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Raúl Albás: “El ciclismo me ha aportado amigos, lugares, conocerme más a mí mismo”

Raúl Albás Maza
Raúl Albás Maza
M, B.

Apasionado con su profesión de Enfermería, en el ámbito de cuidados intensivos en el hospital de Barbastro, Raúl también es un entusiasta del deporte o la montaña, y además es el presidente del Club Ciclista de Sariñena, creado en 2013 para promover salidas grupales, actividades relacionadas y enseñar este deporte a los monegrinos.

De grandes cenas están las sepulturas, refrán castellano. ¿De acuerdo o más bien están llenas de falta de cena?

—Los refranes pocas veces mienten. Vivimos en una sociedad de excesos y éstos se pagan, por suerte o por desgracia me toca ver alguna vez las consecuencias.

¿A quién le daría el premio nacional de gastronomía altoaragonesa?

—Sin duda, a mi cuñada y chef del Restaurante Monegros, Elena Serrate. Aún no he encontrada algo que no haga exquisito.

¿Por quién doblan las campanas? (un recuerdo en positivo)

—Guardo especialmente en la memoria las tardes con mi abuelo José en Robres, cuando de pequeño me enseñaba a llevar la moto yendo al huerto…

¿A quién le haría sin dudarlo la reverencia?

—A mi abuela Pilar, que ahí está con 96 años preocupándose por toda la familia. Era nexo de unión entre todos juntándonos cada 15 días a comer en su casa desde que tengo memoria. Con la pandemia lo dejó de hacer y ya no se ha retomado. Es algo que le debemos.

¿Orgullo altoaragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—Por supuesto, orgullo altoaragonés, monegrino y sariñenense, ahora y siempre.

¿El negocio es la negación del ocio o ustedes se divierten currando?

—Hay momentos para todo. Desde luego tenemos nuestros ‘raticos’ buenos, pero cuando hay que estar concentrado y al 100 % ahí estamos siempre en equipo dando lo mejor de nosotros por y para nuestros pacientes.

¿Qué es lo que le gusta exprimir hasta la saciedad?

—Ahora mismo lo que más disfruto e intento exprimir es el tiempo que paso con mi familia, sobre todo mi mujer y mi hija, que son mi vida entera.

¿Qué le aporta el ciclismo a su vida?

—Durante mucho tiempo ha sido a lo que más tiempo dedicaba, entrenamiento y correr el fin de semana. Me ha aportado amigos, lugares, conocerme mucho más a mí mismo. Cuando empezamos el club había que compaginar correr y organizar y ahora que estoy más centrado en organizar pues me aporta otras cosas como ver a los pequeños conocer la bici, hacerse ‘ciclistas’, es un orgullo formar parte de eso.

Dígame tres factores positivos de este deporte

—Esfuerzo, perseverancia, orgullo.

Si tuviera que irse a vivir a Marte, ¿qué bicicleta se llevaría?

—Me llevaría una buena bici de montaña, porque dudo que ya hayan asfaltado los caminos.

El mejor consejo que le han dado antes de una salida…

—Correr con cabeza, de menos a más, visualizar la carrera desde el inicio… como he dicho soy bastante impulsivo y solía salir demasiado fuerte en muchas ocasiones, pagándolo después.

¿Qué es lo que más le gusta de Orbea Monegros?

—Lo mejor de esta ‘carrera’ es el ambiente sin dudarlo. Durante el año vamos haciendo reconocimientos de la ruta o parte de ella, pero correr con miles de aficionados es especial, todo huele a bicicleta ese fin de semana.

¿Cuál es su escondite preferido en Los Monegros?

—Me gusta perderme por Jubierre, o subir hasta San Caprasio por la Sierra, y si me quiero quedar cerca de casa la zona de Malfaras también está genial.

¿Con qué personajes de ficción se iría a dar una vuelta en bicicleta?

—Ahora estoy enganchado a la saga The Witcher, así que no me importaría darme una vuelta con Geralt, Ciri y Yennefer a buscar algún monstruo por los Monegros jejeje (momento friki).

Si tuviera que elegir el mejor y el peor momento subido a una bicicleta, ¿cuál sería?

—El mejor podría ser cualquier victoria, o incluso la llegada a meta tras sentir que lo has dado todo. El peor sin duda alguno relacionado con las caídas o con las malas sensaciones los días en los que no te sale nada, las piernas no van y la cabeza tampoco.

¿Cómo combina su afición personal con el ámbito profesional y/o familiar?

—El ámbito profesional siempre ha sido fácil de compaginar. Entre el ámbito familiar y el personal va la cosa. Desde que nació mi hija la verdad que dedico menos tiempo a la práctica del deporte, no obstante, me dicen los compañeros con ‘años de padre’ que en un tiempo siempre se puede volver y de hecho se vuelve.

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—No sé si alguno me define totalmente, pero tengo como favoritos la cara llorando de risa, el puño con el pulgar levantado, los aplausos y una guirnalda festiva…

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonreímos poco?

—Demasiado poco se sonríe, y si se hace muchas veces es una sonrisa vacía… Mejor nos iría a todos con una sonrisa sincera más a menudo.

Dice Howard Gardner que no hay buen profesional que sea mala persona. ¿No conocen a alguno para contradecirle?

—En esta vida hay de todo, pero debe ser que estoy bien rodeado de buenos profesionales que son unas grandes personas.

¿La inmigración es una bendición o una necesidad?

—La inmigración es una necesidad y más en la situación demográfica en la que se encuentra nuestro país. Creo que todo lo que, con su debido control y dentro de nuestras leyes beneficie, aporte y enriquezca, bienvenido sea.