Monegros

COSAS DE CASA

Procesiones a la Virgen de las Fuentes en los siglos XVIII y XIX

Gemma Grau, Salvador Trallero, Joaquín Ruiz y Santiago Vilella han investigado sobre las romerías

Romería con la Virgen de las Fuentes, mediados del siglo XX. Foto publicada por Joaquín Ruiz en el grupo de Facebook Sariñena, fotos antiguas y curiosidades.
Romería con la Virgen de las Fuentes, mediados del siglo XX. Foto publicada por Joaquín Ruiz en el grupo de Facebook Sariñena, fotos antiguas y curiosidades.
S. E.

GRACIAS a investigadores del patrimonio monegrino como Gemma Grau, Joaquín Ruíz, Salvador Trallero o Santiago Vilella, entre otros, hoy podemos conocer el origen de las romerías en el día de San Isidro a la Cartuja de las Fuentes.

“Desde que se tiene constancia escrita, la primavera es el momento de la procesión de los vecinos de Sariñena a la Cartuja de las Fuentes, aunque sin una fecha fija”, explica Grau sobre las procesiones de rogativa, una manifestación de fe y esperanza, donde la comunidad se unía para implorar la protección divina y superar las dificultades a las que se enfrentaban.

Así, a mediados del siglo XVIII, revela Grau, “tenemos constancia gracias al libro de la Cofradía de Nuestra Señora de las Fuentes, de que no había un día estipulado para la procesión, sino que cuando la junta de la cofradía había determinado la fecha, sus mayorales tenían la obligación de comunicárselo a los vecinos”.

Altar mayor de la Cartuja de comienzos del siglo XX.
Altar mayor de la Cartuja de comienzos del siglo XX.
S. E.

Los mayorales tenían la responsabilidad principal de coordinar y organizar las procesiones o romerías, asegurando que todo se llevaba a cabo de manera adecuada y ordenada, “la procesión salía de noche del pueblo, entre toques de campana e iluminados por antorchas, que la misma cofradía proporcionaba, dado lo largo del recorrido. Tras los oficios religiosos en el monasterio y la siguiente comida, al regreso de la comitiva era obligado para todos los cofrades salir a recibir la comitiva a la acequia de Valdera, y acompañarla hasta llegar de nuevo a la iglesia”, expone la investigadora que manifiesta, “de los últimos años registrados en el libro sabemos que en 1816 la rogativa tuvo lugar el 16 de mayo. En 1817 fue el 21 de abril, y en 1818, el 29 de mayo.

Además, tras la desamortización de 1835 y el desmantelamiento del monasterio, el traslado de la imagen de la virgen a la iglesia de Sariñena hace que las rogativas se lleven a cabo por las calles de la localidad. Un ejemplo es la del año 1858, cuya crónica era publicada en la Gaceta de Madrid del 20 abril: “En Sariñena se ha celebrado una solemne rogativa a Nuestra Señora de las Fuentes para implorar su auxilio por la sequía que agosta los campos y hace concebir grandes temores de que se pierda una cosecha que tan buenas esperanzas había hecho concebir. Acompañada de un numeroso concurso se llevó procesionalmente la imagen de la Virgen por las calles de la villa, y los niños de la escuela, que también iban en hilera con el mayor recogimiento, le entonaron angélicos cánticos”, confirma Grau.

Ilustración en el libro de la Cofradía de la Virgen de las Fuentes. A la izquierda de la imagen, aparece representado el monasterio.
Ilustración en el libro de la Cofradía de la Virgen de las Fuentes. A la izquierda de la imagen, aparece representado el monasterio.
S. E.

Treinta años después, el 28 de marzo de 1879, “encontramos otra referencia en el Diario de Huesca: Los vientos fuertes y fríos de estos días han concluido de arrebatar las últimas esperanzas que nos quedaban de rescatar alguna pequeña parte de la cosecha de cereales. Dios quiera que a los vientos sucedan inmediatamente las lluvias, y que éstas se repitan con frecuencia para que no falte el agua de riego y con ella las hortalizas, única esperanza que hoy queda para alimentar nuestras familias y poder satisfacer en parte los excesivos tributos que con rigor inexorable se nos piden. Hablase de hacer una rogativa a Nuestra Señora de las Fuentes implorando su auxilio para que Dios nos conceda el beneficio del agua y desaparezca esta prolongada sequía que tiene agostados los campos…”.

Y continúa puntualizando como a mediados de la década siguiente, en 1884, una extensa crónica nos deja más detalles de su celebración: “…el clero parroquial repartió el domingo por la tarde 18 arrobas de pan a los pobres de esta localidad. Este acto benéfico fue como la señal dada para comenzar la romería. Desde este momento, el bullicio, la algazara, el movimiento, el ruido, las rondallas, las canciones, el golpeo de puertas, los gritos de los chiquillos, el estrépito que el andar por las calles produce los carros y hasta el rebuzno de los borricos, no han dejado un momento de reposo a los habitantes de la población, muchos de los cuales, a las tres de la mañana y antes de la señal convenida, se encontraban discurriendo por las calles y por los caminos que conducen a la Cartuja.

Un repique general de campanas anunció a los poltrones y perezosos (…) que rayaba el alba y que pronto iba a dar comienzo la misa, que, según el programa, habían de preceder a la salida de la Virgen de su capilla”.

La celebración habría de sufrir más variaciones a lo largo del siglo XX con el deterioro y abandono de la Cartuja, la quema de la imagen de la virgen en 1936 (salvándose sólo su cabeza), la recuperación de la ermita de Santiago y la imposición de la festividad del 15 de mayo, hasta configurar la fiesta que conocemos hoy.

Desde Os Monegros, Joaquín Ruíz trasmite este texto, “Dizen que años p’atras, a l’amadrugada, un labrador rondaba las calles del lugar, con una campanilla que hacía sonar y un candil pa luminar hasta que salía el sol, en las tradicionales plegarias de l’aurora, rezando para que la lluvia afogase la sed de nuestros ya antiguos secanos. Nuestras antiguas tierras nos exigen peregrinación, antes cada añada teníamos d’ir al Cartujo de Nuestra señora de las Fuentes. Cada 15 de mayo “San Isidro patrón labrador”, los carros del lugar y redolada han de dejar de carriar, pues de fiesta hay que ir. Aura los de Sariñena, en San Isidro, pa la ermita de Santiago, con la Virgen de las Fuentes, imos d’ir”.

Y es Salvador Trallero, en su libro Sariñena Antigua donde manifiesta, “la costumbre de ir a la romería se pierde con el tiempo, el 15 de mayo celebraba la iglesia la fiesta de San Eufrasio, aunque era también el día de San Isidro, patrón de los agricultores, hacia donde se irían inclinando las preferencias de los fieles”, añadiendo que, “la fiesta iría muy ligada, probablemente, a las rogativas para pedir lluvia, principalmente eran los labradores con galeras, carros, tartanas y caballerías los que iban a la ermita el día 15 de mayo, el Ayuntamiento declaró fiesta local ese día a principios de los 70”.