Ribagorza

DÍA DE ARAGÓN

La Fiesta de la Longaniza catapulta la tradición a los nuevos tiempos

Mariano Ciutad, el presidente de la Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus explica los avances 

El presidente de la Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus, Mariano Ciutad.
El presidente de la Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus, Mariano Ciutad.
E.F.

Los empresarios agroalimentarios grausinos Aventín, Melsa y Maella decidieron, a principios de los noventa, unir sus esfuerzos para impulsar la primera Fiesta de la Longaniza. El evento cuajó y fue creciendo hasta lograr, ya convertidos en la Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus, el récord Guinness por la elaboración y degustación de la Parrillada de Longaniza más gran del mundo en 1997. El Gobierno de Aragón la declaró Fiesta de Interés Turístico de Aragón en el año 2013 y la cita, apoyada por miles de personas el último fin de semana de julio en Graus, continúa “catapultando” la tradición a los nuevos tiempos, como apunta el presidente de la Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus, Mariano Ciutad.

“Cuando me preguntan por los ingredientes, digo que los más importantes son la tradición y el buen hacer porque la longaniza está ligada a nuestros orígenes que se han llevado a la actualidad sin perder el entusiasmo. Ya no es si se pone más o menos pimienta porque cada fabricante le pone su punto, sino intentar no perder la tradición sin renunciar a los medios actuales ajustados al consumo y la realidad del público”, comenta.

“Cuando me preguntan por los ingredientes, digo que los más importantes son la tradición y el buen hacer"

El más famoso de los embutidos grausinos encarna una tradición muy arraigada en Graus y en todo el Alto Aragón hasta hace escasas décadas, la matacía del cerdo. “La longaniza es también un tema cultural. Para la matacía, la gente se juntaba en las casas para matar un tocino que habían estado criando muchos meses. Todo el mundo, hasta los críos, participaba en la matacía. Elaborabas las piezas y las guardabas para los días más emblemáticos. Era un día grande, para juntarse, hablar y celebrar. En casa de uno, de otro, la matacía es parte de la cultura y de la tradición y la fiesta de la longaniza es un día de fiesta como aquellos, de compartir y de disfrutar de los productos del cerdo”.

De ese momento de la matacía con el que entronca la Fiesta de la Longaniza nació en 2011 la figura del “tastador”, ostentada por personalidades del Alto Aragón que, como hacía el experto en las matacías tradicionales, prueban el producto para ver si está en su punto. “Enlaza con la tradición del ‘tasté’, de probar si estaba al punto especias, aunque nosotros lo hacemos al punto de cocción, pero la simbología es la misma”. El exdirector del DIARIO DEL ALTOARAGÓN, Antonio Angulo, fue el primer ‘tastador’, seguido por Carlos Barrabés (2012); José María Vilas (2013); Santiago Costa (2014), Toni Piniés (2015), Luz Gabás (2016), Ildefonso García-Serena (2017), Inés Plana (2018), Manuel Campo Vidal (2019); el párroco Ignacio Cardona (2020 y 2021) y Eugenio Monesma (2022).

La Asociación de Fabricantes de Longaniza de Graus ya tiene la vista puesta en la 32 edición del próximo 29 de julio en un camino que “parece muy fácil, pero por el medio han pasado muchas cosas. A veces, hay productos que se diluyen y se pierden, sistemas sociales que hacen presión y la fiesta es el reflejo de un esfuerzo, de catapultar el origen, esforzándonos para no perder lo que se hacía antes con los medios de hoy en día, en medio de tumbos sociales y empresariales”.

La longaniza es un producto típico aragonés que cuenta con la “C” de calidad, un sello que tramita el Gobierno de Aragón, y la Longaniza de Graus es Longaniza de Aragón. “Reflejamos una parte amplia de la cultura de Aragón e incluso hace de abanico a otros productos que si no se perderían como la chireta o las tortetas”, considera Ciutad. A nivel gastronómico, en la fiesta se va más allá con el Longaniza Fest que apuesta por la longaniza como ingrediente. “Innovando y luchando contra las inclemencias sociales”, en un esfuerzo de generosidad ya que, pese a la ayuda institucional, “siempre tenemos que dejar lo nuestro y poner tiempo y dinero en este proyecto común”.