La Litera

QUIÉN SOY

Román Bometón, un niño libre que disfrutaba con todo

"Nosotros salíamos a divertirnos, los demás iban a machacarnos, no entendían que éramos felices"

Román Bometón Tomás
Román Bometón Tomás
S. E.

Román Bometón Tomás nació el 22 de mayo de 1981 en Altorricón, localidad que le ha visto crecer siendo fundamentalmente un niño bueno, que disfrutaba de cada minuto de juego, que alucinaba con cualquier cosa nueva que llamara su atención y que se ha mostrado siempre como es, sin ningún tipo de vergüenza.

Sus padres, José y Montse, son unos grandes trabajadores que han tocado multitud de sectores al tiempo que criaban a Román, a Zuar -13 meses mayor- y a Aída -15 años más pequeña-. Fue al colegio Enrique Ezquerra, donde le sentaban en primera fila. “En Primaria me costaba mucho. Más que de letras y estudiar yo era de tecnología, dibujo, deportes, de trabajar con las manos, de construir cosas...”. Lo que más recuerda es que se lo pasaba muy bien, tanto en el recreo como por el pueblo con los amigos, siempre con la bici y zonas para jugar, como la calle Estrecha, la carretera de Algayón y la “selveta”, un campo con árboles donde construían cabañas. “Éramos muy muy libres. Tenías que volver a una hora a casa, pero el resto, adelante”, explica. También era un niño muy sensible: “Cuando me pasaba algo, en ese momento lo más importante del mundo, me ponía a llorar”.

Las vacaciones familiares más recordadas fueron a Menorca, con unos 8 años, porque el viaje de la ida fue en avión y la vuelta en barco. Tampoco quedan atrás los fines de semana en La Pineda, donde les permitían acampar en la zona de pinos junto a la playa, con la condición de montar la tienda a las 12 de la noche y recogerla a las 8 de la mañana. “Aquello era alucinante”, resume.

Siempre le ha encantado el deporte. “Me apuntaba a clases por la tarde e iba a las mías y a las de los demás”, certifica. Sin embargo, jugando como portero en el equipo alevín de Altorricón le llegó la fama, a él y todo el grupo, incluso fue noticia en televisiones nacionales: era el más goleado de España. “No sé si me habrá superado alguien -ríe-, nos metían unas palizas que eran increíbles. Tengo clavado que en Monzón nos marcaron 25 goles”. Ese récord no suponía ningún trauma. “Nosotros salíamos a divertirnos y los demás iban a machacarnos, no entendían que éramos felices”.

Como tenía problemas en las piernas y una de las terapias que aconsejaron a sus padres fue que hiciera ballet, le apuntaron al grupo de Altorricón, y ahí estaba Román rodeado de niñas y, como siempre, disfrutando. “Era el protagonista, me lo pasaba muy bien”, recuerda.

Comenzó a estudiar en el instituto de Almacelles, pero cuando su madre quedó embarazada lo dejó. “Como no estaba aprovechando el tiempo, pensé que era mejor ir a casa a trabajar. Los profesores se quedaron supertristes”, porque sabían que lo iba a lograr, pero tuvo que ser más tarde. A los 19 sacó la ESO y fue a Lleida a estudiar Electricidad. Ahí descubrió “un mundo nuevo” y aunque esos estudios le habían atraído muchísimo y sacaba notazas vio que el trabajo no iba a ser como se lo imaginaba. Creció más en él la semilla que ya había plantado de la farándula: malabares, equilibrios, improvisación... Maestro de ceremonias como Torri de Chous en el Circo La Raspa, desarrolla su esencia de niño que ahora ve reflejada en sus hijas, Noa y Aura, la familia que ha formado en Huesca con Diana Alonso.