Monegros

COSAS DE CASA

Así eran las ferias y mercados de Sariñena

La investigadora Gemma Grau rememora estos encuentros con un completo recorrido por su historia

Participantes en una de las visitas.
Participantes en una de las visitas.
S. E.

LAS FERIAS y mercados en la España rural desempeñaron un papel significativo en la sociedad tradicional española. Específicamente, las ferias y mercados de ganado constituían el sistema tradicional de comercio pecuario. Aunque en esencia no hay una diferencia clara entre mercados y ferias, se considera que una feria es un mercado de mayor importancia que el ordinario, que se celebra en parajes públicos y en días señalados, generalmente una vez al año y conformaban un auténtico espectáculo, donde los “tratantes y chalanes” llevaban a cabo la compraventa de animales entre vendedores y compradores.

En la revista Ganadería, en mayo de 1944, se expresaba con un tono lírico propio de la época: “De abril a mayo, la llave de todo el año, el mapa de España se alegra con el ir y venir de los trajinantes y mercaderes”. Las ferias de ganado eran momentos de ilusión y promesas, y su historia se remonta a siglos atrás, y aunque han evolucionado con mejoras significativas, aún mantienen su relevancia social y económica dejando una huella cultural en la sociedad.

Recorrido guiado por la localidad.
Recorrido guiado por la localidad.
S. E.

Con motivo de San Antón, la concejalía de Patrimonio del Ayuntamiento y la Asociación de Casco Antiguo de Sariñena, de la mano de la investigadora Gemma Grau, organizaron un recorrido por sus calles, centrado en la historia de las antiguas ferias de ganado que organizaba la villa, y que tanta fama y renombre le dieron.

“Desde el siglo XIV y hasta finales del XIX, Sariñena fue el lugar de tres ferias: la de la Candelaria, Ramos y Santa Cruz, además de un mercado semanal los sábados, ubicados todos en los porches de la calle Mercado y plaza Salvador. A las caballerías y ganado lanar se sumaba el comercio de tejidos de lana, dominado por los judíos en esa época”, iniciaba Grau el recorrido y exponía toda la información al numeroso grupo que le escuchaba atentamente.

Así, compradores, vendedores y tratantes de Zaragoza, Castilla, Rioja, Cataluña, Valencia, Pirineos y sur de Francia se encontraban en la capital monegrina para realizar sus transacciones, “siendo la feria de referencia, junto con la de Zaragoza, y en algunas épocas, llegando a marcar el precio de la carne para el Reino. Por su buena calidad, la carne de la zona era muy apreciada, llegando a comprar desde el Hospital de Gracia de Zaragoza para alimentar a sus enfermos”, detallaba la investigadora monegrina que apuntaba como, “famosos eran los pastos, palancas y corrales que el pueblo ponía a disposición de los ganaderos, que traían sus animales a pasar el invierno al llano”.

La plaza Salvador en una imagen antigua.
La plaza Salvador en una imagen antigua.
S. E.

Las ferias eran el gran evento del año, económico y social, y marcaron hasta el urbanismo de la localidad, “calles como las del Mercado, Mercadal o plaza Roda deben su nombre a las ferias y su ubicación nos habla del desarrollo y crecimiento urbanístico, aparejado al crecimiento de la propia actividad económica”, relataba en el recorrido guiado, “tal es así que en el siglo XVII el Síndico de Sariñena manda una carta solicitando obligar a los mercaderes y demás comerciantes a poner sus tiendas y géneros en los cubiertos de la plaza en lugar de hacerlo en la calle donde se hallan los corrales de Palanca para la venta de caballerías, por los peligros que ocasionan, y es que el volumen de gente y animales es tal que se habían producido varios atropellos de caballerías a niños o jóvenes de la localidad”.

Asimismo, revelaba que, “mucha de la documentación conservada en diferentes archivos son pleitos entre particulares y con la administración del propio mercado. Así, desde finales del siglo XIII hay documentación sobre litigios, quejas o reclamaciones por el pago de tasas y por vender productos sin permiso. También de robos sufridos por algunos tratantes cuando volvían de la feria tras haber efectuado grandes compras o negocios”.

Gemma Grau es una de las impulsoras de la asociación del Casco Antiguo de Sariñena, que junto a los integrantes de la agrupación se dedican a la defensa y la mejora del patrimonio histórico y cultural de esta zona.

La asociación realiza una serie de actividades para reivindicar la importancia del casco antiguo, como exposiciones, charlas, visitas guiadas, concursos de fotografía y pintura, y publicaciones.

La asociación también ha expresado sus opiniones y sugerencias sobre las obras de remodelación de la plaza de España, que se encuentra en el casco antiguo, y que alberga el edificio consistorial y varios establecimientos.

Gemma Grau, además de ser investigadora y escritora, es una persona comprometida con la recuperación y la difusión de la memoria histórica y el patrimonio cultural de Sariñena y de los Monegros, destacando la monografía ‘Sariñena en guerra’, de la mano de Sariñena Editorial y con la colaboración del Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras de Aragón. Además, es coautora de otras dos publicaciones sobre pueblos de colonización monegrinos: “Curbe, 50 años de vida” y “Cartuja de Monegros, 50 años echando raíces”.