Ribagorza

REPORTAJE

Iván Muñoz, bombero ribagorzano en Turquía: "Siempre hay rescates milagro, pero ahora ya es muy difícil"

El también adiestrador canino regresa satisfecho del país tras contribuir en el rescate de dos personas vivas

Iván Muñoz, durante la coordinación de las labores de rescate por el terremoto de Turquía.
Iván Muñoz, durante la coordinación de las labores de rescate por el terremoto de Turquía.
S. E.

EL BOMBERO y adiestrador canino ribagorzano Iván Muñoz regresa de Turquía satisfecho por haber contribuido en el rescate de dos personas vivas, de 46 y 60 años, sepultadas bajo un edificio arrasado por el terremoto. Como jefe de operaciones del Equipo Usar ligero de Bomberos Girecan, un Grupo Internacional de rescate ante catástrofes naturales, Muñoz destaca también la recuperación de cadáveres para entregarlos a sus familias.

“Ayer (por el lunes) nos enteramos de que rescataron a alguien después de más de 100 horas. Siempre hay rescates milagro, pero ahora ya es muy difícil”, comenta el responsable de este grupo formado por 15 personas y dos perros que se retira ante el nuevo nivel de intervención, debido al tiempo transcurrido.

El cónsul de la embajada turca encabezó la recepción este lunes en Madrid, tras una intensa semana que comenzó “gestionando la frustración porque quieres hacer más y la propia emergencia no te deja” y siguió con “jornadas larguísimas de trabajo, en las que comíamos sin interrumpir las búsquedas y dormíamos en el bus porque había que descansar”. “El equipo ha venido muy unido porque hemos sacado los cuerpos para que las personas los puedan llorar en Islahiye y dos personas vivas entre los escombros en Kirikhan. Además, hubo otra localización en Islahiye, pero nos dijeron que cuando los sacaron ya estaban muertos”, relata cansado, pero “orgulloso”.

Los perros “han trabajado mucho”, si bien relata otros servicios desarrollados. “En Nurdagi, hicimos varias búsquedas, pero también valoración estructural de edificios porque llevamos dos bomberos que son arquitectos técnicos, además de dos bomberos sanitarios y dos adiestradores caninos”, detalla.

Muñoz resaltó la autonomía del grupo que, una vez atendido en el centro de recepción de la ONU, requirió solo transporte, gasolina e intérprete. “Teníamos la base de operaciones en Islahiye en un campamento donde éramos totalmente autónomos. “Fuimos como equipo ligero para ser ágiles y no ser una carga para el país. Llevábamos nuestras duchas e incluso nuestro papel higiénico. Y aún así, se han volcado con nosotros. El último día en el aeropuerto no nos dejaban pagar el desayuno”, recuerda emocionado y agradecido tras una experiencia que se suma a sus rescates en el terremoto de Ecuador, el deslizamiento de Filipinas o la búsqueda de un espeleólogo en Perú.