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Blas Matas Serrano: "La parte de la conservación es tanto o más que el hecho de restaurar"

Ha estado cuarenta años trabajando en la Residencia de la Universidad Laboral, los últimos veinticinco como jefe de internado y desde hace tres es voluntario del Museo Diocesano

Blas Matas Serrano: "La parte de la conservación es tanto o más que el hecho de restaurar"
Blas Matas Serrano: "La parte de la conservación es tanto o más que el hecho de restaurar"
P.S.

Blas Matas Serrano (Algeciras, 1951) llegó a la ciudad de Huesca el 12 de octubre de 1969 con una beca para estudiar preparatorio de Ingeniería en la Universidad Laboral. Lo hizo y marchó a Alcalá de Henares, donde se matriculó en primero de Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones y aprobó. Y, sin embargo, "vi que aquello no era lo mío y me volví a Huesca con una beca de educador, a la Residencia de la Universidad Laboral, donde estuve dos años de becario y luego ya entré a trabajar de ayudante de colegio. Hice oposiciones, primero, de profesor de actividades y después de educador, y he estado cuarenta años trabajando allí, los últimos 25 como jefe de residencia".

En los diez primeros años, había en la Universidad Laboral 1.200 internos, pero con la evolución del centro, que ya no era solo de FP, sino que además se incluyó el Bachillerato, vino más gente. Luego llegaron las autonomías y el alumnado que teníamos solamente era de Aragón y el internado pasó primero de 1.200 a 800 y en una etapa grande, los internos fueron unos 450". "La necesidad del internado decayó por la mejora de las carreteras y que todo municipio que se preciase tenía que tener su Instituto", explica.

Se jubiló a los 60 años y a continuación se matriculó en la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón, de Huesca. La afición por la restauración de patrimonio -explica Blas Matas- "era algo que arrastraba desde hacía tiempo. Me ha gustado siempre pintar, el tema de las manualidades también...".

Hizo el mes de prácticas de Restauración en el Museo Diocesano de Huesca y nada más acabar la carrera se ofreció a colaborar allí, "entre otras cosas porque desde la inauguración del Museo, nunca había habido un restaurador ni conservador. La parte de la conservación es tanto o más que el hecho de restaurar. Hay que prevenir antes que curar". Y desde hace 3 años es uno de los voluntarios del Museo Diocesano, en horario de mañanas.

"Esto -dice- no lo veo como trabajo, es una actividad muy gratificante... Coger una pieza del siglo XV y ver lo que puedes sacar de allí, para mí es una tarea muy gratificante.

Solamente se habla del patrimonio cuando en la prensa sale cualquier desaguisado, cuando a alguien que le gusta pintar, se pone a pintar una virgen con muy buena voluntad pero sin ningún conocimiento, y los hay en todas partes". "Hay que enseñar a la gente -añade- que los restauradores no somos pintores, aunque sepamos pintar... Cada obra de arte tiene tres niveles: el valor histórico, que no se lo puede quitar nadie; el estético, que es lo que quieren los directores de museos, los cuadros bonitos, y el material, que es el que a los restauradores nos prima".

La restauración en la actualidad -resalta Blas Matas- "se basa en la mínima intervención, no hay que hacer más que no lo que necesita la obra, y en que lo que ponemos nosotros sea discernible, que se vea a simple vista, y reversible, que todo lo que hace el restaurador moderno se quita con agua, prácticamente".

Otra de sus aficiones es el tiro. Fue durante 10 años delegado de la Federación de Tiro Olímpico, deporte al que llegó sin tener antecedentes en la familia, y subraya que el tiro "es uno de los deportes que está muy mal visto porque el medio que usamos para practicar el tiro, que son las armas, están mal vistas. Por lo visto, las armas matan, pero los cuchillos no. En el IES Pirámide -recuerda- "teníamos una galería de tiro y yo enseñaba a los chavales. El tiro en Austria, en esos países nórdicos, se da en la enseñanza".

A los algecireños se les adjudica el gentilicio popular "especial", porque la ciudad "fue arrasada tres veces y se quedó muerta desde el siglo XII hasta el XVIII, cuando el rey hizo un decreto especial en el cual a la gente de la comarca que se asentara en la antigua zona de Algeciras le quitaba algunos impuestos; por eso viene lo de especiales".

Blas Matas es coleccionista de todo lo relacionado con la Conferencia Internacional de Algeciras, de 1906, una gran conferencia internacional que termina con el acuerdo de que España y Francia ejercerán sendos protectorados en Marruecos. Es un tema sobre el que "hay mucho material, pero es muy caro".

Y sobre su actual ciudad, afirma que "Huesca me descubrió al principio la montaña, y fue otra pasión. Cuando descubrí la nieve, vi que las navidades y la Semana Santa se hicieron para esquiar, a pesar de mis padres". Además, "me encanta la fotografía y la pintura".