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concierto

Nati Ballarín sorprende ‘Tocando el alma’ al piano

Interpretó su ‘Sinfonía de la serenidad’ ante un centenar de personas que disfrutaron de la belleza de su música

La pianista Nati Ballarín en su recital en Sariñena.
La pianista Nati Ballarín en su recital en Sariñena.
Marga Bretos

Con un escenario iluminado por unas tenues luces y en un ambiente íntimo y acogedor, dio comienzo el concierto en Sariñena de la pianista Nati Ballarín, Tocando el alma. Como protagonista, un piano de cola negro brillaba con elegancia y esperaba a la intérprete. Casi cien personas, expectantes, guardaron silencio y respetaron la solemnidad del momento.

Fue Anna Cerrillo quien abrió el evento narrando la belleza del concierto, y Carmen Pacheco, gerente de Carma, dio explicaciones de las sensaciones que iban a recorrer en el salón de la academia, con la música de Ballarín. De repente, se escucharon unos pasos y aparece la pianista, vestida con un traje oscuro y una flor de Lilium que contrastaba con su piel.

La música que surgió del piano era una mezcla de melodías clásicas y modernas, que expresaban las emociones más profundas del artista. El Preludio Bwv 846 de Johann Sebastian Bach abrió el concierto, una pieza musical que transmite una sensación de calma, serenidad y belleza, ejemplo del objetivo del concierto. “Se trata de unas piezas para sentir, relajar y para emocionar”, ha señalado la pianista sobre estas joyas musicales que conmueven a los oyentes.

A lo largo del concierto, Beethoven, Eros&Psique, Debussy, Chopin, entre otras y hasta un total de trece obras, transportaron al público a sentir melancolía, nostalgia, belleza o armonía, al ser una música que se caracteriza por su delicadeza, suavidad y elegancia, evocando la imagen de una vela encendida en la oscuridad. “Son melodías emotivas, algunas crean una sensación de calma y serenidad, aportan paz como la pieza Candle Light”, ha explicado Ballarín.

Cada nota fue una pincelada que dibujó un paisaje sonoro lleno de tonalidades y colores, donde la pianista demostró su excepcional capacidad para controlar los matices pianísticos, exhibiendo una técnica impecable y un sonido amable y afectuoso. El público se dejó llevar por la música que despertó sus sensaciones durante todo el recital.

Tras varios minutos de ovaciones y aplausos, Nati Ballarín expresó su agradecimiento a los asistentes y a sus colaboradores que hicieron posible la Sinfonía de la Serenidad, Tocando el alma, “que forma parte de un proyecto de ayuda a la salud emocional” recordó Nati Ballarín.