revista Lucas Mallada que advertía de la gran permeabilidad de los acuíferos y, sobre todo, la afección de la agricultura cerealista extensiva, sumado al previsible aumento de las granjas de porcino y la consecuente eliminación de purines por vertido en el terreno.

La normativa europea establece los criterios sanitarios de calidad para el agua de consumo humano en el Real Decreto 140/2003, el cual marca la concentración máxima permitida de nitratos (NO3-) en las aguas de consumo humano en 50 mg/l y de nitritos (NO2-) en 0,5 mg/l. Superado ampliamente este nivel en la región, los nitratos pueden transformarse en nitritos por reducción bacteriana tanto en los alimentos (en el procesado y el almacenamiento), como en el organismo (en la saliva y el tracto gastrointestinal). Los grupos de mayor riesgo por la ingesta de nitratos son bebés menores de 6 meses y embarazadas.

“Parece un hecho en estos tiempos, pero tener agua potable es un lujo”, valora Miguel Ángel Torres, alcalde de Chimillas, que sobrelleva los últimos momentos como puede. “Se hace largo”, incide, pero “al fin lo conseguimos” . Lo pone en valor no solo por los vecinos, sino también por los usuarios de la Residencia de Ancianos Sierra Guara, cuyas necesidades y cuidados sanitarios se verán mejorados.