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INVESTIGACIÓN

El aumento de temperatura funde los depósitos de las cuevas de hielo de Ordesa

Un equipo del Instituto Pirenaico de Ecología investiga el estado de las grutas heladas del Parque Nacional 

Investigadores estudian el estado de las cuevas de hielo de Ordesa
Investigadores estudian el estado de las cuevas de hielo de Ordesa
David Serrano

El aumento de la temperatura como consecuencia del calentamiento global está afectando a una de las joyas más valiosas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, las cuevas de hielo. Según la investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), Ana Moreno Caballud, “en menos de diez años”, algunas de estas grutas “han perdido depósitos de miles de años de historia”.

La semana pasada, un equipo de investigadores del IPE, centro de investigación integrado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se desplazó al Parque Nacional para adentrarse en varias cuevas heladas y obtener información ambiental y climática sobre la evolución de los depósitos de hielo que albergan en su interior.

Los resultados de los datos recabados en la presente campaña no se conocerán hasta las próximas semanas, pero en los tres años que lleva el proyecto de investigación, Moreno ha podido detectar una tendencia preocupante. “Lo más destacado es la fusión de los depósitos de hielo, algunos de ellos tienen miles de años de historia y ahora estamos viendo que están desapareciendo”, ha afirmado este lunes. Cita como ejemplo el caso de una de las cuevas que “en 2015 tenía cinco metros de altura de hielo azul, laminado, de gran belleza” y, en la actualidad, “no se puede muestrear porque prácticamente ya no queda depósito de hielo”.

La cueva helada de Casteret, junto a la Brecha de Rolando, también registra “cambios de un año a otro”, ha asegurado la experta. “Algunas zonas han pasado de tener hielos permanentes a hielos estacionales, que se forman en una parte del año y se funden en verano”, ha explicado. 

No obstante, ha aclarado que las grutas más afectadas son las que están abiertas, como es el caso de la de Casteret, que “tiene una apertura enorme y dos agujeros de ventilación”, haciéndola vulnerable al aumento de las temperaturas.

En la otra cara de la moneda, la elevación del mercurio está permitiendo acceder a sitios hasta ahora inexplorados. “Algunas cuevas con tapones de hielo que bloqueaban la entrada han desaparecido y han surgido nuevos sitios para investigar”, ha comentado la experta.

Proyecto de investigación

Del 23 de julio al 29 de julio pasado, una docena de investigadores y técnicos viajaron a Ordesa para estudiar las cuevas heladas, dentro del proyecto Orchestra (Las cuevas de hielo del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: dinámica actual ante el cambio global y reconstrucción paleoambiental).

Según ha informado Moreno, miembro del equipo de investigación, este año se ha llegado a una de las cuevas que hasta ahora no se había explorado por su complejo acceso. Los datos recogidos a través de diversos sensores -en ésta y las demás cuevas muestreadas- serán procesados en las próximas semanas, lo que permitirá obtener nuevas conclusiones acerca de la edad del hielo y su composición isotópica.

Para la investigadora del IPE, es “un material muy valioso, porque está desapareciendo muy rápido”, y gracias a estos trabajos se logra obtener “un buen archivo del hielo para hacer diferentes análisis y ver cómo ha ido evolucionando el clima en los últimos siglos”.

El proyecto, en el que participan investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología, también trabajan otros centros de investigación nacionales y extranjeros como la Universidad de Zaragoza; BC3 Basque Centro For Climate Change; CAB-INTA, del CSIC; Universidad de Insbruck en Austria; y SISKA (Swiss Institute for Speleology and Karst studies, de Suiza. Además, colaboran espeleólogos de la Asociación Espeleológica de Cotiella y de la Société de Spéléologie et de Préhistoire des Pyrénées Occidentales (SSPPO).