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Talleres Broto de Castillazuelo, en el arranque de la campaña náutica

La empresa de Antonio y David Broto equipa embarcaciones y está presente en el Palma International Boat Show

Talleres Broto de Castillazuelo.
Talleres Broto de Castillazuelo.
Á.H.

Talleres Broto, de Castillazuelo, es la única empresa aragonesa que participa en la nueva edición del Palma International Boat Show, que se celebra desde este viernes hasta este domingo en el Moll Vell de Palma, en formato presencial tras un año de pandemia mundial. Esta edición marca el inicio de la temporada náutica del Mediterráneo con 227 expositores, más de 185 embarcaciones y más de 80.000 metros cuadrados de recinto ferial, según las informaciones facilitadas por el Instituto de Innovación Empresarial, organizador del evento.

¿Qué hace una empresa familiar de Castillazuelo en una exposición de tanta magnitud entre líderes mundiales del sector náutico internacional? La respuesta está en la variedad de sistemas que fabrican Antonio y David Broto en equipación de varaderos para embarcaciones. En la localidad no hay playa ni puerto, solo el cauce del río Vero pasa por detrás del taller pero, gracias a los productos “fabricados en España”, las referencias Talleres Broto, en Castillazuelo, en la carretera de Barbastro-Alquézar, están en numerosos puertos españoles.

La primera vez que Antonio y David asisten a este certamen internacional, que está entre los eventos más importantes del sector náutico, se debe a la expansión comercial por muchos puertos, entre ellos el Olímpico (Barcelona), Barcelona Nautic, Vilanova Shipyard, Club Náutico Canet, Varadero Port Denia, Port Torredembarra, STP Palma y Varadero de Roda de Bará, entre referencias destacadas.

Resistencia y durabilidad, características de sus trabajos.
Resistencia y durabilidad, características de sus trabajos.
Á.H.

La extensa gama de productos realizados en Castillazuelo ha calado hondo, valga la expresión, en los principales caladeros de la Costa gracias al desarrollo de sistemas de varada para todo tipo de embarcaciones, mediante cunas, tacos fijos, puntales, caballetes y otros, según informa Antonio Broto, segunda generación familiar en el taller que puso en marcha su padre, donde ya trabaja David, tercera generación. En el certamen se presentan varios modelos nuevos fabricados en esta empresa.

Se mostrarán por primera vez en un certamen internacional de la mano de sus distribuidores en Barcelona, que plantearon la posibilidad de asistir con el objetivo de “ampliar la cartera comercial y el consiguiente crecimiento de la empresa familiar”. En el certamen exponen una muestra de productos fabricados en acero galvanizado en caliente según la normativa UNE-EN-ISO 1641 en soportes de estructura regulables en altura y pivotantes, explica Antonio.

En cuestión de tres años se han situado entre las empresas que lideran el mercado español del sector. “Exponemos maquetas de los productos más comerciales, folletos y se proyecta un video informativo. A nivel nacional somos de los contados fabricantes de estos productos y hemos venido al certamen con intención comercial”. En cierto modo, de Castillazuelo a Europa, “tenemos constancia de que hay referencias en países como Grecia, porque nos pidieron información”.

En los tres años últimos han aumentado producción, modelos y clientes. “En realidad, nos adaptamos a las necesidades del consumidor del sector náutico, que no ha estado entre los más afectados por la crisis de la covid-19. La marca ya se conoce en casi todos los puertos, sobre todo en Costa del Mediterráneo, Baleares y Canarias. La clave está en productos de gran resistencia a la corrosión de ambientes marinos y gran durabilidad”.

La empresa Talleres Broto está entre los tres fabricantes nacionales que se dedican al equipamiento en varaderos del sector sin dejar de atender a los trabajos y encargos propios de una herrería del Somontano porque tienen claro que en el oficio “se atiende a los clientes habituales, algunos son antiguos y las puertas del taller están abiertas para todos”.

En momentos puntuales, cuentan con ayuda externa, pero son conscientes de la situación. “Hemos superado las expectativas iniciales y nos ocupa un alto porcentaje de nuestro tiempo”, explica Antonio, cuya abuela Lucía tuvo salud de hierro hasta que falleció con cerca de 109 años en mayo de 2020.