Ribagorza

DE CERCA

Carlos Bravo: “Desearía una sociedad menos fanática y sectaria que la actual”

Es un personaje de referencia en Ribagorza por sus inestimables aportaciones culturales, históricas y montañeras que comparte con generosidad

Carlos Bravo.
Carlos Bravo.
S. E.

Carlos Bravo es un personaje de referencia en Ribagorza por sus inestimables aportaciones culturales, históricas y montañeras que comparte con generosidad. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Central de Barcelona, ha trabajado como profesor de Secundaria y ha publicado infinidad de reseñas de libros, muchas para Diario del Alto Aragón; y numerosos artículos. Destacan también sus ilustrativas crónicas montañeras en distintos medios de comunicación, reflejo de su inquietud y conocimiento en este ámbito.

¿Cómo te defines en una frase?

—Soy una persona que intenta dedicar su tiempo a hacer lo que le gusta y disfrutarlo todo lo posible.

¿Qué es lo que más aprecias en los demás?

—La sinceridad y la falta de doblez.

¿Y si tuvieras que decir un defecto que no soportas?

—Diría que la hipocresía o el sectarismo. Y también la impuntualidad.

¿Qué es lo que más disfrutas en tu tiempo libre?

—Leer y hacer excursiones. Las buenas lecturas y los hermosos paisajes. Disfruto de algunas conversaciones inteligentes. Y también de escribir alguna cosilla.

Un escritor al que siempre vuelves.

—A Quevedo, siempre. También, con frecuencia, a San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Cervantes, Gracián, Galdós, Clarín… Para releer, siempre me decanto por los clásicos.

¿Cuál es tu libro favorito?

—Son varios. La poesía de Quevedo. Sobre todo, los sonetos. Y el Cántico espiritual de Juan de Yepes o San Juan de la Cruz. Y en novela, La Regenta, de Clarín.

Si tuvieras que elegir un rincón del Pirineo en el que perderte ¿Cuál sería?

—El barranco de Salenques, los ibones de Anglios y el valle de Rigüeño. También cualquier rincón del valle de Benasque. Y los pequeños pueblos y despoblados ribagorzanos y sus muchas ermitas románicas.

¿La película que más veces has visto?

—Creo que son dos. Las dos de John Ford: El hombre tranquilo y Centauros de desierto.

Tu personaje histórico favorito.

—Erasmo de Rotterdam.

¿Tienes alguna pasión frustrada?

—No haber aprendido a tocar ningún instrumento musical. Me gustaría tener mejor oído para la música.

¿Cuáles son las canciones que te emocionan?

—Against the wind, de Bob Seger. Y también The weight, de The Band.

Un propósito que nunca cumples...

—Irme a la cama sin cenar. A veces, consigo cenar poco, pero siempre más de lo que me propongo o debería.

¿Quiénes son tus grandes héroes o heroínas?

—De niño, mis héroes eran los de los tebeos que devoraba: El Capitán Trueno, El Jabato, Roberto Alcázar y Pedrín, El Llanero Solitario… Luego, al hacerme mayor, dejé de tener héroes.

¿Cuál sería tu menú ideal?

—Dos huevos fritos con panceta, con chorizo, con jamón, con patatas fritas, con pimientos, con torreznos, con trufa, ... Con lo que sea. Incluso hasta solos.

¿Qué te quita el sueño?

—Sobre todo, la vejez. El deterioro físico y mental que suele conllevar la vejez. El sufrimiento que supone el paso inexorable del tiempo…

Un súper poder que te gustaría tener.

—Poder parar el tiempo cuando estás bien en un lugar o con una persona.

Antes te gustaba... pero ya no.

—Trasnochar y salir de juerga.

¿Hay algo que te hubiera gustado hacer y no has hecho en tu vida?

—Me habría gustado viajar más por todo el mundo.

¿Qué talento tienes y desconocemos?

—Tengo pocas habilidades ocultas. En lo manual, soy un desastre. Si acaso, hacer huevos fritos. Me salen muy bien y me saben aún mejor.

¿Un vicio?

—Ya me quedan pocos. Aunque sí conservo el de la cerveza fresca en verano. Sobre todo, después de haber disfrutado de una buena excursión.

Nunca sales de casa sin...

—Últimamente, sin gorra. En verano por el sol y en invierno por el frío.

¿En quién o en qué te reencarnarías?

—En mí mismo, pero mejorando mis defectos.

Si pudieras rebobinar en tu vida, ¿qué cambiarías si es que cambiarías algo?

—Cambiaría algunas cosas, claro, pero no pienso mucho en ello. El pasado no se puede cambiar y de él, aunque se suelan cometer los mismos errores, siempre se puede aprender algo.

Para terminar, ¿qué desearías ver en el futuro?

—Además de lo mejor para los míos, por supuesto, visto el panorama, tal vez una sociedad menos fanática y sectaria que la actual.