Cultura

EXPOSICIÓN

Vicente Martínez: "Pintar en la sala que expones crea unas tertulias muy interesantes"

Pinta un cuadro dedicado a El Pueyo en Ibercaja, rodeado de su obra

HUESCA.- Vicente Martínez (Burgos, 1958) lleva pintando "desde cuando tenía 15 años" y es "básicamente autodidacta". De la pintura, dice, "siempre me ha interesado la luz", y manifiesta un especial interés "por la poesía".

Desde hace unas semanas, muchos oscenses le han podido ver en la sala del palacio Villahermosa donde expone su obras hasta el 11 de enero, pintando un cuadro (de un metro por metro y medio) de El Pueyo, de Barbastro, que va a donar en los próximos días a los monjes que regentan este monasterio, de la congregación Verbo Encarnado.

"Mi familia tiene mucha devoción a este monasterio y estoy realizando un cuadro que de alguna forma reúna todos los elementos que configuran El Pueyo, tanto la Virgen del Pueyo como el monasterio, y contar en él el milagro de San Balandrán, al que se le aparece la virgen, que le dice que quiere que en ese montículo se haga una pequeña iglesia". Los monjes, por su parte, le han pedido "que incluya el emblema de su Instituto, un monje, un Sagrado Corazón...".

Es la primera vez que pinta en la misma sala en la que expone -la muestra se titula A esa luz asombrosa-, "y la verdad es que es muy bonito, sobre todo, he comprobado que pintar en la sala que expones da origen a unas tertulias muy interesantes".

"Empecé pintando bodegón" -explica- y en estos cuadros da un especial protagonismo al membrillo, "del que me ha interesado muchísimo el color y la textura, las formas de los membrillos. Me parecen bellísimos los culos de los membrillos".

Haciendo la mili conoció a Dali en Figueras y en Huesca expone su versión de la obra titulada La niña asomada a la ventana; otro año estuvo trabajando en Bilbao "y allí conocí a un profesor que me dio clases y que era de la escuela de Sorolla y siguiendo la estela de la pintura de este artista he hecho varios cuadros jugando mucho con los colores complementarios".

Ha pintado así mismo "muchos cuadros de uvas. Ponía las uvas y luego las iluminaba con mucha fuerza porque en su proceso de maduración de uva a pasa, se va transformando y va definiendo todos los colores del otoño".

Siguió evolucionando su pintura a lo largo de los años y ha pintado también "interiores rurales, paisajes, y últimamente me interesa la luz que explota, la luz intensa; primero me interesaba la luz que envuelve y ahora es esa luz directa que emociona. La luz en la pintura y en la vida me ha interesado siempre".

Sufrió una especial atracción por "la luz de las Meninas, de Velázquez" y pasados los años, "no he tenido más remedio que ir al paisaje grande porque ya soy mayor y he perdido mucha vista y a mí siempre me ha gustado la pintura muy realista, casi hiperrealista. Ahora pinto sobre todo contraluces. Normalmente el pintor pinta con el sol detrás o a un costado, y yo lo último que pinto lo hago con el sol de frente, pinto contraluces, lo que tiene una dificultad añadida porque son cuadros de estudio, que se pintan con mucha lentitud, y consigues que esos paisajes que tú no puedes ver directamente porque te deslumbran, los puedas de alguna forma disfrutar sin que te hagan daño. Así, se puede contemplar la naturaleza más espléndida de una forma relajada y muy hermosa".