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HOSTELERÍA

Relevo generacional en el Hotel Sariñena

María Pilar Escanero y su pareja, David Martínez, apuestan por continuar con el legado familiar

María Pilar Escanero y David Martínez han apostado por emprender.
María Pilar Escanero y David Martínez han apostado por emprender.
S. E.

QUIEN lee habitualmente la prensa está al tanto del goteo de cierres de negocios locales. Comercios, pastelerías, bares, herboristerías y tiendas emblemáticas, que se han visto obligados a bajar la persiana, han compartido su trayectoria en reportajes propuestos a modo de despedida. Un adiós, en la mayoría de los casos, con motivos en común: falta de relevo generacional y gastos inasumibles por la inflación. Las grandes superficies están ganando la batalla de la distribución comercial al pequeño comercio que lucha por sobrevivir. Y los hay que no están dispuestos a rendirse, que, gracias al aguante de los fundadores y de sus hijos, consiguen mantener viva la esencia “de la atención personalizada”.

La falta de relevo generacional es uno de los principales motivos por los que muchos negocios de la hostelería se ven obligados a echar el cierre. No es un problema de falta de rentabilidad porque el negocio funcione mal y no tenga clientes, lo cual explicaría que un negocio termine cerrando. Es sencillamente que no hay gente dispuesta a continuar lo que crearon sus padres con tanto trabajo y sacrificio. “Esta falta de relevo generacional afecta también a otros sectores de la economía, como la agricultura, donde el envejecimiento de la población es ya un problema y el otro gran problema es la falta de mano de obra cualificada, es decir, de camareros y cocineros profesionales que sepan hacer bien su trabajo”, explica Juanjo Escanero, uno de los responsables del Hotel Sariñena, que en su caso, y después de veintitrés años, el pasado día de Nochebuena se despedía de sus clientes y amigos, afrontando un renacimiento de la mano de su segunda generación, que ha asumido la responsabilidad al frente del negocio desde el día de Reyes.

La hija de Juanjo, María Pilar Escanero junto a su pareja, David Martínez han apostado por emprender y continuar con el legado familiar. “Tenemos de todo menos miedo, somos emprendedores y esta es nuestra oportunidad”, confiesa María Pilar, que continúa con su anterior trabajo en la oficina técnica de una carpintería en Sabiñánigo, y tomando las riendas contables del hotel restaurante Sariñena, “y echando una mano donde hace falta, que siempre hay trabajo para todos”.

Al igual que en una carrera de relevos, en la vida hay también un momento en que los padres deben de pasar el testigo a los hijos. Juanjo Escanero, no se hubiera planteado la ampliación de su hotel, pero, “afortunadamente el relevo generacional manda. Los hijos empujan y qué mejor que ver a la familia identificada con tus ilusiones y allanarles el camino, para que puedan transitar con las mejores circunstancias posibles”.

María Pilar y David han ampliado la cafetería, “hemos realizado una reforma para darle un aire más actualizado, tanto en la cafetería como en el comedor”, explican, ya que es uno de los puntos fuertes del establecimiento, “junto con las habitaciones que las vamos a ir rehabilitando poco a poco, porque los clientes continúan viniendo y para la Orbea 2023 ya lo tenemos completo, además de trabajadores de empresas que hace años que se hospedan aquí”.

En cuanto a la gastronomía, también presentan cambios, resaltando que cuentan en la cocina con Ana Bello y como camarero a Jesús Martínez, padres de David, junto a su hermano, Iván Martínez, todos ellos grandes profesionales de hostelería. “Hemos renovado algunas tapas, nuevas raciones, hamburguesas… y si bien, vamos tanteando el terreno, en el comedor además del menú diario, ofrecemos un menú fin de semana muy especial”, indica este nuevo equipo familiar que tiene muchos proyectos por realizar. “Vamos a participar en el concurso de tapas, jornadas gastronómicas y todo lo que vaya surgiendo, el listón que han dejado mis padres y mis tías es muy alto, su trayectoria ha sido ejemplar, así que esperamos mantenerlo y mejorarlo”, dice María Pilar.

La joven pareja es muy consciente de que “el relevo generacional, en negocios tradicionales de carácter singular, se ha convertido en todo un desafío para este tipo de establecimientos, sabemos que la presencia de jóvenes en establecimientos con una tradición muy arraigada a su singularidad es la excepción que confirma la regla, a pesar de ello, aún hay negocios, sobre todo familiares, que sobreviven a esta globalización en el medio rural, gracias al fuerte arraigo familiar, a la respuesta de los clientes y a la irremediable adaptación a los nuevos tiempos”, apuntan considerando que, “mis padres y mis tías han pasado por muchas crisis y han salido de todas, con mucho trabajo, esfuerzo y mucha ilusión”.

Asimismo, María Pilar añade que, “conozco la personalidad del negocio y sé que el cambio de propietario ha de pasar casi desapercibido para el cliente habitual”, porque el nuevo equipo del hotel Sariñena sabe que, “esto exige un fuerte compromiso y también sabemos que contamos con el apoyo de la familia”, por tanto, además de espíritu emprendedor e innovador, los antecesores familiares son imprescindibles para facilitar la tarea de la sucesión y la continuidad.

“También hay que esforzarse en cultivar, en todas las personas que integran la empresa con valores, para pensar siempre en el bien común más allá de intereses personales, la generosidad para llegar a acuerdos o la lealtad para llevarlos a la práctica”, subraya Juanjo advirtiendo que, “la continuidad en la empresa familiar, se facilita cuando las empresas familiares y todo su equipo manejan con inteligente equilibrio la mezcla entre sus valores tradicionales y la innovación adaptativa”, concluye.