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COSAS DE CASA

Los Barrumberos, la nueva charanga de Los Monegros

Sus integrantes decidieron agruparse para formar la Asociación Vientos de Monegros, a la par que se creaba la charanga

Algunos de los miembros de la formación.
Algunos de los miembros de la formación.
S. E.

BARRUMBEROS es una palabra muy aragonesa cuyo significado, jactanciosos, nada tiene que ver con nuestros protagonistas, porque son todo lo contrario, amables, muy simpáticos, sencillos, encantadores y extraordinarios.

Los integrantes de la Charanga Los Barrumberos son todos monegrinos y un buen día decidieron agruparse para formar la Asociación Vientos de Monegros, a la par que se creaba la charanga.

Experiencia, por parte de los dos integrantes más veteranos, Rafa Anoro con su trompeta y Juanjo Escanero, con lo que surja; se unieron a Aurora Montull, con sus platillos y a los jóvenes Cristian Mansilla, trompetista, Alexis Mansilla, con el trombón y otros instrumentos; Carlos Laín y Jorge López, también trompetistas; Beltrán Peralta, el del saxofón alto, con la percusión de Gorka Saizar, Miguel Castilla; y Lucía Trallero o Eloy Porta, con su bombardino, agregan una nueva sonoridad a la charanga. “Y nos funciona, queremos con nuestros conocimientos musicales aportar a que este concepto se dinamice aún más, sin perder su esencia”, apuntan.

Un descanso en una de sus animadas actuaciones.
Un descanso en una de sus animadas actuaciones.
S. E.

Fue Rafa, que formaba parte de la charanga de Grañén y era el contacto con el Ayuntamiento de Sariñena, “y por la pandemia hubo bajas en la charanga de Grañén, en 2022 me llamaron del Ayuntamiento diciendo que contaban con nosotros, y al no poder asistir, pedí a los chicos de la Banda Municipal de Sariñena que salieran como charanga, además Alexis y Eloy tenían experiencia en charangas”, relata. Y entre Eloy, Alexis y Cristian buscaron a compañeros de la Escuela de Música, “y así empezó nuestra charanga, la primera actuación fue en la hoguera de San Antón, más tarde tocamos en la Ronda de Bares, la comida popular pre San Isidro, pronto llegaron actuaciones por todos los Monegros, la Hoya, en eventos…”.

Con la llegada del verano y el inicio de la temporada festiva, el colectivo, ha intensificado su actividad musical, la ilusión por la música es lo que los ha llevado hasta aquí, pero muchos ignoran la preparación y las horas de ensayo que llevan a sus espaldas. Su objetivo: regalar una experiencia inolvidable a los que disfrutan como nunca al ritmo de sus canciones.

Los jóvenes tienen mucha presencia en este grupo.
Los jóvenes tienen mucha presencia en este grupo.
S. E.

“Dos veces a la semana ensayamos, y en verano más, tenemos mucha ilusión por hacerlo muy bien y mucho repertorio, tanto para gente mayor, como para los más jóvenes con canciones de Quevedo, reguetón, electro-latino o boleros”, detallan estos profesionales de la música.

Esta dedicación absoluta, invirtiendo su tiempo y sus propios instrumentos, a veces tiene una cara negativa. “Lo peor es perderte cosas personales, es muy sacrificado. La realidad es que pasas más tiempo con el grupo que con tus propios amigos, se convierten en tu familia”, explicó Aurora, directora del grupo.

Aunque sonríe al recordar todos los recuerdos buenos que les da la charanga: “te quedas con los momentos que pasas de fiesta, cuando la gente está más contenta y alegre. Hay anécdotas que luego las recuerdas y te ríes”, dice recordando la actuación en Alberuela de Tubo. “El representante nos dijo que íbamos a hacer un pasacalles, y como había mucha gente, desde las piscinas hasta la plaza del pueblo fuimos tocando”, rememora la directora que explica que en la plaza había un escenario, “tenía muchos efectos especiales y nos hicieron subir, sorprendidos improvisamos canciones y la gente empezó a subir al escenario, menuda fiesta que montamos”, ríe Aurora. “Nos dijeron que éramos la mejor orquesta que había pasado en fiestas”, resume.

Poner precio a esta afición es complicado. Hay muchas variantes que modifican el precio: la distancia, la movilidad, las horas de trabajo y el tiempo de una docena de músicos. “No hay un precio por hora claro. A veces nos contactan de un ayuntamiento con un presupuesto concreto que luego tú puedes aceptar o no. O si nos llaman unos quintos, somos conscientes de que igual tienen más limitaciones económicas y que, al final, solo quieren disfrutar y pasarlo bien”, añade Rafa.

La realidad es que las charangas no duermen. Se puede contratar a una charanga para cualquier hora del día. Ya sea vermut, desfiles por la tarde, por la noche o de madrugada. Las charangas solventan sin restricciones de horarios cualquier tipo de celebración. Muchas veces, los músicos realizan varias actuaciones en un mismo día, siempre con un gran nivel y en verano es la temporada de mayor demanda de charangas. “En las recientes fiestas de Sariñena hemos actuado los días 31, 2, 3 y 4 de septiembre, en los toros de fuego o en la traca final, además de la actuación de la Escuela de Jota o de la Banda Municipal”.

Pero quizás lo más interesante de Los Barrumberos es su interacción con la diversidad cultural de los pueblos. Para ellos, cada fiesta es una oportunidad para conocer y valorar las tradiciones locales. Se adaptan al ritmo y las costumbres de cada lugar, incorporando elementos de su identidad en su repertorio musical. Este grupo de músicos profesionales ya han sido testigos de enorme emoción y alegría. La música, como lenguaje universal, les ha permitido conectar con personas de todas las edades y caminar junto a ellas en la celebración. Y en ese camino, han encontrado no sólo aplausos y reconocimientos, sino también la gratitud de aquellos que ven en su música un motivo de orgullo y una forma de mantener vivas sus tradiciones.