Cultura

FESTIVAL INTERNACIONAL EN EL CAMINO DE SANTIAGO

Ouka Leele: "No se puede dejar de lado la cultura, porque es el máximo error"

Fotógrafa y pintora, autora del cartel del festival Internacional en el Camino de Santiago

Ouka Leele: "No se puede dejar de lado la cultura, porque es el máximo error"
Ouka Leele: "No se puede dejar de lado la cultura, porque es el máximo error"
C.G.

JACA.- Ouka Leele ha pasado cuatro días intensos en suelo jaqués. Especialmente en su Catedral, a la que acudió cual peregrina nada más aterrizar. Dejar maletas en el hotel e ir al espacio santo. Meses antes, en invierno, dibujaba la concha que omnipresente preside el Festival Internacional en el Camino de Santiago de la Diputación de Huesca. Era reproducción a lápiz de una concha doméstica, pero local y universal, se elevó y significó a todas ellas. Se atrevió a formular con voz propia el símbolo, repetido hasta la saciedad, pero haciéndolo irrepetible. Una imagen única que no toca ni suelo ni agua, que baila cual derviche y navega cual embarcación para un año Magallanes con Elcano.

Sea la Tierra redonda o plana, en mentes y volúmenes, los tiempos confusos y de crueldad que atravesamos necesitan de muchas miradas faro como las de Ouka Leele. Pupilas proféticas, preocupadas en sembrar humanidad sobre los senderos de crueldad y desdichas en los que se mueve nuestra sociedad. Mientras en el festival sus músicos e intérpretes rescatan partituras, Bárbara Allende, que es Ouka Leele, se preocupa en redescubrir las claves más profundas de sus confiados modelos.

El ejercicio es un buceo, una inmersión y un talante. Francisco Prado apuntaba en Twitter que sería "alucinante alguna foto de Ouka Leele del capitel del sátiro, un encuentro de fotógrafa y escultor románico-moderno made in heaven". Muchos han sido los cruces artísticos que han tenido lugar en la Catedral, antes y después de cada uno de los clicks, y más aún las ilusiones y los trabajos de la gran empresa de Ouka Leele, lost in Jaca durante este mes de agosto.

Las luces de los modelos y de las piedras de la Catedral componen toda una gran sinfonía para su cámara. En su iniciativa, con grandes tintes de performance, ¿en qué consiste descubrir la luz?

-Para mí, cuando hago un retrato, lo más importante es la luz y la relación con el modelo. Siempre pienso que una persona tiene su propia luz y que la tengo que encontrar. Y la busco en la naturaleza, en la luz del Sol o le añado luces, pero hay un momento en el cual sale la luz, y me doy cuenta que normalmente no miro a través del objetivo. Pongo la pantalla para tener ahí la referencia de la foto y yo poder mirar al modelo, y le hago gestos con mi propia cara, le sonrío, le miro. Le pongo caras y le hago hacer esas caras también. Le hago responderme. Y bueno, aparece la luz siempre.

Y surge el instante, sereno y lejano de la cultura de inmediatez y ruido que atravesamos. Y la luz se posa y se trabaja después, como acostumbra.

-Aquí no se trata de disparar una foto y ya está hecha. Cada retrato hay que hacerle después toda esa parte pictórica mía, de sacar la luz a lo Vermeer un poco. Creo que no he hecho un maratón como este en mi vida. El primer día hicimos más de cuarenta fotos. Yo soy velazqueña, de poner el trípode y de tirarme el día entero para hacer una foto. Pero ahí está la foto tirando de mí. Yo quiero parar y ponerme a pintar. Para mí la pintura es la forma de meditar más increíble, porque me lleva al silencio y a estar ahí totalmente metida en el papel o en el lienzo. Pero la foto no me deja (risas).

La concha es constante en su cartel y en algunos retratos de estos intensos días.

-Cuando pensaba en ideas para el cartel del Festival Internacional en el Camino de Santiago, tenía bastantes, pero en casa me encontré de sopetón con una concha que estaba por ahí, de esas que se usaban con bechamel y las ponían al horno para gratinar. Mi madre cocinaba con ellas. Entonces empecé a dibujarla. Primero la dibujé de memoria, pero cuando digo "no, me sale que parece de tela", entonces me encontré la concha real y decidí hacer su dibujo a lápiz. A mí me encanta. Cada vez que lo veo me da mucha paz. Es un dibujo que me lleva a lo espiritual un poco, una constante últimamente en mi trabajo. Siempre lo he perseguido, pero ahora más fuertemente. La concha es un nexo de unión entre el cartel y los retratos de este fin de semana. Gracias a una de las que han posado como modelos que trajo una bolsa con conchas, las usamos y nos están dando mucho juego. Para mí es un símbolo del camino, universal para todos.

Ahora que usted está en un certamen de música barroca, tengo entendido que Johann Sebastian Bach es uno de sus favoritos.

-Anoche tuve la suerte de estar en la Iglesia del Carmen de Jaca, en un concierto de Al Ayre Español, que era de pasacalles. Y me acuerdo cenando, antes de ir, cómo recordábamos que era un género musical. Bach también hizo pasacalles. Lo que es increíble es que sea un invento español. El concierto fue precioso. Y Bach para mí… sé muy poca música. Siempre que puedo vuelvo a estudiar piano. Y siempre que cojo una partitura de Bach y empiezo a tocar las primeras notas que leo, una detrás de otra, digo "¡es la perfección pura!". Aunque con un dedito toques una nota detrás de otra, dices "esto es sublime!". Creo que Bach era una persona tocada por la divinidad, que tocaba el cielo con su música.

Las artes, interpretar la cultura y crear, ayudan a tener una sociedad más humanizante. ¿Está usted de acuerdo?

-El arte y la cultura es algo inherente al ser humano. Es nuestro modo de expresión, es nuestro lenguaje propio. Los seres humanos somos simbolistas. Lo racional creo que nos enferma. Hay un artista, Hundertwasser, que hizo arquitectura, que dice que la línea recta es cancerígena. Con sus alumnos a veces llena una habitación de línea curva, haciendo una espiral por la pared. Creo que el arte es la mejor medicina, que nos contacta con nuestro espíritu, con nuestra esencia y lo que nos hace comprendernos. Hay muchos artistas que hacen terapia con el arte. Me puedo incluir, porque sacar lo que tienes dentro te ayuda a vivir, te ayuda a sobrevivir. Yo creo que cuando el espectador conecta con eso que tú estás haciendo, que también le pasa, se cura también. Nos tenemos que cultivar. Todas las artes son alimento, más que el pan y más que cualquier comida. No se puede dejar de lado la cultura, porque es el máximo error. Hay un médico que está recetando poesías a sus pacientes. Se quedan alucinados, porque todos esperan unas pastillas milagrosas.

Arteterapia, en cierta forma, y además, para Henry Giroux, el arte tiene una función pedagógica que conciencia y busca la reacción crítica ante lo que nos rodea.

-Creo que tenemos que ir a conciertos, ver exposiciones, etc. Yo que he estado dando clases en Escuelas de Bellas Artes, hay profesores que son críticos de arte, no son artistas, y están muy empeñados en que el alumno tenga mucho discurso. Yo creo que no va por ahí la cosa. Creo que el alumno primero tiene que tener pasión, algo que le surja de dentro y que no lo pueda retener, que lo tenga que soltar. Creo que el arte es realmente una conexión con el mundo de las ideas, platónico, un mundo intangible que está ahí, donde tú, como si fueras un radiotransmisor, mueves el dial y conectas con una frecuencia. Empiezas a recibir esa frecuencia y la sacas. Eso no lo puedes ni contar ni conceptualizar. Creo que el discurso viene después. Conectas con ese mundo de ideas, que tiene muchas vertientes, y lo reflejas ahí, en un lienzo o en una partitura. Eso al principio no creo que ni el artista sepa interpretarlo.

Como decía Guy Debord, todo lo que es directamente vivido, se aleja hoy en una representación en esta sociedad de la postura.

-Es que ves un cuadro de Frida Kahlo y es algo tan sincero y verdadero. La primera vez que vi sus cuadros casi me pongo a llorar. El artista verdadero está conectado con su interior y con los cielos o los infiernos. Luego están los críticos que escriben que es muy bonito. Paco Calvo Serraller para mí fue muy grande. Lo que él escribía era otra obra de arte. Cuando el escribía sobre la obra de un artista, él estaba ampliando esa obra, porque añadía poesía. Era un poeta. No creo en la crítica de esto es malo, esto es bueno. Mejor callarse cuando algo te parece malo, ¿no ¿No se coge vacaciones ¿Próximos proyectos de Ouka Leele tras su visita y acción en Jaca — Ahora mismo estoy inmersa en hacer lo mejor para el Archivo Lafuente. Él dice que le interesa mucho el contexto de lo que ocurrió desde mediados de los 70 hasta mediados de los 80, una década en la cual aparece una especie de contracultura o de otro mundo del que yo he formado parte. Acabé el colegio a mediados de los 70 y empecé a dedicarme al arte. Él quiere ver ese contexto, los que lo formaron y todo ese prisma. A mí me ha pedido que escoja qué obras tienen que estar ahí para que se entiendan con las de Ceesepe, etc. Cada uno ahí, y todos juntos formar algo. Los que estamos tenemos el deber de contarlo.

Y en cuestiones artesanas, ¿algo que referenciar?

-También estoy con un proyecto místico con unas alfombras. Es diseño, es utilitario, y yo quería que fueran alfombras para volar espiritualmente, mentalmente, y que te dieran paz, que te dieran alegría. Hice un proyecto que se llama Simor, del maestro de Rumi Attar, de la mitología sufí iraní, y ha sido tan bonito y ha tenido tanto éxito que hemos dado trabajo a un taller de mujeres que las han tejido. Han sido unas artistazas que las hemos visto transformarse con este trabajo. Desde Afganistán han participado en el mundo de la cultura. Ahora queremos seguir uniendo el libro persa Los siete valles con las siete moradas de Santa Teresa, las siete ciudades de Sor Ágreda de la Cruz, y todo eso reflejarlo en una alfombra...tela!