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María Luisa Torres: “Maestra” de salud desde la farmacia

María Luisa Torres en su primera comunión y en la actualidad.
María Luisa Torres en su primera comunión y en la actualidad.
S. E.

María Luisa Torres es una de las dos farmacéuticas de Sariñena y como todos los profesionales de su sector tiene una gran responsabilidad desde su establecimiento. Son los profesionales sanitarios más cercanos y accesibles para el paciente, y por competencias y funciones, tienen un papel relevante en el ciclo asistencial, pudiendo influir directamente en la percepción, conocimientos y habilidades de los clientes con respecto a sus patologías y tratamiento.

María Luisa nació en Camporrells y explica cómo fueron aquellos años de su infancia. “Era la pequeña de tres hermanos y casi me críe como hija única”. A los 10 años tuvo una endocarditis bacteriana. “Estuve un año y tres meses sin moverme de la cama, no sé ni cómo sobreviví, porque a los 3 años me caí en un sitio lleno de ladrillos a remojo y me salvó un albañil que vio mis pies y me sacó medio ahogada”. A los 6 años, y debido a su carácter travieso, jugaba al borde de un precipicio con los ojos cerrados, “y volví a caer, afortunadamente en esta ocasión no me pasó nada y eso que había más de 3 metros de altura”.

De su vocación como farmacéutica, explica que sus padres eran agricultores, pero la madre de una amiga tenía una tienda y le encantaba “ver cómo atendía, además -añade-, hubo una maestra a la que admiraba mucho y también quise ser maestra, me gusta enseñar y explicar y como desde los 14 años estuve en un internado, en verano daba clases con mi hermana de matemáticas y química, dos de las materias que se me daban muy bien”. Fue entonces cuando la maestra le propuso estudiar farmacia, “y pensé que la química aplicada al cuerpo humano podría ser algo muy interesante”.

Al finalizar su carrera, en la crisis del 84, coincidió con la muerte de su padre, “y en el testamento dejó escrito que debía ser farmacéutica, tuve que aprender a pedir préstamos, a informarme en otras farmacias, todo un mundo desconocido para mí”.

Por fin encontró trabajo en una farmacia de Albalate de Cinca, “donde cogí mucha experiencia y donde oí hablar de Villanueva de Sijena y allí estuve durante 20 años y continué con mi formación”, un gran numero de cursos que le hicieron aspirar a tener su propia farmacia.

En aquellos años solo se dedicaban a dispensar medicamentos. “Ahora prestamos servicios, realizamos la labor de atender, asesorar y hacer seguimiento a las necesidades de cada paciente. También creamos algún medicamento con fórmulas magistrales ajustadas a la necesidad del paciente. Así como también promovemos hábitos saludables”, por lo que ha unificado sus vocaciones de atender al público, con enseñar y explicar. Desde hace 17 años vive en Sariñena, con su marido, que trabaja como arquitecto y los días que ambos tienen festivos, los comparten con sus nietos.

“En Sariñena somos felices, queremos a los vecinos y nos sentimos queridos desde el principio”, afirma María Luisa desde su farmacia, donde cualquiera que entra encuentra una atención especial y productos dedicados al cuidado de la salud, la belleza, la higiene personal y fórmulas infantiles, entre otros muchos.