Ribagorza

#SOYDELALTOARAGÓN

Ángel Sahún: “Estoy enamorado del Valle de Benasque y lo enseño como si fuera mi casa”

Regresó a sus orígenes en los setenta y estableció el primer laboratorio fotográfico de la zona

Ángel Sahún
Ángel Sahún
Elena Fortuño

El fotógrafo Ángel Sahún regresó a sus orígenes en los años setenta, estableciendo su residencia en Benasque, donde fundó su familia y su hogar. También estableció allí el primer laboratorio fotográfico de la zona y su cámara fue el escaparate del valle al mundo a través de su espléndida labor como corresponsal de la Agencia EFE y sus colaboraciones con medios de prensa regional, como DIARIO DEL ALTOARAGON, y nacional. Ángel Sahún es la muestra de que para “comunicar” hay que conocer y amar; y nadie como él presume del Valle de Benasque en su faceta de pastor de vacas, parapentista, montañero, ciclista y esquiador, sobre todo, en la estación de esquí de Aramón Cerler, a la que sigue vinculado como “Embajador”.

Naciste en Barcelona, pero hay poca gente más del Valle de Benasque que tú, ¿no crees?

—Hubo un Sahún que vino de la montaña, de ahí el apellido, y se casó en la Puebla de Castro, porque mi bisabuelo venía de Casa Olivera de la Puebla de Castro. El apellido salió de este valle y ha vuelto a su sitio de origen porque yo he formado mi familia en el Valle de Benasque. Soy de aquí. Tengo los orígenes aquí y he pasado más tiempo aquí que en ningún sitio. Estoy enamorado del valle y lo enseño como si fuera mi casa.

¿Te costó lanzar tu profesión de fotógrafo en el Valle?

—Estamos hablando del año 1976 que me establecí fijo en Benasque. Entonces, había poco trabajo aquí porque la estación empezaba a funcionar, había malas comunicaciones. En invierno, era pistero en Cerler y, en verano, hacía de pastor. Tengo un recuerdo maravillo de mis momentos de soledad guardando vacas en la montaña.

Yo me había formado como fotógrafo en Barcelona. Quise tener unos años sabáticos, pero luego vi que lo que sabía hacer era la fotografía. La estación de esquí empezó a funcionar mejor. Llegaban autocares, colegios, cursos a través de la DGA promocionando el esquí y, entonces, decidí montar un laboratorio fotográfico porque no había ninguno en la zona.

La estación fue el motor que aseguraba una facturación para sobrevivir. No he hecho grandes reportajes ni grandes cosas, pero he conseguido algo de lo que estoy muy orgulloso, que es haber sobrevivido de la fotografía en el Alto Pirineo Aragonés. He tenido que hacer corresponsal de Agencia EFE, bodas, bautizos y comuniones, prensa diversa, reportajes de promoción de hoteles, publicidad, fotos de carnet, por supuesto, fotos de lindes con los notarios para entuertos que había entre propietarios, lo que ha hecho falta. He dado un servicio fotográfico y he podido vivir.

¿Tienes la sensación de haber sido la ventana del Valle de Benasque al mundo?

—Es un trabajo silencioso y en la sombra, pero he estado detrás de cualquier evento. Hemos cubierto campeonatos de trial, mundiales de parapente, el open internacional de ajedrez, trails. La riada de Benasque en 2013 fue el último trabajo que cubrí con EFE. Me llamaron porque no tenían imágenes, desempolvé la cámara y enseñé cómo quedó el valle después de aquella riada que, afortunadamente, no dejó víctimas.

La fotografía también te ha permitido vivir el valle intensamente.

—Aprendí parapente con Gerardo Bielsa que fue quien lo introdujo de Francia. Le estaba haciendo fotos y me propuso probarlo; y toda mi familia volamos en parapente. Ha habido dos copas del mundo de parapente y cuando haces fotos y conoces el tema, lo fotografías mejor. También practico esquí, esquí de travesía, bicicleta de montaña, barranquismo, muchas veces “por culpa” de que has de hacer un reportaje; y siempre con guías de montaña de alto nivel.

Desde “la reserva”, aunque sigues colaborando con quien lleva La Retratería que fundaste, ¿te gusta más la foto del valle actual que la que encontraste en los setenta?

—Ahora la calidad de vida en el valle es mucho mejor, no nos podemos quejar. El cambio social nos ha beneficiado. Estamos más atendidos, con centros de salud, mejor educación, comunicaciones, la mejora de la carretera Campo-Seira nos hará llegar antes a los hospitales. Estamos mejor ahora