Cultura

CRÍTICA MUSICAL

Orgullo aragonés

El Auditorio Carlos Saura del Palacio de Congresos acogió la pesentación de Flamas, el nuevo disco de los oscenses Olga y los Ministriles

Orgullo aragonés
Orgullo aragonés
R.G.

Sí se puede! Pese al razonable temor que alguna gente puede sentir todavía a la hora de acudir a un sitio cerrado para escuchar un concierto, lo cierto es que en la nueva normalidad eso ya es perfectamente posible y, además, reuniendo todas las normas de seguridad requeridas. La vida continúa y, afortunadamente, ya podemos volver a disfrutar de la música en vivo, para disfrute de los melómanos y para alivio de los músicos, que durante más de tres meses han estado alejados de los escenarios, sin haber podido rentabilizar su creatividad.

El domingo el Auditorio Carlos Saura del Palacio de Congresos acogió el primer concierto en la capital oscense tras finalizar el estado de alarma. Un concierto que servía para cumplir nada menos que tres objetivos: celebrar el Día Europeo de la Música (21 de junio), inaugurar la nueva programación cultural del Ayuntamiento, Huesca Red de Cultura, y presentar en directo Flamas, el nuevo disco de los oscenses Olga y los Ministriles. Un disco impulsado por la Oficina municipal de Lengua Aragonesa y patrocinado por el Ayuntamiento de Huesca, la Comarca de La Hoya, la DPH y el Gobierno de Aragón a través de su Dirección General de Política Lingüística. Y es que el pueblo de Aragón es uno de los pocos que puede presumir de contar con tres lenguas oficiales. Y eso no es otra cosa que riqueza.

Flamas (llamas) es el título de este nuevo trabajo de Olga y los Ministriles, que lleva el elocuente subtítulo de "las millors canzions en aragonés". Un recorrido por distintas canciones que, a lo largo de la historia, han utilizado el aragonés para expresar emociones y sentimientos. El disco fue interpretado íntegramente en este concierto, contando además con algunos de los músicos invitados que colaboraron en su grabación.

La velada se abrió con el vídeo de la canción que daba título a su antepenúltimo disco, Quiero creer, un canto optimista que parecía querer ahuyentar los miedos y pesares sufridos durante la pandemia. Un texto en aragonés preparado por Chusé Raúl Usón, responsable de la Oficina de la Lengua Aragonesa y principal artífice de este disco, sirvió de preámbulo a un inusual concierto en el que todos los espectadores iban provistos de sus respectivas mascarillas, lo que sin duda debió resultar bastante extraño a los músicos que estaban sobre el escenario.

El recorrido se inició con la delicada melodía de la Albata de Bielsa, a la que siguió la atmósfera austera y profunda de Augua que amorta la set de María José Hernández. Siguieron con Mai, tema que daba título a su segundo disco, con letra de Ánchel Conte y música de Gabriel Sopeña y con ese leve acento country a la manera aragonesa.

Por su parte, Alquezra es uno de los temas que contenía el disco Pedro Saputo de la Orquestina del Fabirol, para el que contaron con la ayuda en directo de Roberto Serrano, que aportó con su voz las hondas raíces folclóricas del tema.

Y llegó uno de los momentos más emotivos, con la interpretación de Pleveba, tema de Mario Garcés al que Olga y los Ministriles han dotado de unos sutiles aires de tango a lo Astor Piazzolla, y que dedicaron a la memoria de Javier Brun, a quien se recordó con diversas imágenes en la pantalla. Después, con la formación básica del grupo, Olga entonó un magnífico S´ha feito de nuey, quizá la canción en aragonés más popular de todos los tiempos.

Llegó después una sección dedicada a Hato de Foces, el grupo que precedió en el tiempo a Olga y los Ministriles. Y precisamente, varios de los componentes (Marisé Aguilar, Nacho Moya, Jorge Marsó, Alfredo Callén) estuvieron sobre el escenario aportando sus voces e instrumentos a lo largo del concierto.

Con unas evocadoras imágenes de las fiestas de Graus tomadas por Ángel Orós, acometieron el solemne Amadruga, en el que se unieron Sergi Llena (de los Gaiteros de Graus), Ángel Vergara (de La Chaminera) y Os Barfulaires de Ayerbe. Lo enlazaron con esa apasionante balada que es Qué escura e fosca ye a viespra! de Pilar Garzón (a quien algunos recordarán de sus apariciones en aquellos célebres festivales de música popular aragonesa), y con el divertido y dinámico Muller, para el que contaron con el apoyo vocal de Jota, cantante de Ixo Rai! que al final aportó la nota feminista con un sonoro "no ye no".

Finalizado este tramo de recuerdo de Hato de Foces, el villancico Tronca deNadal de Os Chotos se vio envuelto en unos bonitos arreglos entre lo mudéjar y lo sefardí. No podían faltar unas Jotas de ronda, para las que contaron con la inestimable colaboración de dos joteros de postín, Roberto Ciria y Óscar Badías, y el baile de Virginia Costea y Jairo Périz.

Otro de los momentos más emocionantes llegó con Aqueras montanhas (aquellas montañas), esa subyugante melodía occitana que se ha convertido en el himno extraoficial de los Pirineos y que vino envuelta en una adaptación al aragonés de Chusé Raúl Usón.

Y la despedida, como no podía ser de otra forma, se produjo con aires de pasodoble verbenero de la mano de ese vibrante O viento rondador de La Ronda de Boltaña, en el que se unieron Sergi Llena a la trompeta y Justo Bagüeste con el saxo, así como todos los cantantes invitados.

Pero todavía quedaba el bis. Una vez terminada la presentación del disco, se pudo disfrutar de una generosa propina que dio comienzo con Lo ruquet, una preciosa balada de Antón Abad (gran cantautor de Zaidín), el único tema en catalán de la velada, siguió más tarde con Camino de Barrichós (tema incluido en su anterior disco, Homenajje) y se rubricó en clave festiva con el tema con el que Olga y los Ministriles suelen terminar sus conciertos, un potente Riau catarriau, únicamente acompañado con percusiones y con todos los invitados sobre el escenario.

Fue una despedida por todo lo alto, el perfecto broche para un concierto que sonó impecablemente (gracias a la labor nunca reconocida como se merece de la gente de Rampa) y en el que todos los músicos, tanto los Ministriles comandados por Salvador Cored como los invitados, estuvieron a un nivel altísimo. No está nada mal para tratarse de la primera actuación de la nueva normalidad. Una actuación que volvió a demostrar la rasmia y el orgullo aragonés.