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Carlos Migliaccio: "No hay nada como abrir un libro de papel y llenarse de su aroma mientras lees"

Nació en 1958 en Hernani (Gipúzcoa) y ya hace algunos años que reside en Huesca, por eso lo llaman Neofato

Carlos Migliaccio
Carlos Migliaccio
M.B.

 ¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—No creo que el poder de síntesis de la informática pueda llegar a tanto. Diré que los que más utilizo son los corazones en combinaciones de colores diversas. Y los besos. Y algún puño que otro.

De grandes cenas están las sepulturas, refrán castellano. ¿De acuerdo o más bien están llenas de falta de cena?

—Ante una mesa bien servida, uno puede decidir. Ante una mesa vacía (de alimentos, de esperanza, de proyectos) no queda otra que la rebeldía o la resignación. Y siempre es más digna la rebeldía, aunque ello implique una cercana sepultura antes de tiempo.

Genio y figura. ¿Se identifica?

—Hubo una época en que quise comerme el mundo. Y lo intenté. Desde entonces estoy a dieta, así que de figura, nada. En cuanto a genio, más bien justito, pero, pienso, bien aprovechado.

¿A quién le daría el premio de gastronomía?

—A todo aquel que combate el hambre más primaria y más feroz, el hambre de alimentos. En nuestra comunidad, al personal de comedores escolares y asistenciales. Y haría fregar los platos y recoger las cocinas a todas aquellas personas que escatiman una beca comedor o una prestación social.

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonreímos poco?

—No creo que la sonrisa refleje la inteligencia de nadie. Me veo obligado a expresarlo así, puesto que yo sonrío en contadas ocasiones. Eso sí, si lo hago es con sinceridad.

Dice Howard Gardner que no hay buen profesional que sea mala persona. ¿No conoce a alguno para contradecirle?

—He conocido muchos. Pero no sé si son lo suficientemente significativos como para contradecir al padre de las múltiples inteligencias.

¿La inmigración es una bendición o una necesidad?

—Es una realidad a la que hay que dar respuesta desde la justicia social, con todos los medios disponibles.

¿Usted ha comprobado alguna vez si un “ebook” huele a las delicias del libro de papel?

—No hay nada como abrir un libro de papel y llenarse de su aroma mientras lees (o relees, que es también un placer muy especial) sus páginas.

¿Orgullo altoaragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—Ambos. Creo que no son incompatibles. Si no se cae en chovinismos, sean aldeanos o imperiales, que de todo ello hay.

Su lugar preferido de Los Monegros

—Son muchos. Me encanta Alcubierre, me fascina Sariñena y me enamora Robres. Me gustan las trincheras, me gusta el C.I. de la Guerra Civil, me gusta Femoga, me gustan las recreaciones históricas, me gustan las jornadas Orwell, me gusta el festival de la oralidad ...

Si tuviera que describir este territorio en una fotografía, ¿cómo sería?

—Sería una foto coral, de una multiplicidad de personas. Gentes a las que conozco y a las que aprecio.

Diga 3 cosas que le hagan feliz.

—Ver a mi hijo feliz. Ver a mi madre feliz. Ver a la gente que me rodea feliz.

¿Qué le atrajo de la fotografía para que lleve tantos años atrapado?

—Es la forma que tengo de relacionarme con el mundo y de estar en los sitios. Soy el que está siempre en medio. Es mi manera de coleccionar vida.

¿Cuál es su reto fotográfico más grande?

—Publicar un libro con las fotografías que más me han marcado, las anécdotas gozadas y los sinsabores sufridos en estos casi 20 años de disparos incruentos. Es un reto pendiente.

¿Qué califica una buena foto para usted?

—Salvados aspectos como la composición y el dominio técnico, una buena foto para mí se define por la reacción que provoca en quien la mira.

¿Una buena fotografía se busca o se encuentra?

—Es una mezcla de ambas cosas. Las que yo prefiero son las que me salen al paso y, las veo, por vez primera, cuando repaso las instantáneas tomadas en el ordenador.

¿Con quién una foto para la posteridad?

—¿Quién querría posar conmigo para la posteridad? ¡Con lo intensito que soy! Qué pereza...

¿Hay alguna fotografía que le hubiera gustado hacer pero no haya podido?

—Muchas. Pero no pierdo la esperanza de que algún día me salgan al paso y me pillen con la cámara lista.