Cultura

EXPOSICIÓN

Iñaki Bergera: "Cuando se actúa sin respeto al territorio, la naturaleza se revela"

El arquitecto, fotógrafo y profesor muestra virtualmente una exposición sobre el abandono del Balneario de Panticosa

Iñaki Bergera: "Cuando se actúa sin respeto al territorio, la naturaleza se revela"
Iñaki Bergera: "Cuando se actúa sin respeto al territorio, la naturaleza se revela"
C.

HUESCA.- La ambiciosa restauración del Balneario de Panticosa y su transformación en un moderno centro turístico, se desvaneció en 2008, provocando el brusco final de la construcción del Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Álvaro Siza, parking incluido, un aparthotel, y el cierre temporal del Gran Hotel diseñado por Rafael Moneo.

En diciembre de 2011, Iñaki Bergera, arquitecto, fotógrafo y profesor titular en la Universidad de Zaragoza, comenzó a fotografiar el abandono de esas instalaciones. Desde entonces su mirada ha atendido a los muros que conforman los edificios y traducen las ideas de quienes los proyectaron, y al fracaso de una arquitectura incapacitada para crear emociones sin nadie que la habite.

Ese grito visual de una arquitectura abandonada a su suerte es el que protagoniza la exposición Panticosa. Arquitectura y territorio en conflicto, organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro (COAVN), y que se puede visitar de forma virtual, tras tenerse que cerrar la sala de Pamplona que la albergaba por el estado de alarma, en http://www.coavna.com/el-grito-visual-de-una-arquitectura-abandonada-a-su-suerte-captada-por-inaki-bergera/ Bergera centra el discurso visual de las catorce piezas de gran formato en "la idea del límite entre la arquitectura y la naturaleza, ese umbral en el que la arquitectura dialoga con el territorio y la naturaleza quiere ser domesticada".

Como ha reconocido el propio artista a este periódico, la exposición se enfrenta desde una mirada estética y crítica, al mismo tiempo, a algo dramático. "Lo que ocurrió en el balneario en los años del boom inmobiliario ha terminado siendo un despropósito. Cuando se actúa especulativamente a golpe de talonario y sin respeto al territorio, la naturaleza se revela. En el fondo, que las obras se paralizasen y que algunas de esas arquitecturas ahora ruinosas, como el parking o el edificio de Siza, hayan sido devoradas por la roca y colonizadas por la vegetación o su propia podredumbre, es una expresión alegórica del fracaso del hombre en su pugna insensible con el territorio".

Para este arquitecto, su trabajo fotográfico personal, con una trayectoria de más de 15 años, siempre ha girado temáticamente en torno a las relaciones entre lo construido y el territorio, los límites borrosos y conflictivos entre el campo y lo urbano, y especialmente los espacios abandonados.

Y en ese deambular con la cámara fotográfica al cuello, Bergera se topó hace unos años en una de sus frecuentes incursiones por el Pirineo aragonés con un escenario único, abandonado a su suerte, donde la naturaleza clama por su espacio, invadiéndolo todo, y donde la arquitectura se desmorona tras una lucha encarnizada, pero perdida de antemano, de la que dan constancia las imágenes de la exposición.

"Todo eso encuentra en Panticosa, un punto álgido de fascinación para mí, puesto que todo se acentúa. La naturaleza de las montañas graníticas es sublime y monumental, como lo es o quería ser la arquitectura de autor que se levantó en el enclave. Ese contraste brutal entre un territorio potente y una arquitectura ambiciosa, pero malavenida, bañado todo ello del romanticismo melancólico de la ruina, me atrapó y me seguirá atrapando".

Iñaki Bergera conocía desde hace décadas el Balneario de Panticosa, al que siempre había acudido para ascender a los picos e ibones que lo rodean. "Siendo arquitecto, seguí de cerca, con tanto interés como preocupación, todo lo que se estaba haciendo allí en los años anteriores a la crisis". Por eso terminó siendo natural, casi por compromiso personal, "que acabara trabajando en este proyecto. Cada incursión fotográfica era supermotivadora. Me sentía cómodo deambulando en las ruinas y, al mismo tiempo, con la excitación -a pesar de contar con los permisos oportunos- de un cazador furtivo".

Panticosa. Arquitectura y territorio en conflicto refleja, como reconoce su autor, "un despropósito, la opulencia hecha añicos, el abandono y la huida hacia ninguna parte...", y pese a todo, las fotografías que conforman esta muestra sorprenden, y hasta cautivan. "Esa es su magia. Yo siempre trabajo en series, me gustan las lecturas cruzadas y los discursos dialécticos. Sin mostrar apenas el balneario como tal, las imágenes cuentan y hablan -eso me gustaría que ocurriera- de todo aquello que yo observo y de alguna manera denuncio". "Ojalá -continúa- no caigan en saco roto y nos obliguen a pensar en el futuro que queremos para ese complejo inacabado y en parte abandonado del Pirineo aragonés".