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Inma Ferrer: “Urge poner en valor lo vivido por nuestros antecesores”

Natural de Ontiñena, posee varios libros en los que ahonda en la historia y la tradición de su pueblo, y ahora investiga el origen de sus fiesta mayor

Inma Ferrer, durante la exposición realizada el pasado 20 de agosto.
Inma Ferrer, durante la exposición realizada el pasado 20 de agosto.
M. B.

Inma Ferrer es natural de Ontiñena, autora de Tradiciones de Ontiñena, Ontiñena de Secano a Regadío, por el que se le otorgaba el Premio Félix de Azara en 2014. La investigadora y escritora utilizaba en este libro dichos y cuentos populares, historias reales y refranes, relacionados con el tema agrícola y ganadero, acompañando las páginas con fotografías, documentos y toponimia del lugar, y como subraya, “urge poner en valor lo vivido por nuestros antecesores y así demostraremos haber aprendido".

Otra de sus obras es Entre el Cierzo, El Bochorno y el Morellano, un auténtico acto de amor de Ferrer hacia Ontiñena y los ontiñonenses donde proyecta las luces y las sombras de su pueblo a través de 150 años de historia.

En la actualidad está inmersa en la vida de Ignacio Ramón de Roda y Pamias, y en el origen de la fiesta mayor de su municipio. El pasado 20 de agosto impartió una charla sobre la relación del obispo y Ontiñena. En ella explicó que fue enviado a estudiar al colegio de San Vicente en Huesca, “donde eran educados los hijos de las adineradas familias aragonesas, aprendió filosofía y sagrada teología”. En 1775 continuó sus estudios en derecho canónico y terminada su carrera ganó unas oposiciones en el colegio de la Santa cruz de Valladolid, “fue Catedrático y Vicerrector; en 1781 fue teólogo del arzobispado de Burgos, se presentó en 1783 a la lectoral de Segovia, en agosto del mismo año quedó en segundo lugar para el canonicato de Talavera. En 1884 fue propuesto en tercer lugar para el arcedianato de Daroca, siendo nombrado el 18 de octubre rector del colegio”, expone sobre este hombre de la iglesia, amante de la patria y del rey. “El 6 de abril del 1786 toma posesión como racionero en la catedral de Santiago de Compostela. El 12 septiembre de 1801 es nombrado canónigo. Dicen que en Santiago era conocido por su trabajo y entereza de carácter”, destaca Ferrer.

El rey lo presentó como candidato al Obispado de León y el papa Pío VII lo preconizó como tal, en 1815, “se distinguió por sus visitas pastorales al monasterio de Santo Toribio de Liébana en Cantabria, donde en el siglo VIII cuentan que se trajo desde Astorga los restos del obispo Santo Toribio junto con la reliquia del lignum crucis que el mismo había traído de Jerusalén”.

El origen de la fiesta mayor de Ontiñena

Ferrer recuerda que, “la fiesta mayor, antes de 1916, era el 16 de julio en honor a la Virgen del Carmen. El ayuntamiento sin la presencia del sacerdote decidió su traslado al 8 de septiembre”.

En 1936 debido a la guerra civil, explica Ferrer, “el relicario y algunas imágenes de la iglesia se hallaban en lugar seguro. Pilar Estrada Roda, hija de José Estrada, y Asunción Roda me explicaron que teniendo escondido en su casa el lignum crucis y viendo que no era lugar apropiado, su madre lo llevó a casa de sus abuelos maternos, casa “Matiarroda” (Matías Roda fue el sacerdote que bautizó al obispo) donde levantaron una baldosa y colocaron la reliquia, guardada hasta que Josefa Roda, hermana de Asunción, la entregó terminada la contienda bélica”.

En septiembre de 2006 en el programa festivo, se incluyó una explicación del origen de la fiesta y el mismo año, el 5 de noviembre de 2006 en un artículo en el Diario del AltoAragón, Valeriano Lavara explicaba que había otro relicario en Pensilvania, que también nombra José Pueyo.

Cabe destacar que el obispo Roda, por sus ideas políticas, fue desterrado de su obispado, “lo enterraron en el cementerio de Rueda, y más tarde, en la iglesia”, detalla. “Sus restos, en una restauración de la iglesia de Rueda fueron sacados y depositados en una cripta, donde para ser reconocidos se necesitó una prueba de ADN, al no traerse los restos se decide por el ayuntamiento hacerle el actual monumento con su escudo”. El panteón mandado construir por Pablo Angas en el cementerio del pueblo, fue con la intención de que sus restos y el del obispo reposasen en él, “por las venas de los dos corre la misma sangre”.

“Se me hacía extraño que un joven nacido en Ontiñena, siendo una persona de la iglesia tuviese tanta relación política y apoyase tan acérrimamente a Fernando VII. Mirando su árbol genealógico, me doy cuenta de la coincidencia de varios apellidos y personas, todos nacidos entre 1746 y 1784 que posiblemente coincidieron en Madrid y tienen origen en este pueblo”.

Este año coincide con el 200 aniversario del fallecimiento del obispo y con la celebración del año jubilar, privilegio concedido en el año 1512 por el papa Santo Toribio de Liébana junto con Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela son los cuatro lugares que tienen este privilegio.

Esta es la historia de nuestra fiesta y nos debe hacer reflexionar como pueblo, las ideas de las personas deben de ser todas respetadas y creo que tenemos en la vida del obispo Roda, con sus luces y sus sombras, un claro ejemplo de que hay que dar cabida a todos para que juntos consigamos mejorar Ontiñena”.