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La escuela de Caneto: entre el silencio, el optimismo y la calma tensa

Pérez Forniés remite a las cautelares dictadas por el TSJA, La Fueva espera que la DGA resuelva las deficiencias y los padres son más escépticos

Habitantes de Caneto durante este otoño.
Habitantes de Caneto durante este otoño.
Laura Ayerbe

Cambiar para que nada cambie o moverse para terminar en el mismo sitio. El curso escolar toca a su fin y la escuela de Caneto continúa en una calma tensa, a la espera de que alguien se decida a resolver sus deficiencias. La consejera de Educación, Pérez Forniés, esquiva las preguntas y remite a las cautelares que dictó el Tribunal Superior de Justicia de Aragón y que permitieron la reapertura del centro en enero, el Ayuntamiento de La Fueva es optimista de cara al próximo curso y los padres, más escépticos.

Tras ser preguntada en las Cortes de Aragón por el grupo socialista acerca de cómo se afrontará el curso en esta escuela que cuenta con 21 alumnos, Pérez ha vuelto a guardar silencio. Se ha limitado a recordar que el TSJA mantiene las cautelares solicitadas por los padres según las cuales "los recurrentes -las familias- deben informar cada mes de cómo se subsanan las deficiencias".

Entre estas deficiencias está la calificación del suelo donde se ubican las aulas, que consta como rústico y necesita ser urbano, así como reformas estructurales que La Fueva ya ha dicho que no puede acometer por falta de fondos. 

En las últimas semanas, el alcalde, Jesús Solano, se reunió con el departamento para buscar soluciones. Confía en que, tras las reclamaciones por parte de todos los grupos políticos a excepción del PP, finalmente "será Educación quien se hará cargo" de aportar la financiación

De cara a la recalificación del suelo, también se están haciendo algunos avances. Pertenece a la Confederación Hidrográfica del Ebro, con quien están en contacto "para ver cómo se hace la concesión al Ayuntamiento". Además, La Fueva contrató a un arquitecto que emitió un informe en el que se aseguraba que los terrenos cumplían los requisitos para recatalogarlo como urbano, y Urbanismo "no ha dicho lo contrario".

Las familias, cuya situación cambió radicalmente en noviembre cuando el Gobierno de Aragón decretó el cierre por las carencias, no comparten el optimismo. Eduard Jubert, uno de sus representantes, explica que "nadie ha venido con un presupuesto de lo que hay que hacer". 

A falta de un mes y medio para que termine el curso, proceden igual que hasta ahora: "Matricularemos a los niños en Tierrantona -centro al que están adscritos- y el colegio solicitará que las plazas estén en Caneto". Afea al Ejecutivo regional que "nunca ha habido ningún tipo de comunicación". Tampoco está seguro de que haya voluntad ya que "solo responden de manera ambigua, nada concreto".