Somontano

COMERCIO Y SERVICIOS

Carnicería Modesta de Barbastro, abocada al cierre tras 60 años de servicio

Sus actuales propietarias se ven obligadas a echar el cierre del negocio por cuestiones personales

Guselvine atiende a una clienta días antes de que la carnicería eche el cierre.
Guselvine atiende a una clienta días antes de que la carnicería eche el cierre.
Á.H.

El censo de carnicerías de Barbastro se limitará en los próximos días con el cierre de una de las más antiguas ubicada en calle Corona de Aragón donde la inauguró Amalia Oliván hace 60 años para ampliar el negocio familiar abierto en calle Escuelas Pías por Nicolás Morancho, en una zona muy comercial entonces. En aquellos tiempos, fue una “diversificación” y Amalia Oliván se especializó, también, en la venta de pollos a l’ast, entre las primeras que hubo de Barbastro.

El negocio lo siguió su sobrina Rosita Oliván durante 30 años en los que se especializó en chiretas caseras elaboradas con la receta de su madre y las manos de su marido Jorge Clavería. En aquellos años se convirtió en la mayor “productor” de chiretas en Barbastro y su zona porque fue una de las especialidades de la casa. En la tienda, Rosita aportó experiencia, amabilidad y amplió variedad de productos para asegurarse la fidelidad de la clientela. En la etapa siguiente, Modesta se hizo cargo del negocio durante tres años y conservó la fidelidad de la clientela. El relevo siguiente lo asumió Emel, búlgara, vecina de Barbastro que ha compartido mostrador con su hija Guselvin durante cinco años que pueden cerrar una etapa si no sale alguien interesado por el traspaso. Hasta ahora, no se ha dado esa situación.

La carnicería está bien ubicada en calle céntrica entre las arterías de Barbastro donde hubo cierres anteriores y reaperturas, también. En cierto modo, todavía figura entre comercios locales acreedores de un lugar en la geografía sentimental. “El cierre está decidido por problemas de salud de mi madre y por ahora no ha habido interés específico desde que pusimos el cartel de traspaso”, explica Guselvin. En el transcurso de cinco años desde que se hicieron cargo del negocio “nos ha ido bien y el cierre es por problemas de salud, la clientela es buena”.

La situación afecta “da mucha pena, mi madre está triste, lo pasa mal y no queda otra. Creo que hay poca gente interesada en trabajar en este sector por lo que vemos y quedan pocas carnicerías a pesar de que vale la pena, aunque es negocio que requiere tiempo. En nuestro caso, dejamos buena clientela”. Año nuevo, carnicería cerrada, “da mucha pena” concluye.

En la ciudad aún quedan cinco abiertas -sin contar las grandes áreas comerciales- entre ellas Mayoral, en la plaza del Mercado, que se fundó en 1933 y es la más antigua el sector. Nacho Mayoral es la tercera generación familiar en el negocio abierto por sus abuelos, cerca de establecimientos emblemáticos.