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Roberto Nistal: "Me divierto muchísimo trabajando, pero lo llevo en secreto"

Inició su aventura en el Teatro de Robres como técnico de imagen y sonido, si bien pasó a interpretar Medea y ahora da vida al bandido Cucaracha 

Roberto Nistal dando vida al bandido Cucaracha.
Roberto Nistal dando vida al bandido Cucaracha.
S.E.

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—El de la mano haciendo los cuernos. ¡Rock and Roll siempre!

De grandes cenas están las sepulturas, refrán castellano. ¿De acuerdo o más bien están llenas de falta de cena?

—Hay otro que dice: El muerto al hoyo y el vivo al bollo. El del hoyo no cenó, seguro. Qué se lo pregunten a nuestros abuelos, la generación del hambre.

¿A quién le daría el premio nacional de gastronomía altoaragonesa?

—A los agricultores, ganaderos y Clara Villacampa, que hace unas paellas y unos ternascos, que no se los salta un cura.

Cantaba Peret que es preferible reír que llorar, pero, ¿cuál es la sal de una lágrima?

—Saber que gozas de cierta sensibilidad te hace sentir muy vivo. Es muy gratificante.

¿Por quién doblan las campanas? (un recuerdo en positivo)

—Por mi abuela. Mujer humilde con carácter que, siendo víctima del analfabetismo de una época, supo transmitir todo lo que quiso tanto a sus hijos como nietos. Fuente de conocimiento y de amor, sobre todo de amor.

¿A quién le haría usted sin dudarlo la reverencia?

—A mis padres. Hinco rodilla si hace falta.

¿La hipocresía cotiza al alza o a la baja?

—Al alza, sin duda. Forma parte del lenguaje actual, de hecho, lo anómalo es la honestidad.

¿Poderoso caballero es don dinero?

—Hablamos de la actualidad de los textos de Shakespeare, pero mira Quevedo… Don dinero es poderoso hasta donde pueden llegar sus influencias, pero hay a rincones que no llega, afortunadamente. Son pocos, pero no llega. El amor, los valores, la moral… Marcos Ana dijo una frase que me encanta: “En mi hambre mando yo”

¿Digital o analógico?

—Mezcla. Digi-lógico

¿Usted ha comprobado alguna vez si un “ebook” huele a las delicias del libro de papel?

—Huele a plástico. Una mierda.

Si Cucaracha levantara la cabeza y viera el panorama, ¿retornaría a su reposo eterno a la velocidad del rayo?

—¡Qué va! Volvería al monte. Quizás cambiaría el morral de cartuchos y el arma de fuego por un ordenador y un smarthphone. Tendría seguidores en Instagram por un tubo y canal en YouTube, seguro. A los señoritos “cacicorros, que aún los hay, los traería de cabeza. Imagino incluso, que más de un partido político intentaría meterlo en sus listas.

¿Si no hubiera sido actor, sería…?

—Comerciante. Necesito el trato con la gente.

¿El negocio es la negación del ocio o usted se divierte currando?

—Me divierto muchísimo, pero lo llevo en secreto, porque algunos creen que si no sufres es que no estás trabajando.

¿Es cierto que la vida de los actores es un desafío constante?

—Sí, lo es. Incertidumbre, juicio constante y precariedad es la tónica. Con esa carga, levántate cada mañana. Le puede la vocación y la pasión, sino de qué.

Su lugar preferido de Los Monegros.

—Las vistas desde las cuevas de San Caprasio, me parece una locura de precioso.

¿Qué le ha aportado el teatro y el bandido Cucaracha?

—El teatro me ha aportado la capacidad de escuchar primero para poder entender. Esto parece fácil, pero no lo es y en evidencia quedan muchos de nuestros representantes políticos ante la incapacidad de ello. Cucaracha, me ha aportado conocimiento en cuanto a la historia de nuestro país, madurez actoral y en lo personal, salir de un pozo en el que me estaba metiendo con el tema de la pandemia, en el que no sé cómo me habría quedado el coco. Lo estaba pasando muy mal a causa del confinamiento y la llegada de la propuesta, fue un hálito de vida.

¿Cuáles han sido los principales sentimientos que trasmite el bandido?

—Amor, odio, tristeza, rabia, venganza, culpa…

¿Qué le interesa que se lleve el público al asistir a sus obras de teatro?

—Con que no se hayan aburrido me conformo y si además se han reconocido, aunque sea en algún instante y eso les hace reflexionar, pues eso ya es un regalazo.

Un famoso que le gustaría que fuera a verle al teatro.

—No soy fan de nadie. Lo que, si me gustaría, es ser la primera vez de alguien y que me lo haga saber. Alguien que no ha ido nunca al teatro y que conmigo vaya a ser la primera vez. Me pondría más nervioso que en un estreno, creo.