Somontano

SECTOR PRIMARIO

Apuesta por la innovación del olivar en Salas Altas

El agricultor José Vicente Latorre mejora los rendimientos de su explotación gracias a la mecanización

Recogida mecanizada de aceitunas en la explotación de José Vicente Latorre en Salas Altas.
Recogida mecanizada de aceitunas en la explotación de José Vicente Latorre en Salas Altas.
S. E.

El olivicultor de Salas Altas, José Vicente Latorre, apostó desde hace años por la diversificación de sus viñedos con la introducción de olivares hasta alcanzar una superficie en intensivo de 12 hectáreas para mejorar la rentabilidad de su explotación con el respaldo de Agromillora, compañía líder a nivel mundial en el sector viverístico y un referente en producción y comercialización de árboles frutales y plantas de olivo así como del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (Cita).

La iniciativa se ha forjado gracias a una mayor mecanización en la recogida de la aceituna. “Al principio, era probar un poco cómo iba porque tampoco puedes apostar por una gran inversión sin saber cómo va a responder”, ha expresado.

Al final, ha reconocido que “el objetivo era lograr un mayor rendimiento económico y menor trabajo porque el olivo no da ni la mitad de trabajo que puede dar un viñedo”.

Si bien ha indicado que la sequía de los últimos años no ha beneficiado a su explotación de olivo en secano.

Respecto a otras explotaciones de olivos tradicionales, el valor diferencial estriba en la automatización de todo el proceso. “En los primeros años sí que hay que estar muy encima de los tratamientos de poda porque hay que estar preparándola aunque después no da tanto trabajo como puede ser con el viñedo”, ha detallado.

Panorámica de la explotación de olivos en Salas Altas.
Panorámica de la explotación de olivos en Salas Altas.
S. E.

En cuanto a las variedades de olivo seleccionadas para realizar la explotación son la arbequina, en su mayor parte, “seguida de koroneiki -griega- y un poco de arbosana -italiana-”.

De todas ellas, ha apuntado que la arbosana “quizás sea la más productiva aunque precisa de una diferencia de una semana o de quince días más que la arbequina”. Además ha destacado que las plantaciones de esta variedad “son de porte pequeño y se pueden mecanizar mejor”.

Tampoco ha dudado en afirmar que el olivo presenta una resistencia mayor que el viñedo que en su caso se encuentra en una ladera situada al pie de la sierra de la Candelera.

Como agricultor particular, el olivicultor se encuentra ligado a la Almazara “La Unión” de Salas Altas, que se encuentran del proceso de Denominación de Origen Protegida Aceite del Somontano.

A las variedades de olivar, hay que sumar la Lecciana, de origen italiana, que ha plantado recientemente con la colaboración de Agromillora.

“Todos los años voy plantando entre 500 y 600 plantas que vienen a ser como un cuarto de hectárea”, comentó.

En cuanto a la producción, ha destacado que se encuentra buscando información a través de Agromillora además de asesoramiento y 17 años de experiencia, tras realizar su primer ensayo de olivo en el año 2006, momento en el que empezó innovar en su explotación quien ya heredó los olivos de su explotación familiar.

A su juicio, “con la situación actual en la agricultura nadie quiere innovar y se mantiene con lo que hay”.

Para José Vicente Latorre, “la agricultura no tiene futuro sin el agua, especialmente en el secano”. Una circunstancia que se agrava, añade, por “la falta de rendimientos y la especulación de precios” en el sector.