Sobrarbe

SECTOR SANITARIO

El pediatra Enrique Berdún aboga por ofrecer incentivos a los médicos rurales para paliar el déficit

El jefe de Pediatría en el hospital de Alcañiz, con raíces en Sobrarbe, anima a sus colegas a trabajar en el medio rural 

El jefe de Pediatría del hospital de Alcañiz, Enrique Berdún Chéliz.
El jefe de Pediatría del hospital de Alcañiz, Enrique Berdún Chéliz.
S.E.

Más de cuarenta años de medicina pediátrica hospitalaria avalan la trayectoria de Enrique Berdún Chéliz, todo un experto en la materia que ha desarrollado la mayor parte de su profesión como jefe de servicio de Pediatría en el Hospital Comarcal de Alcañiz (Teruel), aunque no ha cortado nunca sus raíces sobrarbenses. De hecho, “hasta hace cinco años seguía empadronado en Aínsa”, comenta.

Ahora que que en su querida tierra están en búsqueda de pediatra, después de que la actual especialista se trasladara al hospital de Jaca y su plaza en los centros de salud de Aínsa y Lafortunada quedara vacante, el médico hace un llamamiento a sus colegas. “La pediatría en Atención primaria es muy bonita porque no solo curas, también previenes. Se puede hacer una labor fenomenal, no solo del elemento curativo de la medicina, sino también de la prevención de la enfermedad”.

Además, prosigue, “en el medio rural se vive muy bien” y, dentro del ámbito rural, “Aínsa es un lugar excepcional, porque tiene una cantidad de actividades culturales y deportivas como muy pocos pueblos tienen, no solo en Aragón, sino en España”.

La falta de médicos es una cuestión generalizada, pero el problema es más acuciante en el medio rural. Por ello, Berdún considera que la Administración y las personas que se dedican a la gestión sanitaria deberían “ofrecer incentivos” para paliar esta carencia. Se le ocurre, por ejemplo, dedicar “más fondos” o “dar más puntuación” a los que ejerzan la medicina rural.

Otra cuestión que pone sobre la mesa es el sistema de libranzas. En este sentido, cree que se podría instaurar un método que “permita trabajar intensamente para luego disponer de unos días libres seguidos”, como ocurre en los hospitales.

En lo que respecta a su especialidad, reconoce que no es de las que más déficit de profesionales tiene. “Hemos tenido suerte porque hay bastante gente con vocación por la pediatría”, afirma.

Él mismo tuvo una vocación temprana, en parte porque su padre, también médico, estudió Pediatría aunque luego ejerció toda la vida de médico rural en Lafortunada.

"Agradecido" y "privilegiado"

Hoy, a menos de dos semanas de jubilarse oficialmente, Enrique Berdún echa la vista atrás y se siente “agradecido” y “un privilegiado”, por haber dedicado su vida a una profesión que le apasiona.

Respecto al futuro, se muestra optimista. “Cada día me encuentro con gente con una capacidad de entusiasmo tremenda por la profesión. En mis últimos años, como era más veterano, he trabajado con compañeras más jóvenes y he comprobado que tienen unas ganas y un entusiasmo tremendo. Eso de que se ha perdido la vocación no es cierto”, opina.

Considera que para ser un buen profesional, “lo principal es que te guste tu trabajo, como en todo. Después -prosigue-, tener capacidad de trabajo y de esfuerzo, porque el sistema no lo pone fácil, es una carrera dura que termina, en el mejor de los casos, después de diez años de preparación”.

En cualquier caso, el esfuerzo merece la pena, asegura. “Tienes unas satisfacciones tremendas a lo largo de la vida". Y es que, para Berdún, “lo mejor de la medicina son los pacientes"

"En la medicina, aunque el esfuerzo sea muy grande, las satisfacciones también lo son”, concluye.