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rehabilitación

A falta del permiso de obras para arreglar el alero del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón

Está afectada la posición original, descolgada del borde superior del edificio, y las tres hiladas de teja que se han desplazado de su posición

El alero empezará a rehabilitarse cuando se obtenga el permiso de obra.
El alero empezará a rehabilitarse cuando se obtenga el permiso de obra.
Án. H.

Las deficiencias detectadas en el alero del tejado del Museo Diocesano Barbastro-Monzón se subsanarán en cuanto se disponga del permiso de obras -solicitado- para realizar la restauración necesaria ya que el proyecto está redactado y visado. En concreto, afectan a la posición original que se ha descolgado centímetros del borde superior del edificio y las tres hiladas de teja se han desplazado de su posición. La tabla de madera está afectada por filtraciones que hacen necesaria una intervención para subsanar las deficiencias.

El proyecto incluye el desmontaje de la franja de 3 cm. desde la línea de la canal hacia atrás, acumulado de tejas para su nueva colocación y supervisión de desperfectos. En cuanto se inicien las obras, se tomarán medidas de seguridad en la acera durante los trabajos para evitar el tránsito de peatones en esa zona, según las fuentes consultadas.

Desde que se inauguraron las nuevas instalaciones serán las primeras obras importantes por necesarias en el edificio que alberga el Museo Diocesano por el que han pasado 142.000 personas desde 2010, de ellas 15.000 en 2023 entre los 40.000 visitantes que atrajo el arte religioso en la Diócesis, en total.

El alero actual corresponde al edificio del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón que se inauguró el 15 de diciembre de 2010 en la etapa del obispo Alfonso Milián (2004-2014) por iniciativa del Gobierno de Aragón, en el mandato del presidente Marcelino Iglesias. La intervención integral en el Palacio Episcopal sirvió, al mismo tiempo, para salvar un edificio histórico de finales del siglo XVI, de estilo renacentista.

Residencia de 28 obispos de la segunda época de la Diócesis desde Fray Felipe de Urriés (1573-1585) hasta Jaime Fort y Puig (1829-1855), ambos prelados fallecieron en el Palacio. Los seis obispos de la cuarta etapa de la antigua Diócesis vivieron allí desde Casimiro Piñera (1896-1899) hasta Florentino Asensio, que fue el prelado más efímero con seis meses (marzo-agosto de 1936).

En la quinta etapa, sirvió de residencia para siete prelados desde Arturo Tabera (1946-1952) hasta Juan José Omella (1999-2004) que fue el último que vivió en el Palacio Episcopal porque las obras para realizar la intervención integral se iniciaron en su episcopado. Alfonso Milián y Ángel Pérez no vivieron en aquellas dependencias sino en la Residencia de Sacerdotes del Seminario. La intervención realizada sirvió, en su momento, para salvar el Palacio de “amenazante ruina” como dejó constancia Enrique Calvera, primer director del Museo actual, con los precedentes “históricos” de Santos Lalueza y Manuel Iglesias, en el antiguo Museo Diocesano.