Ribagorza

OJO AVIZOR

Un conjunto termal, reflejo de la historia del valle benasqués

El balneario de los Baños ha registrado el poder de hombres ilustres benasqueses o la presencia de
los duques de Alba en el valle

Fotografía antigua del comedor.
Fotografía antigua del comedor.
Fundación Hospital de Benasque

Las evocadoras aguas termales y sulfurosas del balneario de los Baños de Benasque que emergen de la roca a 1720 metros de altitud han bañado la vida de los benasqueses y reflejado su historia desde tiempo inmemorial. A falta de documentación sobre los baños en tiempos romanos y en la Edad Media, aunque se sabe que ya entonces tomaban sus aguas, la primera referencia al balneario se remonta al siglo XVI con la construcción de una instalación modesta

La proyección nacional de ilustres benasqueses dejó su impronta en el balneario en el siglo XIX, con el político y militar Antonio Cornel y Ferraz Doz, con la Duquesa de Alba como ilustre benefactora, como máximo exponente. El pasado siglo, tras el capítulo oscuro de la Guerra Civil que lo hizo pasto de las llamas, la Familia Valero Llanas, pionera en apostar por el turismo de montaña, llevó el balneario a los nuevos tiempos sumando páginas a la historia que recogen los muros de este lugar imprescindible en Benasque.

Manteniendo su estampa señorial y palaciega en el majestuoso entorno del fondo del valle de Benasque y custodiado por cimas como el Aneto o la Maladeta, el balneario de los Baños de Benasque emerge de la roca a 1720 metros de altitud, convirtiéndose en el más alto de España y en uno de los más elevados de Europa.

A diez kilómetros de la villa benasquesa, el emblemático balneario de los Baños de Benasque se alza en las inmediaciones del Pico de Alba, cuyo nombre recuerda a los duques de Alba, asiduos visitantes del valle, y a la generosa duquesa que, sin embargo, no se sabe si llegó a disfrutar de los baños. Aún así, la huella de la aristócrata ha contribuido a engrandecer la dilatada historia de este lugar mágico, inspirador de historias de la talla de Como fuego en el hielo (2017), tercera novela de la escritora benasquesa Luz Gabás (Premio Planeta 2022).

Se cree que los romanos ya conocían las propiedades curativas de las aguas del Balneario de los Baños de Benasque y, aunque se sabe que en la Edad Media los vecinos se bañaban en sus aguas, la primera referencia escrita se sitúa en 1522, cuando se habla de la existencia de un pequeño edificio balneario para el uso terapéutico de las Fuentes Medievales de San Iván, San Víctor y San Roque. En 1721, se publicó un tratado sobre las propiedades y virtudes prodigiosas de estas aguas, pero no fue hasta el año 1801, cuando comenzaron las obras para crear un gran balneario, con 47 habitaciones individuales y dobles, junto a los manantiales, con materiales nobles de la zona como el mármol de las bañeras y la madera que luce en los artesonados.

Comienza aquí la época de mayor esplendor de los Baños de Benasque, cuyos muros podrían encerrar una evocadora historia de amor entre el ilustrado, militar y político Antonio Cornel y Ferraz, natural de Benasque y ayudante de campo del Conde de Aranda y ministro de la Guerra de Carlos IV, y María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba, a quien el ilustre benasqués ‘cautivó’ para la financiación.

Casi un siglo después, otro ilustre benasqués, José Ferraz y Cornel, senador y ministro de Hacienda, en su última voluntad dejó “medios” para la mejora de la habitabilidad en el balneario que se llevó a cabo en 1871.

Durante la Guerra Civil, los Baños de Benasque fueron ocupados como cuartel por tropas del Frente Popular y el edificio fue incendiado quedando casi totalmente arrasado. En 1945, la familia Valero Llanas reconstruyó el edificio y recuperó la tradición balnearia del recinto. Durante los 75 años de concesión municipal, “Los Valero” gestionaron las instalaciones, primero Valero Llanas y su hija Rosa y, más tarde, José Castán y su esposa Asumpta. El balneario se fue impregnando durante décadas del alma de una familia que ha latido al ritmo del propio valle. No en vano, Valero Llanas fue reconocido con la Medalla de Plata al Mérito Turístico del Gobierno de España y la Placa del Mérito Turístico del Gobierno de Aragón, entre otros distintivos por su trayectoria empresarial.

Sin embargo, tras vencer en 2008, la concesión se fue prorrogando en precario hasta 2019 cuando el cierre que empezó siendo temporal acabó convirtiéndose en definitivo. El proyecto presentado por la empresa Valero Llanas e hijos por valor de 9 millones de euros salió a concurso y quedó desierto forzando “un cierre doloroso” para una familia que casó parejas y bautizó niños en la capilla del balneario.

Lamentablemente, las pintadas de los grafiteros como muestra de dejadez, abandono y falta de respeto con la historia y el patrimonio común es lo único que está escribiendo en el balneario de los Baños de Benasque en los últimos años a la espera de que la voluntad del Consistorio sea capaz de revertir la situación.