Cultura

CRÍTICA DE ARTE

El color y el trazo liberados de ataduras

La sala de exposiciones del Palacio de Villahermosa acoge la colección de pinturas del artista Jhers

El color y el trazo liberados de ataduras
El color y el trazo liberados de ataduras
R.G.

La sala de exposiciones del Palacio de Villahermosa acoge la colección de pinturas del artista Jhers, que como dice el propio autor es "el color y el trazo, liberados de ataduras, confluyendo en composiciones que son el poso del mundo interior que acumulamos por dentro y necesitamos que fluyan al exterior".

Son, sin duda, una forma de pintar, de esculpir, de verter sobre el lienzo una necesidad, un impulso, sobre un soporte de emociones fugaces o recalcitrantes, persistentes, que la acción agitada deposita en el espacio plástico que tiene que llegar a ser tras la aventura de un discurso necesario.

Zonas cromáticas gestuales que se ven invadidas por esa especie de blancas nervosidades insistentes que parecen a primera vista una contradicción pero que se hacen necesarias en el devenir que las provoca y concreta. Expresión de sentimientos en el azar y la espontaneidad que son el propio autor en la personalización de su obra.

Y es que quien tiene la necesidad de expresar sus inquietudes en colores y líneas, en formas y gestos, no queda saciado mientras haya en su interior ese germen que le exige, le provoca constantemente, le invita a vérselas con los soportes, con los gozos y deseos, con la plasmación inmediata que le surge de la sensibilidad expresiva.

Consecuencias extraordinariamente dinámicas en unas pinturas que aúnan la fuerza con la flexibilidad que le da tanta importancia al color como a sus gestos, a las formas que podemos aceptar como intuitivas consecuentes con la inspiración.

Los ritmos se entrecruzan siguiendo los movimientos de las líneas y las suscitaciones del color, consiguiendo unas soluciones plenas de viveza y de cromatismo que tanto se nos podía antojar que se sitúan ante vivencias tumultuosas o como que flotan en atmósferas elaboradas dentro de sus plásticas consecuencias.

El artista no pretende contarnos cosas, sino sentimientos sensaciones, deseos o sueños, emociones. Por eso su vocabulario es el del color, el color de los mensajes. Colores que no son impuestos desde el exterior sino nacidos de una necesidad y creados en su medio.

Mundo muy sugerente, tanto por lo meramente plástico en si como por la capacidad que tiene de despertar en el espectador zonas de su sensibilidad en buena medida adormecidas por la ausencia de motivos para la estimuladora sorpresa.

A través de estas pinturas podemos adivinar que son susceptibles las búsquedas, la expresión de intuiciones plásticas y, en definitiva, la aventura de pintar.

Jhers Pintura

Centro Ibercaja

Palacio de Villahermosa