Somontano

CENTENARIA

Gregoria García Cuadros: ‘Cumplo 100 años con buena salud aunque cuesta llegar’

La vecina de Barbastro entra al club de las centenarias altoaragonesas

La vecina de Barbastro, Gregoria García Cuadros, junto a su familia.
La vecina de Barbastro, Gregoria García Cuadros, junto a su familia.
Á.H.

Gregoria García Cuadros, vecina de Barbastro desde que llegó hace 43 años, entra este viernes en el selecto club de las centenarias altoaragonesas y lo hace contenta “cumplo 100 años con buena salud aunque cuesta llegar” dice con buen humor. Lejos de Beas de Segura (Jaén) donde nació el 17 de febrero de 1923, a 663 kilómetros de Barbastro donde llegó con su marido Juan Campillo, igual que muchos trabajadores de Auxini que construyeron la presa de El Grado. La familia se asentó en Barbastro tras estancias anteriores en Arén y Labuerda.

La hija pequeña de cinco hermanos cumple 100 años y la única superviviente dispuesta a celebrar la efeméride social con dos de tres hijos, Ángel y Mari Carmen porque Manuel falleció. La foto familiar se completa con cinco nietos, Juan José, José Manuel, Eva, Mari Carmen y Mari Mar, cinco bisnietos, Hacher, Rafaela, Manuel, Heiban y Mario. La nueva centenaria celebrará el cumple-siglo entre vecinos en una fiesta en calle Cerler (Barrio de San Juan) donde no faltarán rosquillas como plato estrella. “Mi madre es buena repostera y le gustan mucho”, dice su hija.

“No creas que ha sido fácil llegar a 100 años porque me ha tocado trabajar mucho en casa, fuera no, para criar hijos en tiempos sin tantas comodidades como ahora porque lavaba en el cauce del río Vero, en calle Las Fuentes, el lavadero público no me gustaba. La ropa se tendía entre las piedras, al igual que en mi casa en Beas”, recuerda con ayuda de sus hijos. En la misma línea, “llegamos a Barbastro en tiempos de construcción de la presa de El Grado y aquí nos quedamos, he sido feliz menos cuando fallecieron mi marido (Juan) y mi hijo Manolo con 34 años y fue un golpe muy duro”.

El tiempo le ha permitido disfrutar de cinco nietos y cinco bisnietos, “mi marido nunca quiso que trabajara fuera, así que conozco bien el oficio de casa. Ahora disfruto y me cuesta creer que tenga tantos años (100). Así que vamos a celebrarlos con fiesta entre familia, vecinos y amigas como Marcela (87 años) y Esperanza (94) que se vino desde La Iruela (Jaén) en los mismos tiempos”.

Disfruta de buena salud, “solo he estado en el Hospital dos veces para operarme de juanetes cuando tenía 50 años y por la cadera con 97 años. Así que no me quejo. Además, he sobrevivido a dos pandemias”. Se considera buena cocinera, “aún hago comidas propias de Andalucía como andrajos y gachamiga, platos tradicionales de la sierra de Segura, aunque de la cocina y otros menesteres ya se ocupa mi hija desde que me rompí la cadera”.

Reside en la vivienda de calle Cerler desde hace 32 años, casi encima de donde se conserva el basamento de la iglesia románica de Santa Fe (siglo XIII).

Un día cotidiano lo pasa en la Residencia Somontano, aunque vive en casa porque es “mujer de costumbres” entre ellas dar propina a nietos y bisnietos. Vale la pena celebrar 100 años en estas condiciones.