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Aurelio Casasnovas Gómez: "Esta pasión por la música es muy hermosa y a la vez muy exigente"

Componente de la Orquesta Cobalto de Sariñena tras años en la Banda de Música ahora la abandona

Aurelio Casasnovas Gómez.
Aurelio Casasnovas Gómez.
M.B.

Aurelio Casasnovas Gómez es el último componente de la Orquesta Cobalto de Sariñena y se puede decir que ‘se ha jubilado’ de la Banda Municipal de Música.

El trompeta de la Orquesta Cobalto adquirió los primeros conocimientos musicales gracias a su tío Jorge Casasnovas, “también estuve con el grupo de Los Kents en una ocasión, pero, con la Cobalto estuve hasta que hice la mili”, explica Aurelio que comenzó sus estudios de solfeo a los 9 años. “Hasta 5º curso me examinaba por libre en el Conservatorio de Barcelona”, estudios que realizaba casi por obligación, “mi tío Jorge decía que tenía que estudiar música y a esas edades era algo de sacrificio porque me gustaba salir con mis amigos, jugar al fútbol…”.

Los orígenes de la Cobalto llegaron de las enseñanzas musicales que el maestro José Guioni impartía a numerosos jóvenes de Sariñena y comarca, pues la mayoría de sus componentes así como todas las bandas, grupos, orquestas o solistas que han existido en Sariñena han tenido relación directa o indirecta con el ‘Italiano’”, relata el cronista Manuel Antonio Corvinos en Os Monegros. “33 años de amor a la música, de acompañar y dar sentido a las tardes dominicales de muchísimos jóvenes, de pretexto para el acercamiento entre chicos y chicas, de alegrar la vida a varias generaciones, de miradas tímidas o atrevidas, de noviazgos y decepciones y también, por supuesto, de cubalibres”, continúa. Y Jorge Casasnovas en la Cobalto, “Aprendió música con el maestro Guioni, tocaba el saxo tenor, la flauta, el clarinete e incluso el acordeón y ejerció de director del grupo durante 33 años”.

Aurelio cuenta: “Era un melómano de primera categoría, muy inteligente, las partituras las arreglaba con Lobateras, otro miembro de la orquesta, escuchándolas en la radio y pasándolas a papel pautado, Era autodidacta y muy perfeccionista”.

El primer grupo musical moderno que se conoce en Sariñena fue la Orquesta Merriment Jazz, en 1934. Sus componentes fueron Salillas al trombón, Bareche a la trompeta, Novellón a la batería, Antonio Mir al violín, saxo Vitales, saxo alto Orquín y saxo tenor Jorge Casasnovas. En 1945 forman La Cobalto con Pedro Goberna, los hermanos Lobateras, Rosendo López y José Orquín. En estos primeros años también intervienen el trompetista de Aitona (Lérida) y Antonio Lope. Algo más tarde se unirían Ángel Serra (guitarra y jazz), Paco Rodés (saxo y clarinete) Alfonso Millera (cantante), Vicente Sanclemente (saxo), Eli Périz (de Lalueza), Roberto López (trompeta), Antonio Laguna y nuestro protagonista, Aurelio. “Hacíamos verbenas, y muchas actuaciones en la última planta del Casino, donde también ensayábamos todos lo martes ya que sus responsables, Blas y Raimundo se quedaban hasta muy entrada la noche porque había gente jugando a las cartas”, señala. Fue en 1961 cuando su tío Jorge lo introduce en la Orquesta Cobalto como meritorio o aprendiz sin sueldo, tocando la trompeta al lado de Antonio Laguna, y cuando este pasa a la Orquesta Ríos se queda como solista, hasta 1968, año en el que se va a la mili, “cobraba 150 pesetas y se lo daban a mi madre”, rememora.

Su pieza preferida era El Silencio de Roy Etzel, “el día que hice el solo con esta bella canción fue un éxito, todos me aplaudieron y aunque sentí cierto rubor, porque era muy tímido, fue un gran momento de satisfacción, como todos los que me ha aportado la música”.

En aquellos años de la Cobalto, “además de que ya conocía a mi mujer, fueron maravillosos. Hacíamos baile para el vermut en las fiestas y como venían orquestas de fuera, teníamos tiempo de hacer comidas del grupo, ir al fútbol, a la sesión de cine de las 17 horas, merendábamos en el bar Central y después otra vez al baile y todavía llegábamos a la última sesión de cine” y, aunque disfrutaba de las fiestas, afirma, “la vida de un músico es muy sacrificada, ya que de mayo a octubre estábamos siempre de gira”, y ríe cuando recuerda alguna anécdota: “En las tardes de los domingos se puso de moda dedicar canciones a las chicas que acudían al baile. En una ocasión, nuestra orquesta, tuvo la mala fortuna de leer una dedicatoria poco apropiada para ciertas chicas que se sentaban en un palco importante, la nota decía ‘a las puercas del palco de honor’, el asunto tuvo consecuencias desfavorables”.

Dejó apartada mi trompeta al irse a la mili, la iba retomando algún rato con Antonio Tella, y después comenzó a trabajar de fontanero con su tío. “Una vez jubilado volví a mi trompeta con la Banda Municipal de Música, donde he estado hasta ahora, que, por unas cosas y otras, acabo de abandonar”, puntualiza y añade, “esta pasión por la música es muy hermosa, a la vez que exigente, y con los años se va notando cada vez más”.

Este es el canto del cisne de Aurelio Casasnovas Gómez, “la música afortunadamente sigue y seguirá”, concluye.