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DE CERCA

Celedonio García: “Se valora más lo de fuera que lo propio, aunque lo nuestro sea mejor”

Celedonio García
Celedonio García
S. E.

Nacido el 22 de mayo de 1961 en Menasalbas (Toledo), aprendió a andar en la plaza Mayor de Albalate de Cinca y se crió en San Lorenzo del Flumen. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza, aprobó las oposiciones de profesor de Instituto de Secundaria en el área de Educación Física. Sus viajes por Aragón han acentuado su profundo amor a esta tierra, recogido en una treintena de libros y cientos de artículos, la mayoría publicados conjuntamente con José Antonio Adell.

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—El de la cara y ojos sonrientes, siempre tratando de contagiar alegría, pero utilizo más el de la mano cerrada con el pulgar hacia arriba, símbolo del consenso.

¿A quién le daría el premio de gastronomía?

—A quienes más me han hecho disfrutar del placer de comer, mi madre y mi mujer.

Dice Howard Gardner que no hay buen profesional que sea mala persona. ¿No conoce a alguno para contradecirle?

—Probablemente tenga mucha razón, pero hay alguno, la excepción, para que se cumpla la regla, como el polémico escritor francés Celine, genio para unos y maldito para otros por antisemita y cómplice de los nazis.

¿La inmigración es una bendición o una necesidad?

—Es una necesidad para los inmigrantes y una bendición en los lugares que los esperan.

¿Usted ha comprobado alguna vez si un “ebook” huele a las delicias del libro de papel?

—Todavía no; siento el romanticismo del papel.

¿A palabras necias, oídos sordos, la otra mejilla o mamporro –dialéctico-?

—Es difícil dialogar con los necios. A veces, un buen mamporro relaja. Pero a un necio es mejor que los mamporros se los dé la vida.

¿Orgullo altoaragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—No hay que renunciar a nada, aunque con mucha frecuencia y mucha pena vemos como el cosmopolitismo invade el orgullo, y somos nosotros mismos quienes le abrimos la puerta y lo echamos fuera. Se valora más lo de fuera que lo propio, aunque lo nuestro sea mejor.

¿Qué es lo que le gusta exprimir hasta la saciedad?

—Me gusta exprimir hasta la saciedad casi todo lo que hago, siempre que no se impone la cordura.

Su lugar preferido de Los Monegros.

—Varios entornos de la sierra de Alcubierre, como San Caprasio o Jubierre, y la Gabarda.

Dicen que el libro titulado El pedestrismo en Aragón, escrito junto a José Antonio Adell es irrepetible, ¿es cierta esta afirmación?

—Sí, es irrepetible porque la edición fue de mala calidad. Pero fue un trabajo inédito, como otros que hemos emprendido posteriormente, en un momento de pasión por nuestra propia actividad deportiva. Y el inicio de una larga trayectoria conjunta con José Antonio Adell, de casi cuarenta años que llevamos recorriendo Aragón, participando en actividades culturales y deportivas.

También dicen que tiene una memoria envidiable, ¿recuerda el primer pollo que disputó en su vida?

—La memoria envidiable es la de José Antonio Adell. Pero sí recuerdo perfectamente mi primera carrera pedestre, en las fiestas de Santa Ana de Castejón de Monegros de 1979.

Entre pedestrismo, fotografía, escribir libros, historias de bandidos, investigar leyendas, ¿qué es lo que más le fascina?

—Me fascinan todas, depende del día o del momento. Ahora estoy metido de lleno con las carreras pedestres, ordenando la documentación sobre el tema de todas las poblaciones aragonesas, motivado en parte con las nuevas aportaciones de Costan Escuer, encontradas en el Archivo de Perdiguera. Las carreras pedestres aragonesas son un patrimonio inmaterial único en el mundo por su antigüedad y riqueza etnológica. Pero si investigando las carreras me encuentro un bandolero, me lanzo a por él. También estamos presentando con Adell nuestra última publicación sobre Leyendas del Pirineo. Y siempre cámara en ristre.

Si tuviera que describir este territorio en una fotografía, ¿cómo sería?

—El territorio es muy rico y variado, pero si nos limitamos a la zona central, la imagen que tienen muchos extranjeros es la de un paisaje lunar. Yo le añadiría unas manchas verdes, a veces circulares, que corresponden a los nuevos regadíos.

Diga 3 cosas que le hagan feliz.

—Viajar por Aragón con la cámara de fotos a mano, encontrar datos inéditos durante una investigación y escribir.

Un sueño por cumplir.

—Son pequeños sueños fáciles de cumplir, como recorrer lugares de Aragón que tengo en mente y no he visitado, o compartir historias de brujas, bandoleros, pueblos o de amor, una noche de verano en cualquier rincón de un pueblecito, pero por primera vez.