Ribagorza

ENTREVISTA

Judith Lacoma: "Jugaban y podían ver la puerta de casa por si llegaba el marido"

La nueva presidenta de la Asociación El Rampeu, de Campo, enseña el deporte de las ‘birllas’ a las jóvenes de la localidad

Judith Lacoma con las ‘birllas’ en Campo.
Judith Lacoma con las ‘birllas’ en Campo.
E.F.

Como nueva presidenta de la Asociación Deportiva ‘El Rampeu’ de Campo, Judith Lacoma está trabajando para que “las birllas”, un deporte tradicional exclusivo de mujeres, “enganchen” a las niñas, garantizando su continuidad. Como responsable del Museo de Juegos Tradicionales de Campo, conoce muchos otros juegos que han caído en el olvido por la falta de relevo generacional y quiere evitar que “las birllas” corran la misma suerte. El segundo Encuentro de Birllas, celebrado el pasado fin de semana, demostró sin embargo que, de momento, hay savia nueva, y se homenajea a las jugadoras más mayores mientras se recibe a las jóvenes.

“Yo veía que está muy bien enseñar a la gente las ‘birllas’ en el museo, pero si no se sigue jugando, qué sentido tiene, igual dentro de 10 años, no se juega. Así que tenía la idea de trabajar para recuperar el juego porque no había niñas y se trataba de aficionar a las más pequeñas”. Justo después de su nombramiento, el pasado verano, Judith Lacoma se lanzó con la enseñanza de “las birllas”. “Pensé por qué no estar con las crías y hacer de las ‘birllas’ una clase extraescolar y así empezamos, desde octubre y seguiremos hasta final de curso, los lunes de cuatro a seis, con fresco, con viento”.

Aunque el número de alumnas varía, hay unas 14, “sobre todo niñas de 3 a 12 años, aunque también se han apuntado algunas mamás. Con las crías jugamos en la plaza Cabo Vila y la calle del Bayo, que es lo más próximo a la escuela. Salvo los meses de más frío que hemos jugado en el frontón, el sitio más soleado, aunque allí hay que hacer el campo de juego”.

Aunque Judith Lacoma no da una fecha, comenta que “las birllas” se juegan en Campo, al menos, desde principios del pasado siglo XX. Prueba de ese enraizamiento en la villa es que casi todas las calles están jalonadas de campos de juego, con los nueve agujeros para encajar “las birllas”. “Jugaban solo las mujeres porque los hombres tenían más posibilidad de relacionarse en otros entornos. Ellas tenían que estar pendientes de la casa y aprovechaban el rato de después de comer, por ejemplo. Eso sí, jugaban en un punto en el que todas podían ver la puerta de casa por si llegaba el marido”.

Pese a las nuevas circunstancias laborales, que obligan a las mujeres a trabajar fuera de casa, “las de mediana edad siguen sacando tiempo para jugar y las niñas esperan las clases expectantes”. Así se evidenció en el encuentro que incluyó clases por la mañana a las que asistieron unas 65 mujeres, una multitudinaria comida con 77 mujeres de todas las edades y un “minicampeonato” por la tarde, con 7 equipos de 4 personas a tres manos.

Para este campeonato, igual que sucede con el que se disputa en las fiestas de Campo o en el Encuentro que solía celebrarse con las jugadoras de “quilles” de Benasque, se jugó con “las birllas” de la Asociación “El Rampeu”, si bien a diario se utilizan las que vienen comprando las propias casas por calles hace décadas.