Cultura

RECONOCIMIENTO

El primer viaje de Melieta y un cómic, premios Pedro Lafuente

El acto de entrega se aprovechó para reivindicar más lugares y tiempo para el aragonés

El primer viaje de Melieta y un cómic, premios Pedro Lafuente
El primer viaje de Melieta y un cómic, premios Pedro Lafuente
R.G.

HUESCA.- El IV Premio Pedro Lafuente en aragonés 2019 se ha entregado este viernes en sus dos categorías, Narrazión Curta y la infantil Zagals, y tanto quienes han sido galardonados como quienes han conducido el acto se han pronunciado reivindicándose como hablantes de una lengua que se erige como "uno de los elementos inmateriales que nos definen como comunidad y que ha sido desplazada en casi todo nuestro territorio por el castellano", ha afirmado el concejal de Cultura de Huesca, Ramón Lasaosa.

El jurado formado por Francho Rodés Orquín, Gabriel Sanz Casasnovas, Rafel Villader Tricas, José Ángel Sánchez Ibáñez y Javier Brun González como presidente, con el apoyo de Chusé Raúl Usón, ha premiado a las alumnas y alumnos del CEIP Virgen de la Soledad de Bolea, por el cómic 4 niños e 4 animals, y a Joaquín Villa Bruned, escritor e investigador de la cultura aragonesa, en especial de la originaria del Valle de Chistau, por Que cursa tan larga Melieta!.

El director general de Política Lingüística del Gobierno de Aragón, José Ignacio López, ha destacado cómo, especialmente desde los setenta, "con la creación del Consello d"a Fabla Aragonesa, Huesca ha sido el centro neurálgico de la llamada Renaixadura, o Renacimiento, de la Lengua Aragonesa", con la celebración de congresos, sede del Instituto de Estudios Altoaragoneses o siendo el lugar donde más libros se han publicado en esta lengua.

EL FUTURO DEL ARAGONÉS

En su intervención, el galardonado Joaquín Villa Bruned ha repasado anécdotas que ponían contexto "a cómo se ha arrinconado en épocas pasadas a todo lo que tenía que ver con las lenguas patrimoniales, se veían mal como signo de atraso. (...) De generación en generación el chistabín va perdiendo calidad".

Pero en el futuro, es decir, en la infancia, se halla una oportunidad de evitar la pérdida irremediable: niñas y niños como los estudiantes de CEIP Virgen de la Soledad de Bolea, quienes han decidido aprender aragonés para, por ejemplo, "comunicarse y conocer tu entorno".

Pese a las dificultades por el poco tiempo del que disponían, "solo tenemos una hora semana de clase y había un mes de tiempo", explicó Daniel Giménez, profesor de aragonés en los centros de Bolea, Ayerbe y Lupiñén, la implicación fue inmediata.

Giménez pidió que el aragonés se incluya como optativa pero dentro del horario lectivo. En su caso, se relega al lugar de una extraescolar, lo que provoca que "algunos no pueden venir porque son transportados o tienen otras actividades".