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LA ENTREVISTA

Rosario Solorzano: “A la receta original solo le pongo el conocimiento, lo demás es buena mano”

La barbastrense se suma al selecto grupo de Crespilleros de Honor tras ser nombrada este año por la asociación Tradiciones

Rosario Solorzano.
Rosario Solorzano.
Á. H.

Rosario Solorzano nombrada Crespillera de Honor 2024 por la asociación Tradiciones forma parte del grupo selecto en el que ya están Joaquín Coll y Dorita Mur (fallecidos), Jovita Pardinilla y Luis Montes. Un quinteto de lujo gastronómico que han pasado a la historia de casi seis lustros de tradición en espera de que el próximo, celebren 30 Años de Fiesta del Crespillo entre las páginas del Guiness World Records 2025 y figure este postre entre récords espectaculares que se han publicado desde 1996. Si se consigue, Rosario habrá contribuido a que los crespillos sean Guinness tras la consideración de Fiesta de Interés Turístico Regional desde 2015.

Hace unos días recordaba, entre sollozos y alegría contenida por el reconocimiento de la asociación Tradiciones, organizadora de la fiesta, que su familia cruzó hace muchos años España desde Málaga hasta Barbastro en busca de trabajo en la empresa Auxini que construyó la presa de El Grado, finalizada en 1969. Rosario tenía 8 años y no había visto un crespillo en su vida, con el tiempo ha enseñado a sus dos hijas y las nietas ya tienen “saborcillo” con delantal junto a la abuela. Ahora con 70 años cumplidos sigue adelante, por lo menos hasta el próximo para celebrar tres décadas de la fiesta.

Reconoce que “la cocina y la repostería me han gustado siempre, y cuando me enteré que en el Coso había mucha gente en torno a varios hornillos me acerqué y los crespillos me atrajeron enseguida. Así que pregunté si podría participar, me dijeron que solo tenía que llevar la cazuela, eso era en marzo de 1994 y aquí sigo entre las más veteranas”.

Rosario aplicó su experiencia culinaria al servicio de los crespillos. “No he aportado nada propio a la receta original, solo pongo el cocimiento, sin anís en grano ni levadura. Lo demás es cuestión de buena mano”. De eso le sobra porque en el veterano concurso Gastromuro figura entre las cocineras más acreditadas con trece premios y numerosas aportaciones en dos recetarios publicados por iniciativa del barrio del Entremuro. “Me faltaba este reconocimiento inesperado porque había pensado no participar este año, ahora se siente mucha alegría”, señala.

Respecto a cifras que superan 250.000 crespillos en 29 años con el paréntesis de dos por la pandemia, “son números de récord. Cuando estaba en pleno apogeo, en mi hornillo llegamos hasta 1.500 crespillos con Jesús Postigo. Ahora no me cunde tanto, este año mis hijas me advirtieron que batiera menos huevos que otras veces y les hice caso, se trata de participar sin cifras concretas. Estoy muy cansada y mi hija me dado una gran alegría porque ha decidido continuar en el hornillo con su hermana”.

Este año hubo tres generaciones de la familia en torno al hornillo. “En mi tierra no hacen crespillos y mi hermana, que reside en Barcelona, ya se animó con las borrajas. En mi casa siempre los hago con mucho gusto, por tradición desde que aprendí en Barbastro y este año aún más. En realidad, ya me considero de aquí, donde llevo 62 años de vida familiar compartida con mi marido, hijas y nietos”.