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LITIGIO

Obispado y Ayuntamiento se enrocan en sus posturas sobre la ermita de Alberuela de Tubo

Visto para sentencia el juicio celebrado este martes en el Juzgado de lo Civil de Huesca

José Manuel Penella, Jaime Penella, Antonio Puyol, Ana Bescós, Rosa Pons y José Miguel Sanz, este martes en el Juzgado de Huesca.
José Manuel Penella, Jaime Penella, Antonio Puyol, Ana Bescós, Rosa Pons y José Miguel Sanz, este martes en el Juzgado de Huesca.
S. E.

El Ayuntamiento de Alberuela de Tubo y el Obispado de Huesca han defendido este martes sus posturas ante el Juzgado de lo Civil de Huesca quien dirimirá la propiedad de la ermita de Nuestra Señora de la Virgen del Castillo.

En declaraciones a este periódico, el letrado del Obispado de Huesca, Joaquín Guerrero, ha argumentado que el hecho de que el Ayuntamiento haya realizado obras en el templo "no le da derecho a la titularidad" del templo del que afirma que existen documentos que avalan que su propiedad es de la iglesia.

Recordó que la Iglesia “al no poder inscribir los bienes en un momento determinado le dieron una posibilidad de inscribirlos en el registro de la propiedad con un sistema sencillo que se le dio no solo a la iglesia sino también a los ayuntamientos”.

Desde el Obispado de Huesca, explica su letrado, “hemos acreditado que en 2015 el registrador comunica al Ayuntamiento que se ha hecho esa inscripción a nombre de la Iglesia y “se les da dos años de plazo por si quieren impugnarla”.

Por parte de Alberuela de Tubo, su alcalde, José Manuel Penella, ha defendido "que el Obispado de Huesca nunca ha tenido la custodia" de la ermita y ha esgrimido que durante las obras de restauración "nadie del Obispado preguntó" por estos trabajos.

Recuerda que la inmatriculación de bienes en 2015 “es masiva en toda España” y que en el caso de Alberuela de Tubo afecta a la iglesia y a la ermita. Si bien en el caso de la iglesia reconoce la propiedad a la Diócesis de Huesca, el de la ermita “es muy distinto porque el Obispado no la ha tenido nunca como suya y no lo ha tenido al culto” salvo en la romería del 1 de mayo en la que los vecinos invitan al párroco a que haga misa.

Penella recalcó que “nos llama la intención ese afán de acaparar todos esos bienes de la Iglesia y sin decirlo”.