Ribagorza

PATRIMONIO

El cuadro de Leonardo Olivera regresa a Campo

Se trata del único beato natural de la historia del pueblo

José Luis Pueyo, párroco de la iglesia de Campo, junto al cuadro.
José Luis Pueyo, párroco de la iglesia de Campo, junto al cuadro.
Á. H.

Leonardo Olivera Buera es el único beato natural de Campo en la historia de la localidad ribagorzana donde nació el 6 de marzo de 1889. Desde hace unos días, su cuadro ya está en la iglesia por iniciativa del párroco José Luis Pueyo. Así, los vecinos y feligreses conocen al sacerdote que fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 entre los 233 mártires de la Guerra Civil durante una ceremonia que se realizó en la plaza de San Pedro, en Roma.

La mayoría de los vecinos de Campo no conocían al beato Leonardo Olivera, hijo de José y Paula, a quien bautizaron en la iglesia del pueblo al día siguiente de nacer. Tal vez sea el único o de los pocos naturales de Campo que figura en la Real Academia de la Historia donde consta su historia, de familia que se dedicaba a trabajos ambulantes, frecuentó la escuela de Castejón de Sos de cuya parroquia fue monaguillo. Estudios en el Seminario de Barbastro, pasó al de Zaragoza en cuya diócesis se ordenó sacerdote el 17 de junio de 1916, su primer festino fue la parroquia de Movera antes de destinos posteriores, entre ellos el colegio Bonanova (Barcelona) donde fue capellán.

Se le recuerda como “buen estudioso”, autor de artículos en El Debate y colaborador en la primera época del semanario barbastrense El Cruzado Aragonés, propiedad del Obispado. Leonardo Olivera tenía 47 años cuando le fusilaron en El Saler (Valencia) el 23 de octubre de 1936 tras identificarse como sacerdote en el colegio de los Hermanos de la Salle. Su cuerpo se enterró en el cementerio de Valencia y no fue posible recuperarlo.

José Luis Pueyo, párroco de Campo, explicó que “el cuadro con su foto estaba en la abadía, pero he optado por llevarlo a la iglesia para que la gente lo conozca mejor. En mi caso que estuve en la beatificación de los dos curetas de Monzón, celebrada en Tarragona, entre los 522 mártires del siglo XX , es un gozo para la comunidad cristiana de Campo tener un beato que fue ejemplo y ahora intercesor de fe”.

Señala que “ahora muchos han preguntado quién era sin saber que nació en Campo donde fue bautizado”. La iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción ya tiene el primer beato de la historia del pueblo cerca del altar mayor, a la vista de los feligreses.